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miércoles, 29 de junio de 2016

Bright Curse : al borde de nosotros mismos


Nuestra alma se encuentra al borde, a la orilla de un enorme abismo que muestra la inmensidad del mundo, de la vida y de la muerte. Imponente vista que paraliza, sorprende y destruye cualquier idea, cualquier sentimiento, cualquier acción. El universo se postra ante nuestros pies y la inmovilidad nos absorbe hasta dejar a una sombra frente la magnitud y la totalidad. Encontrar la libertad nos enfrenta con el cumplimiento del deseo y con la eterna pregunta: ¿y ahora qué sigue?

Aquí tenemos para nuestros oídos a la nueva promesa británica que se une a las huestes del llamado "heavy psychedelic", movimiento musical inspirado en el rock obscuro de los años setentas al estilo Sabbath que al mismo tiempo se nutre del sentimiento progresivo de gente como Tool o Baroness, del poder y el ambiente del stoner entendido al estilo de Sleep o Witch, pero que termina sonando como proto-doom y occult rock de los eternos referentes suecos Graveyard y Witchcraft. Desde Londres, Inglaterra, ellos son Bright Curse.


A través de HeviSike Records nos llega Before the shore, álbum debut de este trío inglés publicado en mayo de 2016. La placa es un collage de atmósferas que nos hacen referencia a sus influencias por ellos mismos referidas, sin embargo, la banda logra construir un sonido propio a través de fuertes composiciones, líricas profundas y una propuesta musical sólida que fácilmente entra a las neuronas de los amantes del hard rock bajo los preceptos establecidos los últimos años en Europa.

Conformados desde junio de 2012, Bright Curse apenas ha logrado presentar su primer disco completo tras un EP homónimo lanzado en noviembre del mismo año y un single con dos canciones en marzo de 2015. Bajamos la aguja, pulsamos el botón de play, damos un click sobre la pantalla y las notas comienzas a golpear incesantemente sobre nuestra playa como si las olas de un impostergable océano nos tomaran por sorpresa. Desprevenidos caemos en su encanto hasta que poco a poco nos ahogamos irremediablemente en sus profundas aguas.


Romain "Shaman" Daut en las vocales y guitarras eléctricas,  el sueco Max Ternebring en el bajo y Zacharie Mizzi en la batería se metieron a los Rock in London Studios bajo la visión técnica de JB "Wolfy" Pilon para construir esta excelente colección de siete precisas canciones, un vendaval de sensaciones que logran su cometido: sacudir, impresionar y enamorar. Por si fuera poco el cocktail sonoro que fue masterizado por Jaime Gómez Arellano en el estudio Orgone, el arte de Adam Burke logra captar nuestra vista y desear saber qué es lo que guarda en su interior.

Echamos un vistazo y una blanca ave rapaz sobrevuela el panorama caótico e imponente, bello y tenebroso, una contradicción que despierta incertidumbre y confusión. Before the shore nos recibe con "Lady freedom", poderosa canción de guitarras muy en el recuerdo al primer doom setentero, pero la clara voz de "Shaman" logra transportarnos a otros tiempos en una extraña mezcla de los tonos de Magnus Pelander de Witchcraft y las líneas melódicas de Maynard James Keenan de Tool. Los instrumentos cambian caprichosamente las figuras en un laberinto tenue que sin más nos pierde y nos abandona en sus largos pasillos. Acordes cortados finamente, notas que pasean por distintos ambientes pero que al final nos dejan al borde del abismo...


Vuelta y vuelta sobre el vinil y nuestra mente queda atrapada sin salida en los surcos. Los datos electrónicos son leídos mientras el alma queda prendada de una construcción musical finamente tejida. Ahora es cuando entendemos las razones por las cuales la banda ha compartido el escenario con gente de la talla como Earthless, Mars Red Sky, Colour Haze y Pentagram. El amplio panorama de los inglés abre las posibilidades a muchísimos caminos, mismos que pueden ser recorridos en una sola pieza de las siete que conforman Before the shore, placa que merece ser escuchada de principio a fin. Una vez dada la primera mordida, el gusto se convierte en vicio, pero es necesario masticarlo varias veces para digerirlo y disfrutar todo lo hay en él...


  

lunes, 27 de junio de 2016

Sandveiss : desatando un viejo recuerdo


Hace algunas semanas nos enteramos de que Sandveiss, banda canadiense originaria de Quebec, publicó un nuevo sencillo titulado "Save us all" tras varios años de no saberse mucho de ellos. Mientras esperamos la publicación del disco que la contenga o de algún video promocional, nuestro recuerdo necio regresa las manecillas del reloj hasta finales de 2013 cuando tuvimos en los oídos el álbum debut del grupo: Screem queen.

Aquellos buscadores de tesoros perdidos encontramos en el primer disco de Sandveiss una verdadera joya, una obra que tiene base en el stoner americano al estilo de Queens of the Stone Age, pero que en sus acordes distorsionados y directos se puede saborear ciertos rasgos a hard rock setentero y, rascando un poco más, hasta melodías inspiradas en el rock alternativo y grunge noventero. 
A través de Sexy Sloth Records, los canadienses publicaron su Screem queen en diciembre de 2013, un disco que recibió buenas críticas, pero quedó opacado ante la lluvia de excelentes disco presentados en ese momento. Varias bandas de distintas partes del mundo estaban encontrado en esa mezcla rara entre stoner y grunge un sonido propio para crear buenas rolas y ganarse un espacio en el competido universo del rock; entre ellas encontramos a Tracer de Australia, The Quill de Suecia y los propios Sandveiss.

Tras la partida de Francois Couture como vocalista de Sandveiss, la banda tuvo una metamorfosis: su guitarrista Luc Bourgeois tomó el micrófono, pero esta responsabilidad no le permitía cumplir al 100 % con su instrumento. Fue así que entró Shawn Rice como segundo guitarrista, logrando así una potencia sonora complementada con la base rítmica hecha por el bajo de Daniel Girard y la batería de Dzemal Trtak. Fue esta alineación la que entró a los Broil Studios bajo el mando de Raphael Malenfant para grabar el disco debut entre mayo y octubre de 2013, logrando en muy corto tiempo amalgamar un estilo propio más allá de sus notorias influencias.


Como sencillo fue lanzado "Untie me", una canción de tambores implacables y un riff de guitarras distorsionadas de gancho inevitable que gana la atención de quien pase cerca de las bocinas atascadas. Una voz fuerte y segura se deja escuchar mientras las algunos acordes sueltos de guitarra van de derecha a izquierda en los audiculares. Notas poderosas que buscan romper cadenas, sacudir el piso y pedir clemencia.

