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sábado, 30 de diciembre de 2017

Manthrass : sin tropiezo hasta las estrellas


El hombre ha utilizado al tiempo como una forma para medir la duración entre diversos acontecimientos, haciendo de esta manera que en la vida existan momentos decisivos o significativos. Según escribe el filósofo Byung-Chul Han en El aroma del tiempo, la técnica moderna ha provocado que el tiempo de vida ya no se estructure en cortes, finales, umbrales ni transiciones. Sin embargo existen algunos que tienen claro la necesidad de cerrar ciclos para mantener una línea narrativa en sus historias propias.

Hacia el final de este 2017, la banda argentina Manthrass ha decidido colocar un broche final a todo aquel periodo que significó Blues del destino, un hermoso material de hard blues en español publicado en septiembre de 2015 (reseña-review). Ha llegado el momento de dar vuelta a la página y escribir un nuevo episodio. Teniendo como único límite al manto cósmico, la banda de Buenos Aires sigue el sendero establecido por una constante carrera de rock valvular para crear su siguiente capítulo musical más allá de cualquier presión temporal o tendencia sonora ajena a su estilo personal.


Gracias a su insistencia y tenacidad, Manthrass ha colocado su nombre entre los mejores exponentes de la última década del hard blues eléctrico argentino heredero de Pescado Rabioso o Pappo's Blues. Sin embargo, el trío formado por Mariano Castiglioni (guitarra y voz), Ángel Rizzo (bajo y coros) y Federico Martínez (batería y coros) no se ha quedado al resguardo del cálido cobijo del pasado glorioso para en un salto al vacío del crecimiento y la libertad compositiva, crear un material propio que no olvida a sus maestros pero que se permite explorar nuevos terrenos.

La promesa está hecha para marzo de 2018... Manthrass publicará su siguiente álbum bajo el nombre de Mapa estelar, material que ha sido trabajado con esmero y paciencia durante 2017 bajo la supervisión técnica de Damián Colaprette entre las consolas de audio y las paredes del Zar Estudio. Pero la apuesta es ambiciosa: subir un peldaño más para alimentar con hard rock de tintes progresivos al blues electrificado de sus orígenes, permitiéndose así ampliar su gama de posibilidades sonoras que agradecerán sus capacidades interpretativas.

Foto: Santi Sombra
Por lo pronto, el primer pedazo del Mapa estelar ya se encuentra girando en la órbita terrestre. El 12 de diciembre de 2017 ha sido lanzado a la estratósfera el single "Paso firme" a través del sello Buscando Records. Este adelanto tiene por objetivo mostrarnos el avance de la banda hacia nuevas sendas por medio de un tema simplemente infeccioso gracias a su estribillo adictivo y una melodía contundente que claramente semeja a una marcha segura a pesar de la incertidumbre que rodea lo desconocido, lo novedoso y lo peligroso.

La noche perlada de estrellas es fría y misteriosa. No hay guía, no hay sol y aun no hay un propósito definido. Sin embargo ello no frena el avance, el ciclo continúa en pos de alcanzar su meta final. El ruido alrededor puede aturdir, la visión se nubla y los sentidos comienzan a fallar. Quizá el deleite se encuentra en el camino recorrido y no en llegar al destino, el goce por el viaje realizado más que en el fin alcanzado. Mas todo se reduce a la persistencia, aquella insistencia por mantener el paso firme para escapar de los horrores, las distracciones y los errores que hacen perder el avance y petrifican al ser en un estadio permanente e irremediable.


"Paso firme", tema completo desde la página de Bandcamp del grupo:
 https://manthrass.bandcamp.com/

Manthrass ya nos había hablado de alcanzar su destino y aquel remanso marítimo en su disco pasado, pero ahora la banda argentina le otorga el valor necesario al río, al transcurso que es necesario recorrer, al camino aferrado que se debe mantener contra viento y marea. Más allá del melancólico blues que anhela lograr lo deseado, el sonido se hace fuerte e insistente para demostrar que para llegar primero es necesario iniciar el paso y contener el avance frente a las vicisitudes que las circunstancias construyen. Al final del recorrido, la única frontera que se debió cruzar es la que uno mismo impone.

Los instrumentos se unen en un desfile directo y sin desviaciones. La guitarra llora por momentos, pero la batería mantiene la marcha con insistencia mientras el bajo nos ofrece un soporte necesario que recuerda que nuestros pies están aún sobre la tierra. Sin embargo, el sentimiento y los pensamientos se elevan hasta el cielo nocturno. Sin freno, nuestro paso es firme con una intensión clara: escapar de todo aquello que no deseamos.


El compromiso está firmado, nuestros tímpanos esperan con ansiedad la fecha marcada y ahora sólo es necesario dejar que cada grano de arena caiga sobre el cristal del reloj de la promesa. Mientras termina el conteo para el despegue final del Mapa estelar, una y otra vez se escapa por los parlantes el "Paso firme", tema que desde ya se ha convertido en un himno poderoso que nos incita a levantar la mirada, a enfrentar al universo y a iniciar nuevamente el trote que suspendimos...

jueves, 28 de diciembre de 2017

Electric Wizard : hasta el umbral del infierno


El abismal sonido de Electric Wizard ha regresado desde su cripta maldita para desgarrarnos el alma y terminar de convencernos que ellos son una de las bandas más importantes de este siglo en cuanto doom y stoner áspero se refiere. Con ese ácido sabor que siempre han mantenido, el grupo busca recuperar el tiempo perdido entre batallas legales y un descanso obligatorio para clavarnos de nuevo el cuchillo hasta desangrarnos mientras que los seis temas que conforman su última placa desgarran las bocinas de manera lenta y estridente.

Con un título de obvias referencias hacia los padres del género Black Sabbath, Wizard bloody wizard significó en noviembre de 2017 el regreso de la banda originaria de Dorset, Inglaterra tras una espera de tres años después del denso Time to die (reseña-review). Sin embargo, el último vinilo de Electric Wizard marca una gran diferencia con lo hecho en el anterior, pues de aquel sonido de ultratumba con su imposible ingesta para los oídos sensibles; para esta ocasión tenemos melodías directas que penetran sin contemplación hasta las neuronas para enfermarlas con su purulento veneno.


Aunque esta última afirmación podría representar un grave error para los seguidores de Electric Wizard, se transforma en una ventaja al momento de sumar nuevos adeptos sin traicionar a su estilo fundado en 1993 cuando la banda era un trío. A pesar de la larga duración de los temas, Wizard bloody wizard logra inyectar su corrosivo líquido con la intención de mezclar al espectral y aletargado sonido del Time to die de 2014 con los primeros momentos de la banda cuando su stoner/doom surgía directamente del proto-doom de las bandas setenteras y de lo más ácido del hard rock psicodelico de finales de los sesentas.

