Un grupo de amigos de la ciudad de Guadalajara, México se
reunieron en aquel 2012 para hacer la música que a ellos les gustaba. El tiempo
fue pasando hasta que dejó a cinco chicos con un concepto claro de lo que
querían hacer y decir con su banda. Dos EP’s de aprendizaje que los llevó a la
reconstrucción de sus rolas, a la construcción de una plataforma que les
sirviera de difusión y la transformación de su sonido. A casi dos meses de la
publicación de su álbum debut, hoy hacemos un pequeño recuento de un grupo que
comienza su camino en el difícil andar del rock mexicano: Los Bluejays.
Al paso de los años, y tal como ocurre en muchas bandas,
gente llegó y gente se fue hasta que las aguas fueron bajando y poco a poco el
camino era más claro. Fue de esta manera que Sergio Florean en la guitarra
principal, “Richy” Rosales en la segunda guitarra, “Gus” Andrade en la voz,
César “Ciego” Niembro en el bajo y Gustavo “Bubu” Jiménez en la batería
lograron sentar las bases para que este grupo del occidente mexicano se metiera
en los estudios de grabación con la finalidad de darle un soporte profesional a
lo que en lo largo de los años han podido construir.
Al escuchar sus distintas producciones escuchamos el giro que
su sonido tuvo. Sus EP’s Descontrol de
mayo de 2013 y BLVJÄYS de junio de
2014 son un conjunto de rolas clavadas en el punk rock noventero de voz clara
con melodía definida. Sin embargo, aunque en algunos momentos observábamos
algunos atisbos de poder y agresividad, su última producción es una granada en
las manos que explota por completo y sin control, un hard core que busca acercarse al sludge o al death.
Cempohualxochitl fue presentado hace dos meses por
medio de Malviaje Discos. Grabado en los Drumstick Records durante la primavera
de 2015 con una producción y mezcla hecha por la propia banda, la placa nos sacude
de principio a fin sin darnos tregua ni respiro. La agresividad, la densidad y
la potencia del disco fácilmente nos pueden hacer pensar que estamos hablando
de dos bandas diferentes. Si la trasformación es radical, el trabajo del sueco
Pelle Hericsson en la masterización termina por clavar el último clavo en el
ataúd.
El concepto gira alrededor del tema de la muerte como
elemento irrefutable e innegable del ser humano en cualquiera de sus facetas.
Desde los desastres naturales que pueden provocar el término de la humanidad
(lo que conocemos como el “fin del mundo”) hasta la capacidad del propio hombre
de manejar la muerte, ya sea ejecutándola con los otros así como llevándola a
su cumplimiento a sí mismo. Sin embargo, Cempohualxochitl
no se queda ahí, el tema de la muerte en las líricas del disco en su mayoría lo
podemos palpar en la idea que “eliminar” a las personas de nuestra vida, es
decir, la posibilidad de terminar al otro tras un rompimiento o separación
irreconciliable por medio del poder de la mente. Ausencia, negación,
eliminación, olvido.
Observamos la portada del disco y nos encontramos con una corona de flores como las que se colocan en los velorios y entierros. El listón que pende del arreglo nos dice el título: Cempohualxochitl, el nombre en náhuatl de aquella flor mexicana que se utiliza para adornar los altares que recuerdan a los muertos los días 1° y 2 de noviembre. La flor de muertos acompaña al funeral de lo que fue Los Bluejays y nos presenta la nueva propuesta sonora de la banda, una colección de canciones que tendrán en la muerte el pretexto para encontrar olvido y transformación. Una flor de color intenso y olor penetrante que es imposible que pase desapercibida como concepto para describir la música directa y sin freno que hace al disco.
El primer sencillo que se desprende de este disco es su tercer track llamado "Muerto", una agresiva pista de riffs intensos de guitarra que van encontrando varias estructuras mientras la voz de Gus nos habla desde la ultratumba. Una canción vieja que se encontraba en el repertorio de la banda desde hacía mucho tiempo atrás, la cual fue cambiando su estructura con el paso de los meses. La banda la considera una de sus canciones más "colectivas" debido a que los diferentes riffs que la conforman fueron realizados por los distintos guitarristas que han formado parte del grupo. Hacia la parte media de la rola, los instrumentos se pierden en un eco distorsionado en forma de loop, como si el alma esperara en el purgatorio su juicio final.