"Yo no puedo salvarte, yo no soy un salvador. Tú me encerraste en tu hermosa piel, mis manos están heridas y lo puedes ver. Tú dices que el mundo es el mejor lugar para vivir si yo estuviera a tu lado, sin embargo, yo pienso que mi mundo llegaría a si final si lo hiciera. Aun así, no puedes escuchar la pequeña voz en tu cabeza que te dice que este es un grave error. Por favor, desátame... yo no puedo salvarte".


Colores en tonalidad sepia nos remite a algo viejo, de antaño, quizá perdido. Antiguos juegos de imágenes kaleidoscópicas y simétricas nos traen el recuerdo de una psicodelia olvidada. Una guitarra Gibson SG, una batería Ludwig, un bajo Fender y amplificadores Marshall a la retaguardia. El zoom nos acerca y frena algunos segundos para permitirnos apreciar un brazo tatuado, el vibrar de una cuerda suelta, un golpe sobre la tarola, un rostro barbado, un bend sobre el mástil. Todo esto es lo que nos muestra Sacha Roy en el video que realizó para "Untie me", logrando despertar la sensación vintage de un pasado lejano y añorado.


Una vez satisfecho el deseo por traer a la memoria lo que hace un largo tiempo nos impactó, ahora abrimos paso a la nueva aventura de Sandveiss. Han pasado casi tres años desde que construyeron su Screem queen y ahora es el momento de seguir el camino hacia nuevos horizontes. Ese sabor de guitarras rasposas que se entremezclan con efectos sonoros continúa intacto, pero tras el tiempo transcurrido entre presentaciones y propuestas musicales que poco a poco han orientado el gusto musical del público; ahora es necesario asimilar todo para retomar lo ya iniciado, la base fue bien cimentada, así que lo que vendrá seguramente será bueno...


viernes, 24 de junio de 2016

Picaporters : del amor, el horror y la guerra


¿Alguna vez has pensado que la guerra ya había terminado? ¿Alguna vez soñaste que este mierda había acabado? Quizá seguimos en el intento por salir de aquel túnel obscuro del horror y la muerte que el encuentro entre ideas opuestas, creencias irreconciliables y pensamientos contradictorios han creado, confrontando al hombre consigo mismo. Hermanos de sangre peleando entre sí por ideales distintos, una lucha que sólo ha abierto el umbral de la muerte. ¿Crees que exista una esperanza de reconciliación, una posibilidad para la paz, un instante más para postergar la vida?

Bajo la atmósfera de sopor que deja tras de sí la guerra es como cierra su segundo disco los argentinos de Picaporters, banda que había cosechado buenas críticas con su álbum debut Elefantes, pero que decidió lanzarse al mar profundo de la obscuridad, darle vuelta a lo conseguido y abrir los horizontes con El horror oculto, placa publicada apenas en mayo de 2016.


Compuesto por nueve temas, con la nueva producción de Picaporters nos sumergimos en los densos abismos del ser humano, en aquellos parajes donde se respira el temor y las obscuras sombras siguen sigilosamente nuestros paso hasta que, una vez que nos toman por los hombros, el horror nos invade por completo. Este es el momento para enfrentar los miedos, los pecados y los errores del hombre, una posibilidad de limpieza espiritual y una oportunidad para romper con el terrible pasado que arrastramos como un grillete atado al tobillo.

Esta es la propuesta que nos hacen Juan Pablo Herrera Morales en el bajo y voces, Lucas Barrue en las guitarras y Juan Pablo Vázquez en la batería, un power trío que rescata las raíces del hard blues para mezclarlo con la tradición argentina del stoner, algunos elementos incipientes del hard rock cuando comenzaba su metamorfosis al metal y una pizca del doom más denso; logrando así un combo atmosférico que baja a los infiernos y sirve de reflejo a los más densos pensamientos de la humanidad.


El horror oculto es un disco grabado "en vivo" en el Estudio El Attic en varias sesiones entre 2015 y principios de 2016 bajo la supervisión técnica de Patricio Claypole, experto en grabación y mezcla que ha trabajado con Los Natas, Ararat, Los Piojos y Poseidotica. Si las cintas capturan la fuerza y el sentimiento que tiene el trío argentino, el trabajo de masterización de Justin Weis logra que la banda se escuche más profunda y con cuerpo, en otras palabras, como si estuviéramos frente a ellos viéndolos en el escenario.

Picaporters lanzó tres canciones como sencillos del disco: el tema que le da nombre, "Ra" y "War is over". Tomamos como muestra de El horror oculto este último, única rola cantada en inglés que nos muestra la capacidad lírica de la banda más allá de su idioma propio. "War is over" es un blues ácido lleno de relámpagos distorsionados que iluminan a momentos la obscuridad abismal en la que nos sumerge la melodía. Una guitarra mágica que emana sentimientos a cada nota, una bajo lleno de intensidad que sirve de faro en la negra noche y una batería que nos sacude y nos hace regresar a la realidad tras la somnolencia provocada por la desazón y el abandono que la guerra provoca sobre la Tierra.

La herida de la guerra sigue abierta, su llaga permanece quemando el interior del hombre. Las balas continúan pasando rasantes y los ojos siguen cerrados deseando que todo termine de una buena vez. Sin embargo, la pena está encerrada bajo llave... guardada dentro del alma espera el momento de cruzar la frontera y romper todas la ataduras. No se trata sólo de recordar a todos los caídos ni tampoco de tener un trébol de cuatro hojas para la suerte, es momento de quitar el velo del rostro de la humanidad para que ésta enfrente sus diferencias, sus desencuentros y sus fantasmas. Retomando aquel viejo ideal hippie de amor y paz, una tenue luz se alcanza a ver al final del camino; quizá un deseo, quizá una oportunidad...

Para respetar la sensación de "directo" que tiene el disco, Picaporters lanzó en enero de 2016 el video promocional de "War is over" con imágenes de la banda tocando en diversos locales como el Pura vida y el propio El Attic. Luces que van y vienen, amplificadores y la banda a todo su esplendor demostrando lo que mejor saben hacer.


Dioses antiguos, H.P. Lovecraft, incertidumbre y muerte es lo que se respira en El horror oculto, disco que ha sido publicado de manera conjunta por Fauna Records y Del Carajo Producciones, a quienes se ha sumado South American Sludge Records, la marca productora y promotora de Sergio Chotsourian, voz y guitarra de la banda mítica de stoner argentino Los Natas. Sin embargo, Picaporters a liberado la descarga del disco completo de manera gratuita desde su página de Bandcamp, lo que nos abre la posibilidad de disfrutar totalmente lo que los argentinos han trabajado desde hace más de un año. Fuerza y profundidad se condensan en una placa que se interna en las neuronas y saca a flote los peores demonios que viven en el hombre. 