Y así como lo habíamos escrito en su momento, la banda que salió a los escenarios para presentar en directo el Time to die serviría de base perfecta para crear su noveno álbum completo de estudio, Jus Oborn logró darle estabilidad a su Electric Wizard. Ahora con la muralla escarpada construidas por las guitarras de él y su pareja Liz Buckingham, las bases sonoras están creadas por el bajo de Clayton Burgess y la batería de Simon Poole. De esta manera, el grupo ha adquirido unidad que logra trasmitirse en la grabación por medio de un bloque inquebrantable e infranqueable que se levanta frente a nosotros al instante de bajar la aguja sobre el disco. 


Wizard bloody wizard tiene muchos elementos para convertirse en todo un clásico de su género. En primer instancia tenemos su hipnótico sonido tosco e incisivo grabado de manera analógica en una máquina Tascam de 16 pistas que te lleva poco a poco hasta el umbral mismo del infierno mientras le cantan a la muerte. Los tétricos teclados de "The reaper" bien nos podrían situar frente algún ritual pagano con sacrificio humano incluido, pero esto sólo puede servir de atmósfera introductoria para todos los horrores encerrados en Wizard bloody wizard. Los guitarrazos diferenciados entre la pareja Jus y Liz nos quedan claramente develados en "Hear the sirens scream", tema que también sirve para reclamar su cetro y demostrar de dónde nace aquel sonido con el que Uncle Acid and the deadbeats ha enamorado a todos.

Los lúgubres pasillos de "Mourning of the magicians" nos regresan al pasado anterior de aletargado paso y densa melodía repetitiva, pero Wizard bloody wizard contiene temas más adictivos sin dejar su vicio por la muerte y sus mórbidas pasiones como en "Necromanía" y su riff sabbathico que asemeja el pisar una sustancia tóxica y pegajosa imposible de arrancar. Por si fuera poco, la banda nos ofrece en "Wicked caresses" una sonora misa negra que mezcla sacrificio, sexo y muerte a través de un escándalo lento que nos sumerge con cada acorde en un frío y obscuro abismo sin final posible.

Sin embargo, Electric Wizard decidió presentar Wizard bloody wizard al mundo con su tema inaugural: "See you in hell". Un tenebroso eco se escapa por las bocinas para abrir paso a un gordo riff descendente de acordes fuertes, distorsionados y aletargados. Aprovechando alguna grieta perdida entre el muro de sonido, Jus Oborn nos habla de su deseo por abandonar este moribundo mundo para entregarse a las tinieblas con la esperanza de entregarse al demonio y ser devorado los fuegos eternos de los infiernos. Poco a poco sube la intensidad de la melodía con la intención de mostrarnos la pasión del grupo por lo demoníaco y lo obscuro, dejando al mismo tiempo una estela de ruido insistente que busca la muerte lo más pronto posible. 

"Tengo frío por dentro y mis sentimientos no pueden sobrevivir, pero tus gritos tortuosos no significan nada para mí. Este mundo moribundo me deja sin aliento, muere en mis manos. Toda esperanza está perdida, no habrá un nuevo amanecer y todos tus sueños morirán. Necesito algo para arreglar este dolor. Nena, por favor clava esa aguja para que al fin esté muerto al igual que tú..."

"Sin embargo, aún me persigue. Sé que nunca seré libre. Lucifer es mi único amigo, así que arderé en el infierno hasta el final. Estoy tan muerto por dentro que deseo poder morir. Tus gritos tortuosos todavía me persiguen en mis sueños. Este mundo está loco y me enferma. Tal vez lo torturaré a patadas, pero miento aquí posesionado por la maldad porque por siempre serviré al demonio..."


Con un video promocional dirigido por Mark Steven al más puro estilo de las presentaciones en televisión de las bandas de hard rock a principios de los años setentas, Electric Wizard presentó como primer single a "See you in hell". Ya con el terreno abonado con lo logrado por la banda en el estudio, ahora es el momento de presentar sobre los escenarios al Wizard bloody wizard, por lo que 2018 será un año con varios conciertos por Estados Unidos y Europa. Mientras algún temerario promotor se anima a traer a México a estos demonios ingleses, disfrutemos esta pequeña y escandalosa joya que ha regresado a Jus Oborn a sus propios orígenes...


martes, 26 de diciembre de 2017

Eternal Elysium : el retorno del pesado sonido japonés


En su libro de 2011 Retromanía: la adicción del pop a su propio pasado, Simon Reynolds hace referencia al proceso de apropiación que hace Japón de la música occidental, misma que se caracteriza por su "generosa e ilimitada atención al detalle estilístico". El reconocido autor inglés se remite a la tradición artística de la nación de sol naciente a seguir a los antiguos maestros, pero no como una repetición sin sentido, sino como un curso necesario que otorga legitimidad. 

Obviamente el rock no se ha escapado de esta lógica y existen muchos ejemplos para demostrarlo: desde la pasión desbordada por los conciertos en el Budokan de The Beatles en 1966 o la serie de presentaciones en Tokio y Osaka que realizó Deep Purple en 1972 que terminaron registradas en el mítico Made in Japan.  Pero más allá del gusto por el rock occidental, los japones fueron retomando las enseñanzas para asimilarlas a su propia escena, como lo ocurrido con la tendencia eleki (formación de diversas bandas de rock instrumental y surf inspiradas por las constantes visitas de The Ventures entre 1964 y 1966) y la conformación de una escena de hard rock psicodélico que abarcaba una influencia desde Jimi Hendrix hasta Black Sabbath (el rock ácido japones tiene a sus íconos en bandas como Speed, Glue & Shinki y en Flower Travellin' Band).


Dentro de la escuela stoner y doom japonesas, inmediatamente vienen a la mente Church of Mysery, Acid Mothers Temple y Boris, pero desde la década de los noventas existe una banda imprescindible para comprender estos géneros en Japón: Eternal Elysium. Conformada en la ciudad de Nagoya a través de la figura omnipresencte del guitarrista y vocalista Yukito Okazaki, el power trio ha construido una larga historia por medio de la publicación de seis discos completos, dos EP y cuatro material compartidos con otras agrupaciones. 

A partir de 2005 con la presentación del disco Searchin low & high, Yukito estableció la formación de la banda junto con Antonio Ishikawa en la batería y la bajista de origen norteamericano Tara Haugo. Hace unos meses fue re-editado dicho disco por medio de la disquera ucraniana Robustfellow Prods, lo que nos proporcionó el pretexto ideal para escribir sobre ellos. Escuchar nuevamente este material nos hace descubrir cómo el paso del tiempo sobre Eternal Elysium ha llevado a la banda a diversos giros sonoros: desde un primer stoner que abarca desde la tendencia desértica hasta la metálica, el grupo tornó a experimentar con algunos elementos de la psicodelia espacial en su Within the traid de 2009 hasta llegar al doom clásico y directo del Resonance of shadows presentado en mayo de 2016.


