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viernes, 25 de agosto de 2017

Ball o cómo se rinde tributo a Satanás en Suecia

Suecia se ha distinguido como una fuente inagotable de bandas que llevan hasta sus últimas consecuencias los distintos géneros musicales y, a pesar de que muchos grupos conservadores se oponen, a crear obras que critican directamente a la iglesia católica o abiertamente cantan en honor al señor de las tinieblas. Sin embargo, existe un caso que va mucho más allá de cualquier otro grupo ya que su proyecto musical se ha convertido en la forma ideal de una sociedad ocultista ultrasecreta del norte de Europa para mostrarse ante el mundo. Con este obscuro antecedente y con la intención de desentrañar sus misterios, hoy presentamos la leyenda de Ball...

La banda fue formada a principios de 2015 por el misterioso Syrék Ball con la intención de difundir su conocimientos sobre las distintas órdenes de magia negra y ritos satánicos a través de la música, por lo que integró a  F.S. Ball en el bajo y a M.F. Ball en la batería para crear un power trío que se distinguiera por sus guitarras ahogadas en fuzz y voces depravadas que por medio de ácidos jams construyeran negras alabanzas a las fuerzas del mal. El resultado final fue un grupo clavado en el occult rock de principios de los años setentas y el garage psicodélico más lisérgico que pudiéramos imaginar, denso cocktail vintage que satura las bocinas en honor al ángel expulsado del paraíso.


Lo primero que supimos de estos enigmáticos suecos fue a través de su primer single titulado Fyre ball publicado en junio de 2015 con una polémica portada de mujeres desnudas y un tema que se identifica por su sabor improvisado, los efectos sonoros y la atmósfera retro-cósmica que busca crear hasta la obsesión. Teclados cercanos al sonido polifónico del mellotron y figuras de guitarra insistentes buscan sumergirnos en una nube multicolor hasta perdernos en los abismos de lo desconocido y lo onírico como si se tratara de un fuerte viaje ácido imposible de controlar.

Una vez que llegó a nuestros oídos esta primera probada de Ball, era necesario rascar un poco para saber de dónde habían salido estos suecos, sin embargo su identidad estaba oculta debido a que varios de sus integrantes se encuentran cumpliendo sentencias de libertad condicional, lo que también provocaba que la banda no se presente en directo todavía. Quizá la única pista sobre el grupo es que sus miembros guardan una estrecha relación con Skogen Brinner, banda vintage de hard rock originaria de Linköping.


Fue hasta mayo de 2017 que la banda publicó su primer disco completo, mismo que se titula de manera homónima y que fue grabado durante el año anterior, además de ser publicado por la recien formada disquera Horny Records. Conformado por seis temas basados en la improvisación y la adoración al demonio, Ball nos muestra lo que es capaz este trío sueco a través de la fuerza del fuzz y líricas trasgresoras que nos hacen dudar si se trata todo de una mala broma o si realmente todo forma parte de una secta satánica que busca más adeptos para cumplir con sus obscuras intenciones.

El álbum arranca con "Balling" y "Speeding", dos largos temas que muestran la vena más viajada de Ball por medio de inmensos jams que nos llevan a sondear parajes multicolor con sonidos lo-fi. Sin embargo, el track que identifica plenamente este estilo lisérgico es "Galaxy 666" pues sus tétricas voces se mezclan con profundos viajes ácidos que fácilmente hacen explotar las neuronas. Asimismo, el material contiene los dos temas presentados en el EP del 2015: Fyre" y "Fyre balls", canciones de riff directo que hacen encontrar en un mismo espacio a dos bandas inglesas que han delimitado la música de la última década: Admiral Sir Cloudesley Shovell con su agresividad sonora y Uncle Acid & the deadbeats con su obscuro morbo que roza con lo "gore".


Como primer sencillo del Ball, la banda eligió a "Satanas", un tema de guitarras estereofónicas que rasgan las bocinas mientras un tétrico teclado emerge desde las profundidades para recordarnos aquellas viejas películas de terror de la década de los 50 y 60. Por si fuera poco las referencias musicales que hemos citado hace unos momentos, este single nos recuerda la intensidad sonora y misticismo que alcanzó Wolf People con su último disco. Utilizando la música como telón de fondo, una violenta voz comienza a cantar alabanzas al demonio, a la noche y a las hogueras rituales que sirven para darle tributo. Poco a poco el hipnótico ritmo nos va envolviendo hasta dejarnos absortos en un ácido aquelarre, enferma danza que hace tomarse de las manos a los diablos y a las brujas mientras una escandalosa orgía termina en un sacrificio al macho cabrío.

Con la intención de tener una buena promoción del material, Ball lanzó una versión editada de "Satanas" a diferencia de sus casi nueve minutos que se presentaron en el disco, además de publicar un video a través del canal de YouTube de Subliminal Sounds Records. Dicho trabajo visual nos muestra diversos extractos de viejas películas que contienen diversas referencias al adversario de Dios, desde antiguos filmes de serie B o imágenes tomadas de comics, mientras podemos observar un collage visual de instrumentos, pentagramas y vieja pornografía.

Desde hace un tiempo, diversas bandas han utilizado la mezcla del hard psych con el doom y el occult rock para crear salvajes himnos obscuros que mezclan deseo y maldad, pero muchas de ellas se quedan en los límites del espectáculo y la puesta en escena; sin embargo, Ball cruza la frontera para ofrecer un estilo propio que, según lo que cuentan las historias alrededor de la banda, es una muestra real de sus intereses y objetivos ideológicos. En el plano de lo musical, el grupo se inserta dentro de la pléyade de bandas que retan la estridencia y la lujuria como Salem's Pot o Satan's Satyrs, pero su pesado velo de misterio logra avanzar un paso más adelante que cualquier otra opción. Por lo pronto, sólo nos queda caer por sus seis alucinantes abismos hasta que tengamos más noticias de estos adoradores de Satán....




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