El horror oculto (Mayo 2016), Picaporters, Argentina.
Descarga gratuita desde la página de Bandcamp de Picaporters:


miércoles, 22 de junio de 2016

Pastor : las voces malditas que nos llaman desde la obscuridad


Un solo acorde sirve de entrada para un ritmo de batería constante, militar, quizá funeral. Las guitarras entonan una hipnótica melodía y el bajo de manera sigilosa la acompaña con su grave paso. De manera irresistible, el alma abandona al cuerpo para entregarse a una danse macabre. Todos tomados de la mano alrededor de la hoguera, brujas y demonios entregan sus cantos y bailes al maligno en un aquelarre eterno. 

Desde las tierras de la Europa central nos llega Pastor, banda originaria de Viena, Austria. Mágico cuarteto que en su sangre corre el original heavy metal, el occult rock y la semilla maligna de lo que con el tiempo se conocería como doom. Nacidos a finales de 2012, el grupo comenzó a componer a través de jammings en su cuarto de ensayos hasta que tuvieron un buen puñado de riffs obscuros a los cuales dotaron de líricas malditas, demoníacas y abismales. Luego de publicar dos sencillos con sabor hard rock setentero durante 2014, en agosto de 2015 nos presentaron su álbum debut: Evoke 
El primer disco de los austriacos es una colección de siete infecciosos temas que nos toman de la mano para llevarnos por un lúgubre sendero donde escucharemos los perversos susurros de seres malvados que nos hablan desde la obscuridad. No sabemos se podremos escapar de este trance, pero el dulce encanto por la maldad nos seduce hasta embelesar nuestros oídos.

Bajo la supervisión técnica, grabación y mezcla de Sabrina Sloth, Pastor se metió a los estudios Elephantwest Audio para darle forma a su obra prima. Tratando de emular las formas de grabación del pasado, todos los integrantes del grupo se metieron a la vez para tocar juntos y registrar cómo se escucha la banda "en vivo", sin trucos ni retoques de post-producción. Ya con el material bajo el brazo, Pastor llevó el material a los Louder Studios en California, Estados Unidos para que Tim Green lo masterizara (recordando que este reconocido técnico ha trabajado para gente como Melvins, Red Eye, Earthless o Christian Mistress).


Rodeados entre amplificadores Orange y Matamp, encontramos a Shardik y Arik junto a un arsenal de guitarras Gibson (¿acaso es necesario aclarar que son SG y Les Paul?). Con un bajo Rickenbacker sobre el hombro explotando a través de un Ampeg podemos ver a Georg; y un poco al fondo hallamos tras una bateria Ludwig a Alex. Cuatro músicos amantes de la obscuridad eléctrica de los años setentas que buscan rescatar esa sensación que originaba poner una aguja sobre el vinil mientras las bocinas escupían acordes perversos.

Sin dificultad podemos escuchar las influencias musicales de Pastor. En un primer momento podemos detectar la base sonora proto-doom de los eternos Black Sabbath y Pentagram, la cual es aderezada con la obscuridad de Witchfinder General y Pagan Altar hasta terminar la obra con un ligero toque de las bandas que dieron origen al NWOBHM como Thin Lizzy y el primer Judas Priest. En la actualidad existen muchos grupos que buscan rescatar dichos sonidos, pero podríamos acercar a los austriacos con los daneses Demon Head, los alemanes Mountain Witch, los suecos Burning Saviours y los americanos Demon Eye.


A falta de un single o sencillo promovido directamente por la banda, hemos escogido uno de los temas donde podemos escuchar los diferentes tintes sonoros de Pastor. "Wicked whisper" es internarse a un bosque a la mitad de la noche para escuchar en sus más obscuros rincones murmullos endemoniados, voces malditas que se esconden entre los árboles y juegan con nuestros temores. Los dedos se mueven sobre las cuerdas de las guitarras al igual que los duendes lo hacen en los montes encantados. Un bajo reptante se enreda en nuestras piernas para frenar nuestro ya de por sí inseguro paso. La batería imita aquel golpe que se escucha cuando los cuervos levantan su vuelo a medianoche.

Una voz rasposa y cansada nos habla sobre la sensación que despierta el encontrase en los dominios de las montañas, de la madre naturaleza y de lo desconocido. Su perverso rumor completa la fría atmósfera de temor y misterio, ese ambiente mágico que encontramos al cruzar el umbral de la obscuridad y la incertidumbre. Con un franco recuerdo al icónico Bobby Liebling de Pentagram, el rizado y barbado Arik utiliza su entrecortada voz que algunos momentos pasa de enferma bruja a pícaro demonio con la intención de atrapar incautos y desprevenidos.

Escuchar el Evoke entero es un viaje al pasado, al momento en que el rock fue cubierto por el manto de la obscuridad y la maldad. Pastor nos invita a su lúgubre propuesta de acordes directos y sonidos hipnóticos, a un paseo entre la neblina del misterio y lo desconocido como fuente de inspiración. Lo mejor será sentarse en el sillón favorito de la casa, abrir una buena cerveza, poner a girar el acetato y dejarse llevar por la magia, el misterio y el poder que nace de las bocinas estereofónicas...



lunes, 20 de junio de 2016

The Black Explosion : devorando soles a guitarrazos


Tras una mágica y energética aventura con la banda de retro-rock Dollhouse, el guitarrista y vocalista Chris Winter dejó a un lado dicho proyecto para tomar una cápsula espacial, cruzar galaxias y crear una nueva banda que pudiera mezclar su amor por el hard rock garage de gente como MC5 y The Stooges con el rock space de Hawkwind, el cósmico hard blues de Hendrix y la energía del rock crudo y directo de Grand Funk Railroad. Bajo el nombre de Black Explosion, desde Suecia nos llega un cocktail lleno de fuzz dispuesto a saturar nuestras bocinas.

La experiencia del frontman Chris Winter con Dollhouse nos lleva a citar a gente como Mike Davis de MC5 y a Nicke Andersson de The Hellacopters y Imperial State Electric, quienes trabajaron como productores de dicha banda. Con los conocimientos adquiridos, Winter ha construido desde junio de 2011 el sonido de Black Explosion con un arduo trabajo de estudio basado en la potencia de sus compañeros de fórmula. Conformados anteriormente como cuarteto, el ahora power trio literalmente explota los tímpanos a base de guitarrazos, distorsiones galácticas y ácidos acordes que nos transportan a universos desconocidos.