Escuchar nuevamente los densos acordes del Searchin low & high nos obligan a comparar lo hecho por la banda durante los últimos doce años, que como lo comenta el propio Yukito Okazaki en una entrevista otorgada a Steve Howe de Outlaws of the Sun, representan un ciclo perfecto dentro del zodiaco japones. La nueva mezcla y remasterización de dicho material nos lleva a disfrutar otra vez de aquel stoner que tributa el hard blues psicodélico de Hendrix, los acordes secos y ásperos del mítico Kyuss, además de vislumbrar algunos elementos del primer doom. El disco realmente es una joya sonora por lo que representó en su momento, sin reparar además de que fue confeccionado en el lejano oriente.

Sin embargo, quizá habría que regresar al poco valorado Resonance of shadows. Haciendo a un lado ese sabor arenoso de los materiales anteriores, la última producción del power trio japones es un verdadero tributo al doom setentero. El sonido analógico y atascado junto con las melodías densas nacidas del obvio gusto por Black Sabbath, Pentagram y The Obsessed, hacen del material una delicia.


Haciendo honor a su nombre, Resonance of shadows logra crear un obscuro ambiente abismal para sumergirnos en las profundidades de los crudos sonidos de la antiguedad, que de manera directa y sin mediación, atascan las bocinas hasta derretirlas. Si bien ya habían tributado a Flower Travellin' Band con su versión a "Map" incluída en su EP Highflyer de 2012, Eternal Elysium retoma aquel sonido setentero de sus maestros y hasta incluyen un nuevo cover: "Hiroshima". Sin dejar a un lado su idioma, la banda nos ofrece un viaje lisérgico que alcanza el estruendo en "Sekibaku"; pero tambien hay espacio para poderosos temas ahogados en wah como en "Cosmic frequency" o apocalípticas odas de guitarras aletargadas como en "The ancient soul". El disco es tan completo que hasta podemos encontrar hipnóticas melodías que beben directamente del hard blues que poco a poco suben de intensidad hasta convertirse en una ruidosa tormenta eléctrica como en "The breeze say go".

El tema inaugural de Resonance of shadows es "Ingah", canción que combina los idiomas bajo el sombrío riif de guitarra que tras algunos segundos se vuelve infernal, tormentoso e impresionante. Como si se tratara de una densa neblina, la melodía nos arrastra poco a poco a los abismos mientras los instrumentos golpean sin piedad a través de sonidos hipnóticos que explotan en las bocinas en una muestra de poder y furia. Sin referencia alguna con las composiciones anteriores de la banda, "Ingah" nos enseña el brazo más áspero del trío, pero al mismo tiempo confiesa su tributo a los dioses del hard rock setentero que sembraron las semillas del doom.


Eternal Elysium está vivo, ya sea en la re-edición de su Searchin low & high o con el repaso a su disco anterior Resonance of shadows. Si deseamos tener una referencia clara de lo que se hace en Japón con respecto a los sonidos revival del primer doom, de manera obligatoria tenemos que acercarnos a este power-trio. Gracias a este impulso, deseamos que Yukito Okazaki y los suyos regresen pronto a los estudios de grabación para ofrecernos nuevo material, música que seguramente será una nueva explosión sonora que retomará a sus maestros para llevarlos a nuevas dimensiones.


sábado, 23 de diciembre de 2017

Evil Can Evil : el invierno está aquí


Los helados vientos del norte comienzan a soplar. Los campos tornan a blanco gracias a la nieve que cae sin freno ni clemencia. Las hojas secas que cayeron en el otoño, el invierno las ha congelado para dejar sin alimento a muchos. Sin embargo, el hombre encuentra en el cruel clima un motivo de fiesta y alegría. El agua que está apunto de convertirse en hielo se transforma en el medio ideal para el deporte, la competencia y la velocidad. Una tabla y los esquí nos sirven del medio ideal para deslizarse sobre las laderas a gran velocidad... El invierno está aquí.

Gracias a esta helada imagen, de manera inmediata nos viene a la mente aquel poderoso tema que publicaran a finales de 2013 los canadienses de Evil Can Evil con el que titularían a su segundo álbum: Winter rider. Aquella portada realizada por Alexandre Goulet no dejaba lugar a dudas: un casco y unos goggles denotaban nieve, velocidad y fuerza extrema, todos elementos ideales para una banda con el stoner como bandera.

Evil Can Evil es un cuarteto formado en la ciudad de Quebec, Canadá en 2007 que tras mucho tiempo de trabajo en conjunto, lograron presentar su álbum debut en febrero de 2010. Jean-François Fortier en las vocales y guitarra rítmica, Manuel Grenier en el bajo, Mathie Henri en la batería y Sebastien Harveay en la guitarra principal buscaron crear su sonido a partir de su gusto por bandas como Clutch, Nebula, Monster Magnet, Red Fang, Dozer, Karma to Burn y Truckfighters.

De aquel primer disco se podían rescatar temas de buena manufactura como las aceleradas "Queen", "The land" y "78" o la áspera "Front line" y la blusera "Feel the fuel". Desde sus primeros acordes uno podía sentir el frío correr por la piel, por lo que bien lográbamos separar el stoner arenoso que en aquel momento regresaba al gusto de la gente por aquellos sonidos gestados en la costa este norteamericana. En lugar de encontrar la inspiración en los desiertos de California, Evil Can Evil tenía el difícil clima del Océano Ártico.


Sin embargo, el despegue de Evil Can Evil como banda lo lograron con el genial Winter rider, energético disco publicado en diciembre de 2013. El álbum es más áspero que su antecesor gracias a sus melodías más rápidas y directas que dejan congelado de manera inmediata, pero que quizá sea en su madurez en la composición y en el excelente trabajo de mezcla y masterización realizada por Raphael Malenfant que el material alcanza su cometido.

Winter rider arranca de manera impresionante con "I'm alive", una avalancha imparable que satura las bocinas con su distorsión incansable y su ritmo constante, pero si por dicho tema tuviéramos que esperar que el resto del disco fuera igual, estamos totalmente equivocados. Evil Can Evil logró en su segundo disco un equilibrio entre la potencia irresistible de un hombre desnudo corriendo a través de una tormenta de nieve en búsqueda de refugio y la paciencia de quien intenta calentarse al calor de una buena fogata. Estos dos extremos los podemos escuchar con "Power" y "Arsenal" por un lado y con "Gentleman" por el otro, aunque el disco tiene más colores.