Según lo que los propios Bluejays han comentado en diferentes entrevistas, "Muerto" no es una rola que estrictamente hable de la muerte de una persona, sino la desaparición de la misma en su percepción cuando existe una separación, ya sea por rompimiento amoroso, amistad o relación social. El alejamiento conlleva una muerte "imaginaria" del otro, una eliminación de los recuerdos, un "borrón y cuenta nueva".
Para la promoción del disco, Saurio Films elaboró un video de la rola donde se pudiera ver reflejada la potencia de la melodía sin que se perdiera el tema de la misma. La eliminación y olvido del otro quedó bien representado con las imágenes del bailable regional de los "tastoanes", el cual representa la lucha de la conquista y el sometimiento de los pueblos autóctonos en el occidente de México. Esta tradición se realiza en el poblado de Tonalá, Jalisco a finales del mes de julio, la cual consta de un grupo de personas con máscaras zoomorfas muy vistosas que representan a los indígenas heridos por las llagas del sometimiento y deformes por la viruela y las enfermedades traídas por los españoles. Asimismo, se suma al baile a otros danzantes vestidos con sombreros y capas rojas que representan a Santo Santiago, es decir, la imagen de Santiago Apóstol, santo católico que fue utilizado como patrono en el proceso de colonización realizado por el conquistador Nuño Beltrán de Guzmán.
El video muestra la violencia que contiene el baile, ya que éste consiste en la representación de diversas batallas por medio de golpes, gritos y latigazos que terminan con la victoria triunfal de Santo Santiago en su caballo, la imposición de la cruz y la muerte de los tastoanes, quedando sus cuerpos regados por la plaza del pueblo.
Con tan solo tres minutos de rola, Los Bluejays destruyen todo a su alrededor para dejarnos tendidos en el suelo a sabiendo de lo vendrá en la totalidad de la placa: guitarras fuertes, efectos sonoros, distorsiones y gritos. La energía recorre todo el cuerpo hasta que el alma la abandona. La lírica es muy clara y lo único que nos queda es hacer referencia a ella: " Este es mi testamento... ahora que he muerto ya no camino, no respiro, no respondo, ya no existo. El que era antes, no seré más. Se ha ido y no regresará jamás. Mátame, aniquílame y de tu recuerdo bórrame".
La curiosidad penetra
al hombre, reptante entra el deseo por saber, por eliminar la neblina de la
duda y por saciar el morbo. Cualquier cosa puede provocarla, pero existen unas
que despiertan más interés del individuo que otras. Se podría decir que es
parte del instinto del ser humano, algo que comparte con el resto de los seres
vivos; pero el nosotros tenemos la capacidad de desmenuzarla, reflexionarla y
expresarla. La falta de control ante lo desconocido nos despierta la búsqueda
de respuestas, aunque al escudriñar en el vacío y la nada nos quedemos con más
preguntas. La imaginación sustituye a la verdad y todo queda bajo un velo de
misterio y obscuridad.
Brimstone Coven abre el
baúl de los miedos en un intento por hablar sobre todo aquello que nos han
enseñado a temer, sobre las cosas obscuras que la mente humana les ha dotado
explicaciones sobrenaturales al no encontrar respuestas coherentes con lo que
hasta el día de hoy tiene en sus manos (religión, ciencia, tecnología y fe).
Las fantasías, los mitos y las creencias alimentan lo desconocido para crear
historias mágicas y misteriosas que terminan haciendo crecer la duda y el
morbo.
A través de un hard
rock vintage, la banda nos lleva a un viaje lúgubre por la obscuridad, lo
místico y lo desconocido. Con una referencia directa a los clásicos Pentagram y
Black Sabbath sumada a los sonidos creados por las bandas europeas como
Witchcraft, Graveyard y Kadavar, Brimstone Coven crea una atmósfera ideal para
penetrar el umbral de la duda y escuchar aquellas historias creadas por el
miedo y la imaginación del hombre, donde sólo nos queda soltar la mente ante
los temores que siempre nos han acompañado.
¿Pero
quién carajos son estos tipos?
Asentada en las
márgenes del río Ohio del valle del mismo nombre, el pequeño poblado de
Wheeling en West Virginia, Estados Unidos vió nacer a Brimstone Coven a
principios de 2011. Dicho valle ha sido semillero de varias bandas que se han
sumado a la ola de grupos que buscan rescatar los sonidos que constituyeron el
rock pesado a finales de los sesentas y principios de los setentas. Con un
concepto claro y un conjunto de canciones bajo el brazo, el guitarrista Corey
Roth se dio a la tarea de buscar músicos en la escena local que terminaran de
construir la idea que él tenía en mente: rolas que hablaran sobre ocultismo y
cosas místicas por medio de una base de rock retro y doom, salpicado del sonido
vintage de las bandas europeas de los últimos años.