En unos cuantos días se publicará el más reciente disco de los suecos bajo el nombre de Atomic Zod War, una placa compuesta de siete electrizantes melodías que lograrán hacernos perder la gravedad para abandonarnos en el inmenso espacio. Para esta travesía intergaláctica, Chris Winter se hace acompañar de Andreas Lindqvist en la batería y de Simon Haraldsson en el bajo eléctrico. Juntos crean un poderoso rock lleno de fuzz que es imposible no compararlos con lo que hacen los americanos Radio Moscow y su hijo-clon Joy o los italianos Black Rainbows y su alter-ego Killer Boogie.

Para que puedan crear una idea de lo que está escrito hasta aquí, compartimos "Ain´t coming home", rola que bien podría ser la antipartícula del himno de Ten Years After que incendiaria la tercera noche del Festival de Woodstock. Un riff de escalas descendentes abre el portal que nos arrastra a otra dimensión.  Una vez absorbidos por el hoyo de gusano, caemos en un lisérgico tobogán sobre notas atascadas de fuzz y wah. Las neuronas se deshacen hasta dejar un ácido multicolor que empapa este denso sueño psicotrópico. Una lluvia de meteoros nos golpean sin clemencia mientras el viaje se hace más fuerte al paso de los segundos. Un solo de guitarra que nos toma de la mano y jamás nos suelta en el paseo estelar.


La tormenta eléctrica de "Ain´t coming home" ahoga las células del cuerpo hasta cambiar la sangre del torrente por cuantos de luz que viajan a su máxima velocidad. Una vez transportados al otro lado del universo, sólo podemos ser testigos de los despojos que quedan de cada uno de nosotros tras la sacudida. Inyección de LSD directa al cerebro que nos lleva al cosmos y que niega el regreso a casa, retorno que cualquiera podría rechazar luego de besar las estrellas.

Luego de este golpe a la conciencia, ¿qué más podemos esperar del Atomic Zod War? El disco oscila entre el psych más ruidoso hasta el hard blues más fundamental, una mezcla de garage y antro psicodélico que toma de pretexto el espacio sideral y tiene en la Fender Stratocaster en vehículo ideal. La placa es una explosión cósmica que deja paralizado a cualquiera, una invasión a nuestro interior que muestra el exterior, una salvaje oleada de ondas electromagnéticas que viajan a la velocidad de la luz y se incrustan en el inconsciente. Ruda psicodelia de sentimiento blusero y escandalosos efectos espaciales, power trio con la consigna de romper cualquier barrera física, en pocas palabras, rock en toda la extensión de la palabra.


The Black Explosion deja a un lado la posibilidad de un trabajo "super-producido" en el estudio para apostar por la energía pura de la banda "en vivo". Sus composiciones brindan el espacio necesario para el jamming y el lucimiento de sus integrantes, un horizonte de sucesos que logran seducirnos para ser devorados por el agujero negro que provocan. Los amplificadores han quedado tronados, los bulbos derretidos y nuestros oídos desquiciados, pero bien sabemos que ha valido la pena...


viernes, 17 de junio de 2016

Ruínas de Sade : Cthulhu, el hombre y la muerte


Día a día, noche a noche, momento a momento, Brasil nos regala música que simplemente nos hace explotar la cabeza. Desde sus profundidades ha nacido un monstruo sonoro decidido a devorar a quien cruce por su camino, una densa bestia que sin duda aplastará a todo aquel que escuche su poderoso clamor nacido en el más obscuro abismo. Sin oportunidad para salvarse,  nos sumergimos en sus profundas aguas hasta ahogarnos en la lúgubre atmósfera que la rodea.

Una tarde cualquiera llegó un mensaje electrónico desde Brusque, Brasil. Quizá no debería extrañarnos si dicho lugar fue uno de los primeros en América Latina que se abrió a las nuevas tecnologías al ofrecer computadoras de manera pública. Un link de Bandcamp y unas cuantas líneas escritas por Paulo Machado, columna vertebral de Ruínas de Sade, habían llegado a nuestras manos a través de Facebook. Antes de contestar algo, era obligatorio dar click y prestar atención a lo ofrecido… pero la sorpresa fue enorme, un golpe directo a las neuronas, una gigantesca sacudida apenas comparable con la majestuosa imagen de Cthulhu que sirve de portada para este EP. Sin un momento más que perder, la respuesta fue enviada con el deseo de establecer un puente de comunicación a pesar de la gran distancia.


Ahora es el momento para escribir del debut discográfico de Ruínas de Sade. Masticado y digerido los tres enormes tracks que lo conforman, nuestras palabras fluyen para hablar de un poderoso y lúgubre disco que, sin temor a equivocarse, nos sumerge en una atmósfera abismal hasta ahogarnos con su peso, su fuerza y su intensidad. 

¿Pero quién carajos son estos tipos?

Brusque es una ciudad brasileña del estado de Santa Catarina, al sur del país. Siendo un lugar fundado por alemanes y luego habitado por inmigrantes italianos y polacos, la mezcla de culturas europeas y americanas inunda la sangre de los nacidos en este bello lugar cruzado por el río Itajaí Mirim.

De entre sus calles surgió una banda de hard rock y grunge con tintes progresivos setenteros que se llamó Epitáfio da Luna, misma que se estrenó en los escenarios durante 2014. A pesar de la aceptación que tenía la banda dentro de la escena local de Brusque, el grupo comenzó a tomar otros rumbos melódicos que los llevó a destruir lo alcanzado para comenzar desde cero en julio de 2015.


De los restos de Epitáfio da Luna nació un nuevo proyecto instrumental que buscaba encontrar refugio en el stoner, aunque poco a poco en los ensayos terminó siendo la base el doom. Para el nombre de la banda, el bajista Paulo Machado mezcló dos ideas: la filosofía del placer del Marqués de Sade y la palabra mágica ruinas, la cual tomó tras ver la película Saló de Pier Paolo Pasolini, la cual está basada en la historia de Sade Los 120 días de Sodoma. De esta manera, Ruínas de Sade está enmarcada por la referencia sado-masoquista, erótica y transgresora del deseo humano.

En la metamorfosis de la banda permanecieron el baterista Iuri Jordani y el guitarrista Gustavo, con los cuales el grupo fue construyendo su nuevo sonido. Sin embargo, decidió convocar a un vocalista para poner voz y letra al proyecto, encontrando al hombre perfecto en Hugo Grubert (ex -vocalista de Blast Sallad, banda tributo a Black Sabbath).