Es inevitable pensar por momentos en Neil Fallon, vocalista de Clutch, gracias a ciertos tonos de la voz de Jean-François Fortier, pero el disco ahuyenta dicho fantasma gracias a que sus temas van más allá de una copia de la banda norteamericana. "Love and hate" en un tema poderoso con personalidad propia, siendo quizá una muestra del estilo que marque el sello de Evil Can Evil; pero otros caminos posibles los podemos detectar otras canciones de ritmos diferentes como "Be my love" o "Vipères" (ésta última cantada en francés).

Pero esta estación del año nos ha traído al recuerdo de Evil Can Evil gracias a su "Winter rider", tema de infeccioso riff que resbala por las cuerdas mientras nos deja caer por un tobogán congelado. Poder encapsulado en casi cinco minutos que se van como un descenso libre por una montaña nevada. Las guitaras juegan con distintas figuras hasta que logran crear la melodía ideal para la voz. Hacia su parte media, la canción nos otorga un entrecortado respiro, aunque en él no cesa la tormenta de notas. Los platillos de la batería saturan el horizonte auditivo a cada golpe dado, evitando dejar un solo segundo sin sonido. El bajo completa la obra con una necesaria base grave que sostenga al resto de los instrumentos. Como si fuéramos patinadores de snowboarding, "Winter rider" nos lleva a salvajes kilómetros por hora entre curvas y montículos cubiertos de nieve hasta que la fuerza inicial termina de un solo golpe.

Evil Can Evil no ha publicado nada desde Winter rider, teniendo la excepción sólo en el lanzamiento de "Psycho", un tema inédito del primer disco de la banda. El deseo por escuchar nueva música de la banda canadiense se hace cada día más grande, sin embargo podemos saber por su página de Facebook que no han desaparecido, y que aún mejor, siguen teniendo presentaciones en vivo. Ojalá ello sea un indicativo de que pronto regresarán a los estudios de grabación para ofrecernos nuevo material. Por lo pronto, disfrutemos del frío invernal a través de su velocidad y su furia descontrolada mientras colocamos nuestro deseo de navidad bajo el árbol...


jueves, 21 de diciembre de 2017

Psychedelic Witchcraft : en el ensordecedor estruendo de la guerra


A mediados de 2016, Virgina Monti le puso pausa a Psychedelic Witchcraft para darle vida a Dead Witches, una banda clavada en el primer doom junto con el baterista Mark Greening, quien ha formado parte de emblematicas bandas como Electric Wizard, Ramses y With the Dead. El resto de los integrantes del grupo conformaron Magnet mientras terminaba la aventura amorosa y musical de de su musa y líder, situación que sucedió en abril de 2017 cuando la disquera Listeneable Records anunció que firmaba a los italianos para publicar su siguiente disco. 

La banda originaria de Firenze se encerraría durante los últimos meses de mayo en el Elfo Studio para grabar su segundo álbum, mismo que ha sido publicado a finales de octubre bajo el nombre de Sound of the wind. Este material es una continuación obvia a lo hecho por el grupo en The vision (reseña-review) donde el occult rock, el hard blues y el proto-doom se respira a cada surco del vinilo; sin embargo, a través de los 38 minutos de duración del disco podemos encontrar un crecimiento exponencial por medio de melodías bien construidas y una mejor producción gracias a la participación de Alexander Lizzori como ingeniero de sonido.


Sin deseos de exagerar y ensalzar al Sound of the wind, bien podemos escribir que Psychedelic Witcraft ha alcanzado una madurez compositiva e interpretativa. Del directo y en ocasiones inocente The vision, en esta ocasión la banda logra construir un sonido concreto de gran profundidad e intensidad. Los riffs de guitarra creados por Jacopo Fallai logran atravesar la piel con sus figuras hirientes, la batería de Mirko Buia golpea en los lugares ideales para lograr la intensidad deseada y el bajo de Riccardo Giuffré abarca todo el horizonte sonoro que las bocinas alcanza para crear un ambiente denso lleno de gravedad... todos son elementos obligatorios para una banda que dice tocar "occult rock".

Por si fuera poco, la hermosa bruja frente al micrófono ha logrado un gran nivel lírico más allá de la por momentos forzada escritura esotérica de sus primeras composiciones. El día de hoy, Virginia Monti realmente ha asimilado la melancolía, el temor y la incertidumbre que provocan las sombras y la muerte, por lo que ahora puede escribir sin referencias obvias a películas giallo italiano, serie b de la cinematografía americana o la ficción de explotación al estilo del español Jess Franco. Ahora la vocalista de Psychedelic Witcraft bien puede hablar sobre la guerra, el sexo, la introspección y la obscuridad de manera directa, sencilla y bien fundamentada.


Sound of the wind es un disco equilibrado, pues bien puede ir del hard rock que sirvió de plataforma en su material anterior como en "Sin of mine" o en "Rising on the edge" hasta el blues más profundo como en "Let me be myself", tema que recuerda un tanto a "Magic hour blues", canción que clausuró The vision. Sin embargo, la novedad está en las melodías directas que toman diferentes senderos hasta sus últimas consecuencias, como en "Turn me on" y su insistente hard blues muy al estilo de los Blues Pills, o en la misteriosa canción que titula la placa donde podemos descubrir un cierto tufo al clásico  de Jefferson Airplane, "White rabbit". Finalmente encontramos ese rock esotérico y tenebroso en temas infecciosos como "Wild we go" (con su lisérgica guitarra eléctrica) y la psicodélica "The Warrens" con su hipnótico ritmo que nos sumerge en un abismo sonoro concentrado al centro de los parlantes mientras la voz en stereo de Virgia Monti hace referencia a la conocida película The conjuring.


Para demostrar el avance alcanzado por Psychedelic Witchcraft, nos acercamos al primer tema que se liberó del Sound of the wind. Bajo el tamiz patentado por Tony Iommi con su Black Sabbath en el eterno "War pigs", la banda de Firenze nos ofrece "Lords of the war", canción basada en un tenebroso riff inicial que inesperadamente se convierte en una granada llena de energía que logra explotar para hacernos despegar los pies de la tierra. Su infeccioso ritmo entrecortado cabalga sobre los cuerpos caídos en batalla mientras la música poco a poco nos sumerge en los terribles abismos provocados por la guerra y la muerte. A través de constantes cambios melódicos, el grupo nos muestra todas sus posibilidades interpretativas y la madurez alcanzada en tan poco tiempo. 

"Observa hacia afuera de tu ventana... se están construyendo armas y levantando muros de mentiras. Han crecido con bombas en sus manos y con el susurro de maldad a través de sus cabezas, pues yo lo he visto desde sus ojos. Sólo necesitan saber si somos los siguientes en guerra. Ellos construyeron y destruyeron, ellos son todo el ruido. Nosotros no lo vamos a parar, nosotros no nos arrastraremos y nosotros no moriremos. Estamos en contra de los señores de la guerra. Alas de muerte vuelan sobre sus cabezas. Este es el funeral de las tierras ancestrales. Los maestros reunidos a las puertas del infierno, pero el demonio tienen que lanzar su conjuro..."

