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miércoles, 22 de agosto de 2018

Hazemaze : el maldito himno de la bestia


Cuando uno cree que la impresionante fuente de bandas de occult rock, vintage y proto-doom que existe en Suecia se ha secado, de la nada surgen otra invasión de grupos que regresan al género para alimentarlo con más obscuridad e intensidad. Con el apoyo de la disquera alemana Kozmik Artifactz, hoy tenemos la oportunidad de escuchar el mórbido debut de Hazemaze, una propuesta heredera de aquel hard rock denso de principios de los años 70 que ha asimilado lo que han hecho otras agrupaciones en Europa durante el resurgimiento de estos sonidos durante la última década.

Hazemaze es un powertrio nacido en Estocolmo a principios de 2016 que hace coincidir el primer doom con algunos elementos del stoner ácido a través del poder del fuzz, obteniendo como resultado su primer disco publicado de manera digital en febrero de 2018. Desde las desgarradoras melodías llenas de zozobra hasta los ritmos aletargados que se arrastran por el suelo como un animal rastrero, la banda encuentra el suficiente espacio para demostrar su pasión por la música áspera nacida de las manos de Tony Iommi y compañía con la intención de interpretarla desde su visión para ofrecer un aire fresco a estos sonidos que han postrado sobre el mundo en los últimos años.


Sin embargo, lo primero que supimos de Hazemaze en este lado del Atlántico fue gracias a Live at Copperfields, un álbum grabado de manera directa en una presentación de la banda realizada en junio de 2017 en su natal Estocolmo. En dicho material podemos encontrar todos los elementos que conforman el sonido de los suecos a través de una explosión sin mediaciones: guitarras ásperas  en manos de Ludvig Andersson inspiradas en los densos riffs del proto-doom al estilo de Black Sabbath y Pentagram, lineas de bajo creadas por Estefan Carrillo que saben llenar cada resquicio del panorama auditivo que ofrece el grupo y una batería concreta a cargo de Nils Ein que sabe cambiar los tiempos según las exigencias de cada melodía propuesta.

Aquella primera prueba de Hazemaze nos mostró a una banda cruda enamorada del poder del fuzz y el hard rock aletargado inspirado en las improvisaciones del blues eléctrico, pero al escuchar los ocho tracks contenidos en su debut, encontramos a una banda con muchas más posibilidades sonoras. Las obvias referencias hacia las primeras semillas del doom las podemos escuchar en la demoledora "Wall of confusion" hasta las lisérgicas "Black mamba" y "Lord Cubensis" donde encontramos algunos elementos de la psicodelia ácida recuperada por el stoner desértico al estilo de Sleep y Kyuss o más recientemente explorado por Black Rainbows.


Siguiendo los lineamientos establecidos por Electric Wizard, Hazemaze nos ofrece en "Lies" una impresionante melodía que de manera sencilla que lleva desde los abismos hasta el cosmos como lo hacía el químico estilo de Hawkwind en sus primeras épocas. Sin embargo, si nosotros quisiéramos escoger un track que sirviera de ejemplo perfecto para identificar al primer disco de los suecos, "Mind abyss" sería la elegida gracias a que sabe contener la zozobra dentro de una armonía lenta y obscura para que a la menor provocación desgarre las bocinas con una furia descontrolada de guitarras estridentes y ritmos dignos de un aquelarre que saben acompañar a una lírica que habla sobre el cosmos y la vida gracias al consumo de hongos y sustancias alucinógenas.

A pesar del ambivalente sonido que define el estilo de Hazemaze, la banda escogió a "Beast and prey" como su primer single, un track rabioso que recuerda las figuras cortantes llenas de maldad hechas por grupos como Beastmaker o Uncle Acid and the deadbeats. El trabajo realizado por Timmy Ternestal en el estudio de grabación nos permite escuchar de manera clara cada instrumento sin perder ese fundamental ambiente vintage, quizá hasta lo-fi. Su asesino riff es un éxito seguro para el amante del proto-doom y el hard rock obscuro, pero cuando el tema llega a su estribillo logra explotar en un orgasmo multicolor del cual es imposible regresar a la realidad. Escalas pentatónicas que suben y bajan como espirales demoníacas, percusiones tribales que danzan ante un sacrificio ritual y cósmicas ensoñaciones que no permiten el descanso para crear un himno maldito dedicado a la bestia.


Entre pentagramas, demonios y machos cabríos que sirven de tétrico telón de fondo, la música  se escapa por las bocinas a todo volumen. "Beast and prey" resuena mientras observamos el trabajo icónico de Gryphus Visual, aquel mezclador de imágenes que ha realizado fanvid de Haunted, Satori Junk o Mephistofeles a partir de una selección de viejas películas de serie B para mostrarlas entre filtros de colores, juegos de simetría herederos de la psicodelia ácida y caleidoscopios oníricos. El sacrificio de una bella joven sirve de tributo perfecto para el hijo de la maldad, sangre inocente de una presa y una bestia sedienta de poder y obscuridad.


La mística vibra del trío de Estocolmo se respira en cada acorde contenido en su disco debut, un álbum que de manera inevitable recuerda al primer Black Sabbath, pero que dentro de sus surcos se pueden encontrar algunos elementos ácidos y desérticos. Relacionados sonoramente con lo hecho por otras bandas europeas como Dunbarrow, Mountain Witch o Burning Saviours, Hazemaze logra desmarcarse a partir de su áspera interpretación y sus riffs infecciosos que tienen la capacidad suficiente de escapar por caminos insospechados. Atención amantes del proto-doom, estos suecos tiene todo para convertirse en su nueva banda favorita.




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