Para agosto de 2015, Ruínas de Sade sufrió un cambio definitivo: Iuri decidió abandonar el barco para dedicarse al 10o por ciento a otra banda de la cual formaba parte. Ante esta situación, Gustavo Gamba se pasó a la batería y recomendó a su amigo Vitor “Bob” Zen para que se hiciera cargo de la guitarra eléctrica . A pesar de los cambios, y lejos de retrasar el trabajo de la banda, la nueva alineación se metió a casa del propio Gustavo para grabar parte de lo que estaban creando.


A finales del mismo 2015, le grupo tenía preparadas tres poderosas canciones que fueron terminadas en Solana Star Studio, mismas que fueron enviadas al Superfuzz Studio de Río de Janeiro para que fueran mezcladas y masterizadas. Fue así que para marzo de 2016, el primer EP de Ruínas de Sade fue publicado a través de Swap Metal Records, y en un tiraje posterior, por South American Sludge Records del argentino Sergio Chotsourian, guitarrista de la leyenda stoner Los Natas.

Para redondear tantos logros en tan corto tiempo, la portada de la placa cuenta con la ilustración de Ars Moriendee, un artista gráfico de Belo Horizonte que ha realizado trabajos para gente como Christian Mistress o Son of the Witch, además de diversos carteles para eventos y festivales de metal y doom. Para la tapa del EP de Ruínas de Sade, podemos observar una monumental imagen de Cthulhu, aquella mítica deidad del universo de H.P. Lovecraft cercana a un coloso pulpo que trae consigo destrucción locura y caos.


El concepto

Ruínas de Sade es un monstruo sonoro apenas comparable con el que se encuentra en la portada del disco. Acordes lentos que asemejan pasos que arrastran un pesado grillete, ritmos aletargados que nos sumergen en las obscuridades abismales y fuertes estruendos que cimbran la tierra desde sus cimientos contenidos en tres tracks sin piedad ni clemencia.

Aunque las líricas pueden remitirnos en un primer instante a las obvias referencias del doom sobre muerte, seres de ultratumba y monstruos sobrenaturales caídos desde otras galaxias, Ruínas de Sade tiene como trasfondo en sus letras la filosofía existencialista y el nihilismo de Friedrich Nietzsche en equilibrio con el mórbido erotismo del Marqués de Sade; una extraña mezcla que al escarbar sobre ella podemos encontrar un punto de coincidencia: el rompimiento de la moral establecida para abrir las posibilidades a nuevos caminos para el hombre.


Bajo estas ideas, sería obvio que la banda trabajara la música para que encajara con las profundas líricas creadas por Hugo Grubert y las ideas de Paulo Machado; sin embargo, lejos de crear las melodías a través del clásico jamming, el grupo construye todo a partir de riffs que va tejiendo meticulosamente hasta consolidar una canción completa, odas monumentales que son finalmente coronadas con las letras una vez conformado en denso telón de fondo.


El sonido de Ruínas de Sade se remite directamente al Black Sabbath más lúgubre, al stoner más denso inspirado en Sleep y al doom lisérgico de Electric Wizard, aunque la propia banda habla también de Queens of the Stone Age y Stoned Jesus como referencias; pero aclaran que jamás como un tributo o una copia, gracias a su afán de crear un sonido propio.

Ruínas de Sade fue creado y grabado “en casa”, en el cuarto de ensayos y en el garage que directamente nos llega a los oídos. Fuerza bruta sin mediaciones ni filtros que no hace entender que unos cuantos guitarrazos bien estructurados, una lírica bien pensada y un colosal sonido puede crear un maravilloso y virtuoso caos. La destrucción lleva a la reconstrucción y nos regala un pedazo de disco fenomenal, un devenir creativo que rompe con cualquier cosa esperada para sorprendernos con su poder, su densidad y su obscuridad.

Canción por canción

Funeral do Sol: “Será mejor que lo aceptes y no decir adiós, porque a veces existe un regreso. Ahora están aquí, pero no te engañes a ti mismo, ellos ya no son lo que solían ser. La noche caerá y llegará el funeral del sol. Un estruendo golpea los oídos cuando escuchas el grito seco de los heridos rodeados por una neblina de formol. El miedo y el dolor arrancan el calor de la espina que sabe a hierro. ¿Cómo pueden seguir andando, moviéndose, arrastrando sus cadenas  a pesar de la condena que ahora es su destino? No existe la suerte cuando tu propia muerte camino a tu lado…”

Una marcha fúnebre, una oda a los muertos vivientes, despojos humanos que han salido de sus criptas para encontrar venganza a su terrible muerte. Acordes secos golpean sin piedad marcan el penoso paso de los sin vida en donde el umbral entre el más allá y nuestra realidad se entrelazan y rompen sus barreras. Riff lento que sólo cambia en su volumen e intensidad en recuerdo directo al himno homónimo de Black Sabbath, mismo que es partido a la mitad por una pausa misteriosa tras un sublime y pasmado solo de guitarra para abrir paso a una danse macabre que sirve de fondo para un salvaje aquelarre. Las brujas y los demonios bailan eufóricos frente a la fogata mientras el hombre comprende su destino: lo único seguro que tiene es su muerte. Angustia y desesperación que sólo encuentran la cura en este baile de zombies sin salvación.


Para promoción de la banda, se decidió extraer esta canción del EP y lanzar un video promocional en el canal de YouTube de Ruínas de Sade. Tomando escenas de la película norteamericana “Night of the living dead”, filme de terror  a blanco y negro de serie B publicada en 1968 que fue dirigida por George A. Romero, “Funeral de sol”  sirve de soundtrack para las famosas escenas de sangre y muerte. Aprovechando el descuido del productor de eliminar la declaración de derechos de autor en la edición final, la banda utilizó la película para los más de nueve minutos que dura la rola, debido a que se puede utilizar libremente sus imágenes.


Divindade abissal: “Aquellos que cruzan el océano no lo confiesan, pero profesan otro tipo de fe. Cuando están en el mar no rezan por nadie más. Ahí están tambaleándose como borrachos, consumiéndose en el miedo por la locura y enfermedad que provoca la tormenta. Aquí en la profundidad, en la obscuridad  y en la belleza que causa la muerte, el corazón siente el efecto de la profundidad. Las criaturas que habitan el fondo del abismo vuelan alarmadas porque sienten su despertar. Cientos de ojos se abren, todo será observado. Aquí abajo todos saben que jamás hubo un Cristo salvador. ¿Quién podría imaginar que un día llegaría tan hondo y que con alegría se vería el fin del mundo?”