Entre escenas de batallas, máquinas de guerra y ciudades ardiendo tras ataques aéreos, Psychedelic Witchcraft publicó el video con las letras de "Lords of the war" a finales de septiembre de 2017, dando así el primer paso para la promoción del Sound of the wind. La banda está en plena promoción del disco, por lo que ya presentaron un segundo video con el tema "Rising on the edge", trabajo visual lleno de motocicletas y vida nocturna. El disco tiene todavía mucho qué ofrecer, así que estamos en excelente momento para desmenuzarlo y saber a qué suena Italia el día de hoy...


martes, 19 de diciembre de 2017

Octopussy : los vientos de cambio que soplan sobre Polonia


El aire se escucha desde muy lejos, pero su fuerza aumenta hasta sacudirnos los tímpanos. Bajo su manto se esconde una batería que golpea sin piedad hasta dejarnos frente un tema directo, violento e insistente. Este es el regreso de la banda polaca Octopussy, que desde la publicación de su álbum debut en 2013, no teníamos noticias frescas sobre su combo musical que mezcla el hard blues y el stoner del nuevo siglo para crear canciones potentes.

Teniendo como centro de operaciones a Gdynia (una de las tres poblaciones que conforman la metrópoli de Trójmiasto o Tricuidad frente al golfo de Gdansk), Octopussy se conformó como banda a partir de la referencia musical de bandas como Clutch y el primer Queens of the Stone Age hasta construir su primer disco titulado de manera homónima con el que lograron obtener un lugar propio dentro de la pequeña escena del rock báltico.

En un primer momento el grupo estuvo conformado por el baterista Konrad Ciesielski, el bajista Marcin Bakowski, el tecladista Michał Koziorowski, el guitarrista Piotr Danielewicz y el vocalista Jan Galbas, a quienes se unió un tiempo después el guitarrista Jan Babińk con la intención de recrear en vivo lo alcanzado en el estudio. Sin embargo, la banda siguió experimentando con su estilo hasta que los nuevos caminos sonoros determinaron la salida de Galbas. Para solucionar la situación, Babińk se convirtió en el nuevo vocal del grupo, reclutaron a Michał Bonasik en la guitarra y Galbas se quedó como responsable técnico y la producción musical de Octopussy. 

De los sonidos crudos que navegaban desde el blues eléctrico hasta el rock vaquero de Octopussy, la banda polaca comenzó a buscar nuevas posibilidades sonoras que hoy se ven reflejadas en Dwarfs & giants, disco publicado en noviembre de 2017 que termina una sequía que duró cuatro años. Ahí están las guitarras slide en perfecto equilibrio con los acordes distorsionados, pero ahora las melodías levantan el vuelo hacia el hard psych que recuerda momento a The Jimi Hendrix Experience y aterriza en la propuesta de Parker Griggs y su Radio Moscow.


Dwarfs & giants mantiene el rock de sabores sureños en sintonía del stoner desértico en temas como "The search", pero ahora nos ofrece canciones más experimentales como la enigmática y alternativa "Hourglass" y la estruendosa "And nothing will remain" con sus teclados atmosféricos que saturan las bocinas. Las guitarras slide de "Bring me the light" nos regresan al pasado inmediato de la banda, pero "Run from the raging mob" es entrar en una máquina que nos hace viajar en el tiempo a través de su sabor de viejo hard rock imperecedero y el blues eléctrico que dio origen a la psicodelia pesada a finales de los sesentas. En pocas palabras, el segundo álbum de la banda polaca es un equilibrado paseo por distintas posibilidades auditivas, una búsqueda por sus influencias con la intención de encontrar un puerto seguro dónde anclar.


Quizá el tema donde más podemos detectar el giro estilístico de Octopussy con respecto a su entrega anterior es en "Birdman", primer single del Dwarfs & giants caracterizado por su riff impulsivo y sus teclados omnipresentes. Bajo la lógica de la nueva psicodelia californiana, el también tema abridor del disco juega entre acordes hirientes llenos de wah y voces perdidas en delay que enrarecen el ambiente. Para agregarle más nostalgia, "Birdman" nos ofrece un mágico puente musical que sobrevuela los abismos interiores con la intención de sumergirse hasta el fondo de nuestras neuronas, pero tras la introspección, el tema levanta el vuelo nuevamente para hacernos chocar contra el manto estelar.


Desde el mes de abril de 2017 está girando en YouTube el video promocional de "Birdman", un caleidoscopio que satura las pupilas entre paisajes multicolor y extraños fractales que hacen alucinar a cualquiera. Este trabajo visual fue grabado durante una sesión en vivo de la banda dentro de los estudios de Custom 34 con la intención de abrir las puertas de la percepción mientras la música fluye de manera salvaje. Una aguja entra por vena para suministrar el ácido líquido que nos permita viajar por nuestro interior, un viento que nos arrastra por los arco iris refugiados en los rincones ocultos de nuestra alma, un denso paseo atascado de imágenes deslumbrantes que iluminan la obscuridad interna.

Octopussy se encuentra preparando en estos momentos la forma cómo presentar su Dwarfs & giants sobre los escenarios, por lo que pronto anunciarán algunas fechas en su natal Polonia durante 2018. Mientras esperamos este momento, repasemos este segundo disco de la banda originaria de Gdynia para que descubramos su sentido y sus posibilidades, para que disfrutemos lo que se está haciendo en estos momentos en los países bálticos más allá de los sonidos estandarizados por los medios...

Página de bandcamp de Octopussy:
  https://octopussyband.bandcamp.com/album/dwarfs-giants


jueves, 7 de diciembre de 2017

Black Rebel Motorcycle Club : el regreso del ruidoso cuero negro


Luego del introspectivo y melancólico Specter at the feast, cinco años después saldrá a la venta un nuevo material de estudio de Black Rebel Motorcycle Club, álbum que será publicado en enero de 2018 bajo el nombre de Wrong creatures y estará conformado por doce temas. Por si esto fuera poco, la banda californiana se presentará en la Ciudad de México el día 9 de diciembre como acto principal del Festival Hipnosis, evento organizado por la revista Indie Rocks! y la promotora Major Tom que contará también con la presencia de The Black Angels, Ty Segall, Death Valley Girls, The Coathangers, entre otros. 

Algunos temas ha comenzado a filtrarse por las redes electrónicas, despertando el deseo incontenible por ingerir el disco completo. Mientras pasa el tiempo, tenemos la oportunidad de ser testigo del regreso a los escenarios de BRMC y de desmenuzar en directo los primeros dardos envenenados del Wrong creatures. ¿Qué podemos esperar en su presentación? Distorsionados riffs de guitarra sobre alucinantes bases de bajo y batería mientras obscuras líricas hablan sobre remordimientos de una vida dura y reflexiones hechas al borde de la muerte.


