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miércoles, 14 de diciembre de 2016

La Chinga : entre el hard rock y la libertad


Cuando escribimos la palabra "Chinga", podemos hacer referencia hacia muchas cosas: a) una cosa molesta o fastidiosa, b) algo que se quiere inmediatamente, c) una tremenda golpiza, d) una gran cantidad de esfuerzo. Sin embargo, cuando nos enteramos que una banda de Vancouver, Canadá se pusieron "La Chinga" nos hace preguntarnos por qué decidieron ese nombre y cuál uso será el que se acerque más al concepto del grupo. En lo que lo descubrimos, dejemos que exploten las bocinas con su magia eléctrica y nos lleven de paseo por el cosmos psicodélico que hacen con su música.

Todo comenzó en el año de 2012 en la capital de la Columbia Británica, cuando le propusieron al bajista Carl Spackler a participar en un festival. Él tenía ya varios temas listos para salir a la luz, pero no tenía a la banda para poder interpretarlos en vivo, por lo que dio a la tarea de buscar a los mejores músicos de Vancouver hasta que coincidió con el guitarrista Ben Yardley y el baterista Jay Solyom. Unos cuantos ensayos y preparados para el debut, al poco tiempo después, una segunda presentación y el nombre del grupo llegarían de la mano.


Para abril de 2013, La Chinga publicó de manera independiente su álbum debut, disco lleno de energía pura y directa que expresa la química entre los integrantes y el ingenio para crear temas infecciosos. Quizá la única explicaión que podríamos encontrar para la creación de un disco tan fresco y a la vez surgido del amor por el hard rock y la psicodelia de finales de los sesentas, es que el power trío haya vendido su alma al diablo en un cruce de caminos. Una vez en posesión demoníaca, todo fluyó gracias al poder interpretativo sobre los escenarios y la capacidad de concretar su salvajismo dentro de los estudios de grabación.

En las venas de dicho material se puede ver correr la sangre de Led Zeppelin, Blue Cheer, Grand Funk, Cactus, MC5, The Jimi Hendrix Experience, Thin Lizzy y el primer Rush. Sus diez temas logran enamorar  a aquellos buscadores de tesoros llenos de verdadero rock n' roll, a los "sommeliers" que rastrean los sabores vintage de la más alta calidad y a los locos aferrados que desean alcanzar un orgasmo a través de un riff, un beat o un track.


Finalmente, la granada explotó y sus esquirlas llegaron a muchos lugares. La Chinga salió de Canadá para presentarse por todos lados y su disco fue re-editado a través de Red Sun Records, disquera española radicada en Barcelona. El ruido alrededor de la banda fue creciendo hasta que tuvieron la oportunidad de firmar con la reconocida Small Stone Recordings, marca de discos asentada en Detroit, Estados Unidos. 

Entre gira y gira, el grupo compuso nuevo material y lo fue grabando bajo la batuta del propio Jay Solyom gracias a su capacidad en los controles técnicos del estudio. Por medio del jamming psicodélico y la constante escucha del space rock de UFO, la banda construyó la base para los nuevos temas, mismos que fueron puestos a prueba con el público directamente en los escenarios. Una vez definidas las canciones, dos o tres tomas con la banda tocando junta en la sala de grabación y uno que otro overdub sobre las cintas y listo... el segundo disco de La Chinga salía a la venta en marzo de 2016.


Bajo el nombre de Frewheelin' nació el nuevo hijo del power trio canadiense, un bólido estelar que revienta galaxias a punta de guitarrazos. Sin parar un segundo, este material nos muestra la energía interna de una banda ya consolidada en su estilo propio, un grupo que aprovecha sus capacidades al máximo y que termina logrando el objetivo principal: hacernos gozar con un excelente disco de hard rock directo lleno de magia poderosa, psicodelia ácida y buen humor.

La canción que nos puede servir de puente entre el álbum debut de La Chinga y Frewheelin' sin lugar a dudas es "Gone gypsy", tema de riff sin inhibiciones que cae del cielo como metal pesado, pero que irónicamente tiene la capacidad de subirnos al cielo con la ligereza de su adictiva melodía. Una pizca de Led Zeppelin, unos gramos de Aerosmith, un toque de Jimi Hendrix y unas gotitas de UFO se convierten en los ingredientes de la receta que conforman a este manjar inicial, canción ideal para abrir el disco. Si el ritmo del tema es una delicia, el puente central es un lisérgico paseo por las estrellas del que sólo la fuerza de la banda nos logra sacudir para regresar sanos y salvos a la realidad.

"Mujer, tengo que dejar este lugar, no quiero estar amarrado a esta tierra. No llores, mujer, las ruedas tienen que seguir rodando, los días tienen que seguir pasando. El camino abierto es mi único amigo, aunque quizá eso no sea suficiente...Tengo que seguir en movimiento!!"

En los primeros días de octubre nos encontramos entre el océano de imágenes que nos ofrece YouTube, una historia gráfica que nos narra la aventura de un tercio de greñudos que tienen la fortuna de ser encontrados por una banda de hippies a bordo de furgonetas. La invitación se convierte en una fiesta llena de mujeres, alcohol, fogatas, motocicletas y buen rock n' roll. La noche va reclamando su dominio y el poder de las guitarras Gibson y del Fender Precision bass toman el control de un caos generalizado. La búsqueda de la libertad a través del eterno viaje por los caminos, el rock al aire libre y la bebida calentando la garganta y los corazones en las frías madrugadas.


¿Tendremos la oportunidad de ver a La Chinga en México? Algunos elementos de "Gone gypsy" nos pueden hacer pensar en la posibilidad: a lo mejor los coloridos sarapes mexicanos que aparecen misteriosamente en su video como cortinas en las camionetas o debajo de los amplificadores, quizá la referencia al tequila como "enguaje bucal mexicano" en la letra de la canción. A final de cuentas, jamás pudimos saber cual es el uso que hace la banda canadiense a la idea de "La Chinga", pero luego de escuchar su fabuloso Frewheelin' sabemos que su música puede ser una verdadera molestia sonora contra los que no gustan del rock, que deseamos tenerlos en nuestros escenarios para saber cómo suenan con su nuevo baterista Jojo Jones, que la sacudida en las neuronas ha sido inevitable y que significará un gran esfuerzo esperar la publicación de su próximo material... ¡Viva La Chinga!


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