La ilustración de Ars Moriendee en la portada del EP nos lo había advertido: la abismal deidad creada por la imaginación de H.P. Lovecraft tendría su espacio dentro de acordes de Ruínas de Sade. Este es el himno para Cthulhu, para el ser colosal caído en la Tierra desde el cielo y que duerme en el fondo de los océanos encerrado en la ciudad de R’lyeh. Las estrellas se han alineado y ahora es el momento en que la criatura despertará de su profundo sueño para traer caos y violencia que acabará con la humanidad.


El doom se apodera del océano, un hipnótico vals de notas distorsionadas y tétricas que nos sumergen en las aguas profundas hasta alcanzar la obscuridad eterna de los abismos. Una voz ahogada y burbujeante nos cuenta sobre un extraño rito sobre un gigantesco ser extraterrestre de tentáculos y alas en su espalda. Las guitarras se callan para dar espacio a un poderoso bajo que no deja un solo instante de entonar la monótona melodía, aquella que lleva el ritmo de las olas del mar. Un estruendo y ensordecedor grito se escucha desde las profundidades, este es el sonido que anuncia que la temida bestia ha despertado.


Cadáver da Terra: “La humanidad ha caído en el complejo de Edipo. Midiendo y calculando el tamaño del universo sin saber para qué, quizá lo único que haga con ello será asesinar a su padre imaginario. Sobre el cadáver de la Madre Tierra se desarrollan larvas que conllevan guerras, armas y esclavitud. En las periferias del tercer mundo la banca basura ha sido tirada, un tóxico que corroe todo pero que es justificado en nombre del progreso. Los niños mueren llenos de dolor y agonía, un genocidio comparado con una orgía. La razón debe ser guiada por el sentido de la vida y no ser el motivo o el motor para nuestro ímpetu suicida.  Se ha pasado el momento de unidad, ahora ser racional significa dividir gracias a la idea de “sólo pensar en mí mismo”. Juntos podemos enfrentar nuestro fin…”

El hombre enfrentado con la naturaleza, la razón y la tecnología contra el azar y lo natural. En nombre del progreso, la humanidad ha acabado con todo a su alrededor; pero no da cuenta que al hacerlo se está matando a sí mismo. Este es el espejo que ha cegado a Narciso, Ícaro retando a la muerte, la razón que  despertó la ira de los dioses quienes encadenaron a Prometeo. Sin embargo, todavía exista una última oportunidad, la reconciliación entre los hombres más allá del egoísmo, el interés y la codicia. Unidad contra individualismo, esa es la respuesta y la única posibilidad de salvación.


Un guitarra oscila entre dos acordes, un lento péndulo que se agita sobre nosotros como aquella cuchilla que narraba Edgar Allan Poe. Un bajo reptante juega sobre el mástil para ofrecer un múltiple juego de notas que se contrapone a la hipnótica melodía. La intensidad crece segundo a segundo hasta que un nuevo riff nos roba la atención con su densidad para ahogarnos en una atmósfera que da la bienvenida a los cuatro jinetes del apocalipsis. Una fuerte voz entra para hablarnos del suicidio del hombre en su afán de progreso tecnológico y conquista del mundo natural sin freno ni reparo. El bajo cambia nuevamente la melodía tras su abandono en un desolado abismo de silencio, un eco distorsionado que busca regresar la mirada para encontrar una salida al laberinto que nosotros mismos hemos creado.  Un último cambio de ritmo de escalas insistentes se convierte en un pesado grillete que sólo sirve de entrada a un desgarrador final que implora un despertar tras el devenir. Cabe resaltar que el solo de guitarra nos toma desprevenidos hasta que poco a poco nos hace viajar hacia el más allá.



Las reseñas sobre el primer EP de Ruínas de Sade no se podían dejar de esperar, más allá de que sus tres melodías que lo conforman están cantadas en portugués y duran más 9 minutos cada una. La infinita densidad que se respira en ellas es imposible dejarla pasar, y al igual que un agujero negro, nos atrapa sin que podamos escapar de él. 

La banda se encuentra trabajando en lo que podría ser su primer álbum completo o un split junto con otro grupo, mismo que tendría composiciones en inglés con la intención de alcanzar un mayor público. Por lo pronto están girando en su natal Brasil, aunque ha sufrido la salida de su baterista Gustavo Gamba, el cual ha sido sustituido por Carlos "Molly" Civinsky. Tendremos que estar atentos sobre lo nuevo que ofrezca Ruínas de Sade, deseando que lo alcanzado en tan poco tiempo les sirva para convertirse en una de las bandas más importantes del género.




miércoles, 15 de junio de 2016

Stoned Jesus : el ataque de los robots asesinos


Ya hace tiempo habíamos hablado de los ucranianos de Stoned Jesus gracias a lo hecho en Seven thunders roar , segundo disco de la banda y su sencillo "Electric mistress" (reseña-review). En aquel momento hablábamos de un grupo que bebía del rock desértico californiano de la escuela de Queens of the Stone Age y las mágicas metáforas llenas de mujeres, arena y ardientes carreteras. Sin embargo, con su tercer disco, Stoned Jesus logra darle una vuelta más a la tuerca para apretar su poderosa máquina y afinar su sonido.

The harvest fue publicado en febrero de 2015, disco hecho con toda la intención de afianzar lo logrado en su placa anterior y establecer su nombre dentro del circuito stoner. La primera probada a su explosivo cocktail fue la pieza que abría la obra, una poderosa oda de recuerdos francamente sacados de la imaginación de Isaac Asimov llamada "Here comes the robots". Potencia sonora tronando en las bocinas y una letra de apocalipsis tecnológico se convierten en fórmula perfecta para hacernos entender que Stoned Jesus llegaron para quedarse.


Igor Sidorenko en las vocales y guitarra, Sergii Sliusar en el bajo y Viktor Kondratov en la batería se dieron a la tarea de componer y grabar este álbum desde noviembre de 2013 hasta enero de 2015 bajo el mando de Sergii "Knob" Lubinsky quien grabó, mezcló y masterizó el material en los Zvukoceh and Revet Sound. Una parca nos vigila en la portada del disco, una tétrica imagen que habla de muerte, destrucción y apocalipsis. Sin embargo, en lo músical The harvest logró abrir las posibilidades del sonido de Stoned Jesus para incluir algo de rock desértico, doom y hasta metal hasta encapsularlo en los confines de lo que algunos han llamado stoner.