Durante los últimos años la desgracia ha perseguido a BRMC, desde el fallecimiento de Michael Been (técnico de audio de la banda en vivo y padre de Robert Levon Been, bajista del grupo) hasta la intervención quirúrgica que tuvo la baterista Leah Shapiro (el proceso de composición de Wrong creatures fue suspendido a finales de 2015 cuando le fue detectada una extraña lesión cerebral llamada "Malformación de Chiari"). Sin embargo, en un intento por exorcizar estos malditos demonios, la banda dejó pasar el tiempo para recuperar la salud, descasar de las extensas giras y construir un disco de amplio horizonte sonoro e innovador, aunque sin perder su estilo característico.

Wrong creatures es un disco fresco que mezcla aquella fuerza estridente de sus primeros discos con las atmósferas etéreas y aletargadas de sus últimas producciones. El material navega desde las baladas abismales hasta el garage punk y sin olvidar aquel sabor vaquero de guitarras acústicas y vibrantes armónicas para crear un disco vivo y energético, algo fuerte para ser presentado en vivo sin contemplaciones. Dicho sonido fue logrado gracias al trabajo técnico de Nick Launy, reconocido productor que también ha colaborado con gente como Nick Cave, Arcade Fire y Yeah Yeah Yeahs; quien además tuvo a su cargo el mítico estudio angelino de Sunset Sound como centro de operaciones. 


A principios de noviembre de 2017, Black Rebel Motorcycle Club presentó el primer sencillo del nuevo álbum. "Little thing gone wild" ha mitigado la sequía que durante cinco años mantuvo en silencio al trío. Sin lugar a dudas las cosas han cambiado en el panorama musical, y lejos de clavarse en los sonidos de antaño y las remembranzas en que todos los géneros musicales ha caído, la banda regresa a las bocinas con un tema infeccioso cantado por Robert Levon Been escoltado por las percusiones insistentes de Shapiro y las hirientes guitarras de Peter Hayes. El single golpea con una melodía espectral que poco a poco va subiendo de intensidad hasta alcanzar la estridencia característica del grupo, pero que durante su desarrollo nos recuerda las misteriosas armónicas de los discos anteriores de BRMC y por instantes muestra algunos guiños hacia el rock electrónico e industrial abanderado por el Trent Reznor de Nine Inch Nails.
Junto con el lanzamiento de "Little thing gone wild", la banda presentó un video promocional a través de su canal de YouTube, mismo que fue dirigido por Brian T. Lauzon. En sus imágenes sepias podemos observar  la persistencia del número tres bajo densas nubes de cigarro, chamarras negras de cuero y uno que otro reptil con la intención de mostrar el lado salvaje de una banda que ya se encuentra en las grandes ligas pero que no olvida aquel sucio sonido que enamoró a más uno. La estética en este trabajo visual mantiene la imagen que ha caracterizado al grupo desde su fundación en 1998, aunque también es una muestra de que los 20 años que han pasado desde entonces han cobrado factura.


El esperado regreso de la banda es una realidad, el vinyl vuelve a girar y la aguja sirve de medio para hacernos llegar el ruido incendiario a las venas. La primera probada al Wrong creatures es una sorpresa hecha a base de ritmo directo (¿bailable?) salpicado de instrumentos desgarradores que mantiene King of bones, tema que ha sido liberado junto con la abismal "Haunt" y la mágica "Question of faith", lo que nos demuestra la versatilidad del material. Con una tercera parte del disco girando en nuestras neuronas, sólo podemos disfrutar el cierre del festival Hipnosis en manos de Black Rebel Motorcycle Club y contar los días para escuchar el resto de los tracks...




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jueves, 23 de noviembre de 2017

Ancestro : arena, pasado y veneno


Escribir sobre una banda instrumental siempre será un arma de doble filo, pues bien podría uno ser certero para describir la música conforme a la idea que sus interpretes han buscado como también puede ser un salto al abismo al permitir que las notas fluyan en el interior de las neuronas con la intención de despertar ideas y sentimientos propios. La imaginación permite ambas posibilidades, pero el riesgo es alto. Aún y con el peligro de caer, hoy caminamos sobre la cuerda floja para acercarnos a un proyecto que nace en la antigua ciudad de Trujillo, en el Perú...

Tras varios intentos y proyectos, fue hasta el año de 2015 cuando nació el power-trío que tendría la intención de mezclar el stoner desértico de los 90's con el heavy psych difundido en el nuevo siglo.Conformados por Boris Baltodano en el bajo, Diego Cartulin en las guitarras y Rod Hiraoka en la batería, la banda se refugió en el poder de la música instrumental para crear alucinantes paseos sonoros que juegan con la mente hasta llevarla al delirio provocado por la insolación y la distorsión. Bajo el nombre de Ancestro, los tres chicos peruanos buscarían fundir la grandiosidad del pasado con el misterio y la intriga que despiertan sus vestigios que encontramos el día de hoy, ruinas que provocan sueños y despiertan leyendas.


De manera inmediata, Ancestro se metería a los estudios de grabación para crear lo que sería su álbum debut, disco que llevaría por título El regreso de los brujos y sería publicado en agosto de 2016 por Man in the Box Records y Necio Records. A través de instantes lisérgicos llenos de densidad auditiva, el grupo encuentra su equilibrio perfecto al mezclar dichos sonidos con estruendosas melodías atascadas de fuzz arenoso de ritmos variables inspiradas en el primer stoner de bandas norteamericanas como Kyuss y Sleep, así como los referentes latinoamericanos del género como los argentinos Los Natas o los puertoriqueños La Iglesia Atómica.

Sin embargo, la banda sufriría la salida de su baterista original quien sería sustituido temporalmente por Arturo Quispe y definitivamente por Víctor García. Dicho cambio obligaría a la banda a replantear su sonido y dar continuidad a lo alcanzado en ese momento. Fue así que en septiembre de 2017 salió a la luz El gran altar, un disco que se permite a sí mismo experimentar nuevas posibilidades sonoras sin olvidar aquellos riffs arenosos llenos de introspección y zozobra que obligan a mirar hacia atrás en el tiempo y hacia dentro en nuestra mente.


Las desgatadas paredes de barro y adobe de lo que un día fue la impresionante Chan Chan, sirven de escenario perfecto para el regreso de Ancestro. Aquel lugar que en el pasado fue la capital de la cultura Chimú y que vivió la invasión inca y los saqueos de los conquistadores españoles, hoy resguardan los acordes desgarradores de un power trio que abre las puertas interiores con la finalidad de hurgar dentro del inconsciente y sacar a la luz aquellos secretos que la vida cotidiana y mundana han escondido como si fueran preciados tesoros. La vieja ciudad amurallada sirven de inspiración a los seis temas de El gran altar y al mismo tiempo permite al incauto escucha que su imaginación corra por sus ruinas y encuentre sentido a los acordes propuestos sin voz y sin más brújula que un título reducido a unas cuantas palabras.

El segundo disco de Ancestro arranca con un experimental recordatorio sobre el difícil encuentro entre el hombre y el sol que bajo el título de "Ícaro" nos acerca al astro rey para derretir nuestras alas y hacernos caer en caída libre. La antigua ciudad chimúe mira hacia al océano y desde ahí sentimos el mágico poder de las aguas gracias a "Mareación", un aletargado himno a las corrientes marinas que nos ahogan y nos sepultan hasta sus obscuros abismos. Sin perder el mismo referente, "Agua muerta" saca a flote el cuerpo sin vida para abandonarlo en la superficie mientras los mórbidos acordes lo desintegran en aquella mezcla de sal y agua. "Purga / El gran altar" nos ofrece un suave y breve remanso sobre las arenas que repentinamente se convierte en un despiadado golpe que rompe con el paisaje natural y levanta ante nosotros un imponente templo de guerreros entregados al mar y al sol, pero que dentro de sus impresionantes doce minutos de duración permite un insospechado clímax que nos hace recordar el "No quarter" de Led Zeppelin o instantes sueltos del Tarkus de Emerson, Lake and Palmer gracias a sus colosales sintetizadores.


Para los amantes del primer stoner, "Aguijón" es un dulce néctar donde podrán energía, poder y distorsión en plenitud. El piquete de un alacrán escondido entre las antiguas paredes del templo inyecta el veneno causando dolor e irritación, furia que recorre por las venas a salvajes kilómetros por hora hasta inundar todo el cuerpo. Las bocinas se atascan por el sonido áspero de la arena y la sustancia tóxica suministrada por la piel, explosión sonora llena de rabia y quemaduras bajo los ardientes rayos del sol que remite al Kyuss del Blues for the sun red, pero que al mismo tiempo se permite explorar sus propios terrenos a través de la magia del pedal wah jugando con la guitarra y las violentas figuras que recorren el mástil del bajo eléctrico. Mientras la batería golpea sin cesar, la melodía viaja por el torrente sanguíneo hasta infectar totalmente al cuerpo moribundo. "Aguijón" se puede resumir en dos palabras: fuerza y velocidad.


Ancestro es una prueba fehaciente que Perú tiene todo para colocarse dentro del escenario mundial del stoner, creando junto con Pradhana, El Jefazo, Brothers of the Sun, Cuarzo y Satánicos Marihuanos un conjunto de bandas rabiosas fundamentadas en el poder de los acordes arenosos y la frescura de nuevas melodías inspiradas en ritmos hipnóticos donde los efectos alucinatorios de la exposición al sol y el respeto a sus culturas milenarias. Sin embargo, este grupo nos demuestra que no todo está centralizado en Lima y que seguramente en el interior del país andino existen otras joyas por descubrir. Por lo pronto, hoy tenemos en nuestros oídos esta pequeña maravilla instrumental llamada El gran altar, que gracias a su infecciosa "Aguijón" a penetrado la piel para intoxicar y enamorar a quien ose pulsar el botón y se arriesgue a realizar un viaje mágico y onírico por las ruinas del pasado...

martes, 21 de noviembre de 2017

WhiteNails : una fresca y multifacética banda canadiense


Cuando un grupo de chicos se reúne alrededor de su gusto por Black Sabbath y Pentagram, se pueden esperar muchas cosas. Si dichos jóvenes terminan conformando una banda para hacer música original a través de dichas influencias, todo nos llevaría a pensar que dicho proyecto dirigiera su esfuerzos por sonar dentro de los límites establecidos por el proto-doom que ha invadido al mundo durante la última década. Sin embargo, en el caso de los canadienses de WhiteNails tenemos una sorpresa total ante dichos antecedentes.

La ciudad de Quebec, Canadá sirvió de refugio para el guitarrista Taylor Johnson tras su salida de la banda progresiva Atomis, quien en 2016 coincidió con un tatuador llamado Danahé Cote. Ambos se reunieron para improvisar en las guitarras algunas cosas por medio de su pasión por el hard rock setentero y la vieja psicodelia hasta lograr una suficiente colección de riffs que requerían ser completados por una buena base grupal, motivo por el cual reclutaron al baterista Maxx Beaulieu, el bajista Jipi Smith, el tecladista Vince Bernard y al vocalista Darcy Beaulieu. 


Tras seis meses de ensayos, la banda ya se encontraba abriendo las presentaciones de grupos reconocidos como The Sword o Royal Thunder, pero contra todo pronóstico, su estilo no se delimitaba al cliché del occult rock del nuevo siglo. La propuesta sonora de WhiteNails encuentra sus fronteras desde el ligero stoner a la Queens of the Stone Age hasta el grunge y rock alternativo según lo hecho por Melvins, pasando por algunos sobrevuelos psicodélicos y los obvios referentes melódicos del proto-doom setentero. 

A través de las disqueras Magnetic Eye Records y Kozmik-Artifactz Records, en mayo de 2017 fue publicado su First trip, un material lleno de sorpresas que rompe con moldes y géneros con el fin de establecer un amplio horizonte creativo. Más allá de la portada vintage nacida directamente de las películas de horror de serie B que han servido de inspiración a una infinidad de bandas que han desfilado por nuestras letras, WhiteNails toma como base el hard rock de guitarras afiladas y directas para crear ocho diversos temas que evitan encasillar al grupo en un estilo concreto.


First trip es una obra multifacética que encuentra en la energía de sus riffs la unidad y, quizá, su definición. El álbum debut de los canadienses arranca con la arenosa "Shangaied" por medio de guitarras ruidosas que atascan las bocinas y un bajo contundente, aunque su línea melódica permanece dentro de los cánones del hard rock más comercial. Sin embargo, el riff inicial de "Done and gone" es un tributo atmosférico al Black Sabbath de "Children of the grave" que termina encontrando en el nuevo stoner metal su perfecto refugio. Aunque "Dead in time" comience de manera incendiaria como lo haría el viejo rock desértico, también aterriza en un denso hard rock que cambia de intensidad pero no de figura melódica.

El primer álbum del sexteto de Quebec nos ofrece diversas facetas que por momentos podría tratarse de bandas distintas a cada tema. Del stoner comercial y digerible a la Queens of the Stone Age que escuchamos en "In my blood" podemos encontrar un viaje ácido y experimental con sabores orientales en "The crooked lake". Si bien "Damn Judas" encuentra en sus acordes el click perfecto entre la distorsión, la energía y la melodía asimilable a los oídos sensibles, "Brazen bull" nos ofrece arroja a un obscuro abismo por medio de su riff aletargado que también surge directamente de la retorcida imaginación de Tony Iommi.