"Here comes the robots" es una infecciosa melodía de riff insistente de innegable sabor desértico como si se tratara de un viejo V8 corriendo por alguna abandonada carretera de California o Arizona. Sin embargo, el sonido de esta canción de Stoned Jesus nos lleva a la idea que tuvo Josh Homme al construir Queens of the Stone Age tras abandonar Kyuss, un fuerte rock mecánico de figuras hipnóticas, guitarras cortantes y bajos contundentes al que denominó "robot rock". Stoned Jesus avanza un paso más y nos dejan caer una fuerte advertencia: una invasión robótica provocada por el propio hombre y sus deseos de convertirse en Dios.


Condensada esta sentencia en un poco más de tres minutos, los ucranianos logran crear una excelente rola que engancha de manera inmediata a quien la escucha, un gancho al hígado que nos deja sin respiración, un loco e intenso intento por huir del futuro que nos ha alcanzado irremediablemente. La saturación llena los auriculares  hasta que la velocidad baja por unos instantes para sólo remarcar cada golpe que conforma la melodía. El peso del metal y los transistores nos cae sin piedad hasta que quedamos aplastados por una aplanadora sonora de gran velocidad y precisión. Redobles marcan la marcha militar de un ejército de latón que nos acabará finalmente.

"Ya no quiero ésto  nunca más, quiero escapar por mí mismo. En este juego de creación no alcanzo a ver la razón ni el motivo para continuar con ello. Sin embargo, la prisión ya está hecha, y está hecha por mí. La sentencia está escrita: aquí vienen los robot..."


En mayo de 2015 fue presentado el video de esta rola, mismo que fue hecho por Born Vision Studio. En sus sencillas imágenes (catalogadas por la propia banda como "minimalistas") podemos observar a la banda tocando en un plano blanco mientras un lento zoom se acerca a ellos. Los instrumentos se hacen enormes hasta que nuestra perspectiva nos hace chocar contra la batería, pero es aquel momento es cuando la imagen se distorsiona y podemos distinguir los pixeles que la conforman. Todo se obscurece y de entre sus sombras logramos ver a la banda tocando rodeados de sus fans mientras que al unísono hacen un "headbanging". El zoom regresa nuevamente para dejarnos nuevamente como al inicio.


Tras la publicación de The harvest, Stoned Jesus se embarcó por una larga gira que los ha llevado por toda Europa, Estados Unidos y parte de Sudamérica, confirmando a la banda como una de las más importantes del género donde se debe: en los escenarios. Hace unos días subieron a su página de Bandcamp  The seeds vol. 2, una colección de jams y grabaciones no oficiales que tienen la intención de obtener recursos para la grabación de un siguiente disco. Esta estrategia fue hecha por la banda para The harvest, motivo por el cual nos obligaba a regresar la mirada hacia él mientras nos frotamos las manos en espera del siguiente material de estos poderosos ucranianos.


lunes, 13 de junio de 2016

Mos Generator y cómo hacer hard rock en el siglo XXI


Ya en varias ocasiones hemos escrito sobre Tony Reed, pero siempre lo hemos hecho gracias a su trabajo de producción y masterización en sus estudios de HeavyHead Recording para gente como los daneses Doublestone, los franceses Doctor Doom, los australianos Seedy Jeezus o sus compatriotas  Goya, Red Wizard y Desert Suns. Ahora es momento para hablar de Tony Reed en su faceta como músico, y que mejor que hacerlo sobre Mos Generator.

Reed forma parte de distintos proyectos como Stone Axe, HeavyPink y Treepeople, pero es reconocido en el ambiente musical gracias a que es el frontman, guitarrista y productor de Mos Generator, banda nacida Port Orchard, Washington en el ya lejano 2000 y que tiene en su haber cinco discos de estudio y uno en vivo. En unas semanas será publicado su nueva placa, la cual llevará por título Abyssinia, así que antes de su lanzamiento, tenemos el pretexto ideal para volver la vista hacia atrás y recordar algo de este pedazo de la historia del hard rock norteamericano.


Lo último que tuvimos en los oídos de Mos Generator fueron algunos discos compartidos o "splits" con los italianos Isaak, los británicos Stubb o los americanos Sower; pero quizá sea necesario darle un merecido reconocimiento a su último disco de estudio: Electric mountain majesty. Esta placa fue publicada entre marzo y abril de 2014 a través de una pequeña marca Listeneable Records; misma que fue grabada, mezclada y masterizada por el propio Tony Reed en sus estudios. Por si fuera poco, tuvo como portada el arte de Adam Burke, reconocido dibujante que ha realizado las tapas para gente como Uncle Acid & the deadbeats, Heat, Satan's Satyrs, Ruby the Hatchet y Ancient Warlocks. 

Para este este disco de Mos Generator, Tony Reed conformó al power trío con Scooter Haslip en el bajo y con Shawn Johnsson en la batería para crear los diez temas que lo construyen, mismos que son una colección de canción que demuestran lo que es hoy en día el hard rock y, ¿por qué no?, el heavy metal en la actualidad. Electric mountain majesty contiene un rock pesado inspirado sin lugar a dudas en Black Sabbath, pero en sus matices podemos escuchar cómo está salpicado de aquel stoner crudo al estilo de la costa este americana, tipo Clutch, Monster Magnet o The Sword.


Dejando a un lado el pasado compartido por el trío bajo el nombre de Twelve Thirty Dreamtime, Mos Generator nos regala en Electric mountain majesty momentos de éxtasis llenos de guitarras fuertes y sin miramientos, golpes de batería sin piedad y un bajo acompañando de manera segura y paciente. Aunque los dirigidos por Tony Reed podrían haber tomado la ruta segura por los ritmos más lentos del exitoso y bien recibido Nomads, la banda pisa un poco el acelerador y le sube al nivel del metal zone para aumentar las posibilidades dentro de su panorama musical.

El ejemplo claro de esta evolución en el sonido de Mos Generator, tomamos el tema que le da título al disco, una rola de riff infeccioso inspirado en Sabbra Cadabra y en Holy in the sky de los eternos Sabbath que nos obliga a mover la patita, sacudir la mata y levantar la mano cornuta. El ritmo agitado es cambiado por uno entrecortado para abrir paso a la voz de Tony Reed, la cual es una mezcla extraña entre las líneas melódicas de Ozzy Osbourne y el tono de Zakk Wylde de Black Label Society. Cuando todo va cuesta arriba, Tony Reed nos regala un espectacular solo de guitarra lleno de velocidad y fuerza que cocha directamente contra los juegos de platillo de la batería de Shawn Johnsson, instante mágico que nos demuestra de qué está hecha la banda.