Para los sonidos áspero que siempre han sido del gusto de Earthquaker, nos quedamos con "Silver linings" como el mejor tema del disco gracias a su figura insistente e hiriente llena de fuerza e intensión. La distorsión satura las bocinas con un paso seguro y tenebroso para abrirse camino entre las neblinas y ofrecer una melodía adictiva que clava los dientes y succiona todo el líquido vital. Junto con "Brazen bull", "Silver linings" coincide con la imagen de la tapa del disco por medio de la obscuridad y tendencia retro que ofrece, pero que al mismo tiempo nos sitúa en el nuevo siglo. Los dedos saltan entre las cuerdas para construir figuras descendentes que sorprenden y enamoran, y ellos son tan sólo una pequeña muestra de calidad interpretativa de una nueva banda en el horizonte musical que desea propuestas frescas más allá del cliché y lo obvio dentro del género.


First trip fue desgranado poco a poco hasta que durante este 2017 fue liberado en su totalidad, convirtiéndose en un disco con múltiples aristas que puede sorprender a más de uno. Sin embargo, el material requiere ser escuchado detenidamente para terminar de saborear todas sus posibilidades y tendencias sonoras. Mientras WhiteNails prepara un nuevo álbum, la banda grabó un tema para el recopilatorio tributo a Pink Floyd que será publicado el próxima año por Magnetic Eye Records, siendo éste una muestra más de la multifacética propuesta del grupo. Demos click o bajemos la aguja sobre el vinil, otorguemos la oportunidad a mirar desde otros puntos de vista al hard rock setentero para que sirva como fuente de inspiración y no como un ídolo al cual emular... aquí una opción!!


jueves, 16 de noviembre de 2017

Comeculebras : cuando la sangre tiñe las aguas


Un estertor se escucha nuevamente desde las entrañas de la tierra, un rugido desgarrador que hace temblar el ambiente con furia y coraje. La corriente de agua que baja desde las frías montañas se ha tornado escarlata, color de la venganza y la muerte. Al sur del sur, casi al final de la tierra, un canto crudo demuestra dignidad y levanta su voz contra el robo, la usurpación y la violación. Un helado y violento viento choca de frente contra el rostro de aquellos que han mancillado el honor del pueblo, de la nación y de la humanidad por su insistencia en satisfacer sus deseos, sus ambiciones y sus instintos.

Hace más de un año escribimos sobre el álbum debut de Comeculebras, banda argentina originaria de San Carlos de Bariloche que tiene en el más denso stoner el medio ideal para expresar su hartazgo y  su cólera. La continuación de aquel denso material ha salido a la luz en septiembre de 2017 con la lógica de mantener la fuerza sonora para dar un paso firme hacia nuevos horizontes sin perder la esencia, un salto hacia el abismo con la finalidad de expandir las posibilidades compositivas y tornar su paleta de colores y sonidos hacia el carmesí.


La aletargada y pesada marcha del obscuro jinete aumenta la velocidad al sumergirse en las turbulentas aguas teñidas de sangre. Bajo el nombre de Río rojo, siete rabiosos temas constituyen el segundo material discográfico de Comeculebras, mismo que es editado por Oso de Agua Records, grabado por Luciano Pucheta en su natal Bariloche y masterizada por Pablo Soiza en el Uruguay. Para complementar la nueva entrega, las ilustraciones de "Toro" Brizuela vuelven a acompañar al trío de la Patagonia con sus furiosos trazos y estética cruda.

Río rojo es un disco de riffs concretos y figuras hirientes, filosas navajas que entrar al cuerpo para hacer brotar el líquido vital. La guitarra de Emilio Contissa es mucha más áspera que en material anterior, mientras que las percusiones de Federico Agüero golpean con mayor precisión al mismo que los platillos aprovechan su metálica vibración para invadir todo el horizonte sonoro. Los tonos graves del bajo de Fernando Valeria logran afianzar el soporte de cada tema a través de la potencia y la distorsión, otorgando a la vez el contrapunto a su voz llena de coraje, reclamo y protesta.


Comeculebras nos ofrece un disco dinámico con diferencia a la sensación de expectativa y zozobra de su debut (reseña-review), éste es un material ambivalente que arranca en remansos y termina en torbellinos, altibajos rítmicos que sorprenden bajo una producción técnica que permite disfrutar las capacidades interpretativas de cada integrante de la banda. Aquel stoner de origen pesado y abominable que llamó la atención en el primer disco del grupo lo podemos encontrar en "Destierro", pero en esta ocasión podemos escuchar acordes sueltos que aprovechan la reverberación provocada por la distorsión en tracks como "Encapuchados", tema que logra hacer vibrar el espacio sonoro.

La atmosférica "Paisaje vil" nos sumerge en un abismo tétrico impenetrable que poco a poco sube de intensidad, pero encuentra su oposición en "El moro", la cual es un áspero pasaje instrumental de reminiscencias desérticas que tienen la intención de explotar las neuronas dormidas de quien no desea ver más allá de lo evidente. Río rojo bien nos puede ofrecer una armónica melodía que demuestra a una banda madura más allá al ruido contestatario (como en "Ingobernable") y al mismo tiempo un épico y enigmático capítulo de identidad y sacrificio a través de experimentales sonidos que terminan en un rugido (como en el track que da nombre al material).


Con el grito en la garganta que sentencia "el silencio no cambia la verdad", el Río rojo brota de las montañas. Su figura es directa y sin contemplaciones, un golpe directo al rostro sin freno ni reserva. Los acordes de "Séptimo hijo" muestran ímpetu hasta derretir las bocinas ante nuestros oídos, pero sus cambios melódicos hacia la mitad del tema logran realmente arrancarnos de la tierra hacia un sublime viaje astral para soltarnos en pleno vuelo y permitir la irremediable caída. Potencia que denota coraje encapsulada en tan sólo dos minutos y medio. Tres hombre del desierto montañoso le suben al volumen de sus amplificadores para hacer llegar su voz a un pueblo cegado que fácilmente olvida su terrible pasado.

A partir del día de mañana, 17 de noviembre de 2017, Comeculebras presentará sobre los escenarios a su nuevo retoño, un pequeño engendro con menos de treinta minutos que se escapa como agua entre las manos. Ha llegado el momento de enfrentar con el público este Río rojo, un disco pesado que intenta abrir los ojos por medio de la vibración de los tímpanos. Es un golpe frontal contra la desidia y el individualismo, es una sangrienta inundación que deja al descubierto la espantosa realidad y un llamado a despertar...