Según relata el propio Reed, esta canción fue la última en escribirse del álbum, la cual fue realizada durante un tiempo libre durante el estudio tomando como base algunas figuras de batería. Una vez teniendo los tres riff o momentos que conforman el tema en su totalidad, trabajaron con el bajo para crearle cuerpo a la melodía. Sin embargo, el propio líder de la banda acepta que el poder de esta canción está en la gran fuerza y técnica de Shawn Johnsson tras los tambores y los platillos.

Para acompañar el lanzamiento del disco, a finales de julio de 2014 se presentó el video de "Electric mountain majesty" donde vemos a la silueta de los Mos Generator tocando mientras a su espalda una colección de imágenes hasta cierto punto psicodélicas y estridentes nos saturan la vista. Es así que podemos ver una ardiente sabana, un cielo estrellado, montañas y nebulosas, el vuelo de aves rapaces y el omnipresente rostro de Tony Reed entonando la canción.


Mos Generator es rock pesado, una muestra de lo que se hace en este siglo cuando un power trio le sube a los decibeles con la intención de hacer tronar las bocinas pero sin perder la melodía. Una vez establecidos los parámetros que la propia banda se impuso, ahora podremos recibir su nuevo disco para saber si mantienen lo que han logrado hasta el día de hoy o Tony Reed y sus nuevos muchachos puede romper los límites para sorprendernos con otra estampida de notas y excelentes canciones.


viernes, 10 de junio de 2016

The Blackwater Fever : hasta las profundidades de uno mismo


Una guitarra distorsionada repta sobre el pantanoso suelo, una ensoñación densa que satura la lúgubre atmósfera. Es difícil respirar bajo este aire pesado, contaminado y saturado. Paso a paso nos arrastramos hasta acercarnos a un abismo, una caída libre donde nuestra mente se derrumba sobre sí misma. No hay salida posible, no hay retorno y no existe posibilidad de salvación. ¿Acaso alguien podrá salvarnos de esta obscuridad en el alma?

The Blackwater Fever nos toma de la mano para meternos a las profundidades, nos sirve de guía para rascar en la obscuridad de nuestro interior y para mostrarnos que no hay escapatoria a nosotros mismos. Por medio de una mezcla entre garage, blues y ambiente dark, la banda originaria de Brisbane, Australia construye un rock denso de ambientes fuertes que no permite que su música pase desapercibida. 


Con un sonido nacido de las raíces del blues grasoso norteamericano, The Blackwater Fever se conformó como un dúo inspirado en el estilo y el ritmo de bandas como The White Stripes y The Black Keys. A partir de 2005, el guitarrista Shane Hicks y el baterista Rick DeMarco conformaron la banda, pero éste fue sustituído por Andrew "Lucky" Walter desde 2007. Con el tiempo, la pareja fue tomando senderos más lúgubres en su música, lo que los llevó a buscar a alguien que se hiciera cargo de los ahora necesarios tonos graves en su concepto. A partir de 2010 se integró a la banda Jed A. Walters, quien se haría cargo del bajo eléctrico y de los teclados.

En el año de 2013 fuimos testigos del lanzamiento de The depths, un disco donde los australianos terminaron de definir su sonido, un opresivo ambiente cubierto de una densa niebla que a penas nos permite observar más allá de nuestras narices. Coincidiendo con el lanzamiento de Specter at the feast de Black Rebel Motorcycle Club, este disco de The Blackwater Fever suena más a lo que nos tenían acostumbrados los norteamericanos en comparación a lo que publicaron ellos mismos. 


Una vez que las obscuras nubes se posaron sobre el blues garage, The Blackwater Fever ya no fue lo mismo. En su abismo podemos encontrar demonios, asesinos y temores. Es un paraje lleno de miedos propios, de aquellos que crean fantasmas y monstruos que persiguen, alcanzan y no sueltan. The depths es un mantra que hipnotiza, un denso sopor ahogado en whiskey y cigarro que nubla todo a su paso. Un escalofrío recorre la espalda al escuchar cualquiera de los acordes contenidos en la placa, un temblor que nos hace saber que estamos frente a un gran disco.

Para comenzar el mórbido viaje hacia nuestros propios horrores, tomamos un trago y dejamos caer la primera píldora y en nuestro interior escuchamos un arrastrado ritmo de guitarra rasposa y ahogada. Bajo el título de "Can't help yourself", bien podemos imaginarnos hacia dónde desciende este sendero. El golpe de bajo y batería remarcan los pasos a tiempo lento, grave e inseguro, aunque constante y sin miramientos. Un solo de guitarra (con slide incluído) nos sorprende por su intensidad, pero el clamor en la voz de Shane Hicks nos deja helados con su sentencia: "no puedes ayudarte a tí mismo".


Un eco que nos habla desde el fondo del vacío, un enorme rayo que ilumina momentáneamente, un estruendo que rompe el silencio, un viento frío que desnuda y cala hasta los huesos. Tres instrumentos en el colmo de la electrificación del blues que irónicamente lo regresa a sus raíces, aquella base donde el hombre se encuentra solo luchando contra sus demonios y contra el mundo.

Para acompañar nuestra imaginación, The Blackwater Fever publicó un video para "Can't help yourself". En sus imágenes podemos observar a la banda tocando entre sombras y neblina, juegos de simetría y relampagueantes luces que sólo muestran siluetas, blanco y negro que nos arrastran hasta las profundidades tan temidas, pero también anheladas.


El obscuro hard blues de The Blackwater Fever nos lleva directamente a pantanosos parajes que recuerdan los ambientes lúgubres del propio Howlin' Wolf y su sonido atmosférico hasta gente como Black Rebel Motorcycle Club (clavados en su Take them on, on you own) o a All Them Witches (repasando toda su discografía, pero retomando el sentimiento plasmado en su Our mother electricity). Sin embargo, todo quedó perdido en aquel pozo llamado The depths... Hasta el día de hoy no hemos tenido nada nuevo de la banda, salvo el lanzamiento de unos discos en vivo con presentaciones hechas ya esa un tiempo (The Tivoli Theatre del 2010 y The Heritage Hotel 2012), un cover a The Beatles por el aniversario del lanzamiento del Rubber Soul, y algunas presentaciones junto con los suecos Truckfighters. ¿Será que la entrada de Jared Tredly por "Lucky" en la batería habrá afectado al grupo? ¿será que los proyectos solistas de Shane Hicks estén opacando el proyecto de The Blackwater Fever? ¿será que The depths llegó al límite de la composición e integración sonora? ¿qué será lo que ocurra con The Blackwater Fever en el futuro?