En su búsqueda, Corey
encontró el video de un baterista llamado Justin Wood, un tipo de gran fuerza
en su ejecución y con un gusto por las bandas clásicas de rock como Led
Zeppelin y Rush, además de las bandas de rock sureño como Eagles y Lynryd
Skynyrd. Acompañado por su equipo Tama, la base estaba conformada.
Una vez integrado
Justin al proyecto, Corey audicionó a varios músicos para encontrar las
siguientes vacantes: bajo y vocales. Fue así que se presentó “Big John”
Williams como bajista para el grupo, quedándose con el puesto. Finalmente se
integró Andrew D’Cagna como vocalista y fue así como Brimstone Coven nació.
Sin embargo, tras
algunos ensayos con las canciones originales y algunos covers a Black Sabbath,
la idea musical que buscaba Corey no resultaba. Fue así que Andrew D’Cagna tomó
el bajo gracias a sus conocimientos como guitarrista en otras bandas amateurs
donde había tocado y dejó el puesto de vocalista principal a “Big John”.
Gracias a este cambio, la banda ganó presencia en su sonido, pues Andrew tomó
como equipo un bajo Rickenbacker amplificado en un Orange Terror y gabinetes Ampeg
para lograr una profundidad sonora inspirada en el estilo de Geezer Butler de
Back Sabbath y su gusto por la forma de tocar de gente como Geddy Lee de Rush,
Chuck Panozzo de Styx y Jonh Paul Jones de Led Zeppelin.
Al abandonar el bajo,
“Big John” se concentró en darle personalidad a las voces de Brimstone Coven.
Con su gusto por las bandas de psicodelia y rock progresivo (sobre todo Pink
Floyd), William dotó al grupo un aro místico a las canciones compuestas por
Corey, como si un grupo de monjes o religiosos entonaran cánticos y oraciones
en plena contradicción con las temáticas que manejaban las líricas de las
rolas. Comparado con el estilo “gregoriano” de Tobias Forge en la famosa banda
Ghost, las voces en Brimstone Coven guardan más un estilo de mantras y rezos
católicos modernos.
Con esta alineación, la
banda se metió a los estudios para grabar lo que sería su EP titulado
homónimamente Brimstone Coven,
publicado de manera independiente en 2012. El material que se presenta en esta
placa sería exclusivamente las cinco melodías de Corey Roth que había
presentado al resto del grupo y que servían de base para el proyecto, mismas que
lograron una aceptación y apertura de espacios donde poder exponer su música.
Dado este paso y con el
sonido de la banda consolidado, Brimstone Coven comenzó a componer de manera
integral un conjunto de melodías a través de riffs de guitarra de Corey, la
improvisación del grupo en los ensayos y la imaginación de todos sobre el
concepto místico que rodeaban sus primeras canciones. Sin embargo, durante este
proceso, el grupo sufrió su primera baja: Justin Wood necesitaba dejar la banda
para atender el nacimiento de su bebé y obtener los ingresos suficientes para
obtener una casa para su familia.
Bajo esta
circunstancia, Corey se dio a la tarea de encontrar un reemplazo para Justin,
llegando así Dan Hercules al grupo como músico de sesión. Con él, la banda
adquiría un músico de gran calidad que cambiaría la fuerza que originalmente
tenía el sonido de Brimstone Coven para adquirir una técnica que permitiría dar
intensidad y variedad a las nuevas canciones compuestas.
Con esta alineación,
Brimstone Coven se metió a los estudios Sacred Sound y Martins Ferry de Ohio
durante los meses de junio, julio y agosto de 2013 para grabar su primer disco
completo, el cual llevaría el título numérico de II. Publicado de manera independiente en Noviembre de 2013 y con
descarga desde la plataforma Bandcamp, la placa logró difundirse por todo los
Estados Unidos. Blogs y distintas páginas de internet reseñaron el disco,
provocando que la banda se diera a conocer y tuviera la oportunidad de tocar
con gente como Geezer y Doctor Smoke.
Bajo el halo misterioso
del nombre del grupo que nos remite al sulfuroso aroma de un aquelarre y las
líricas lúgubres ahogadas en la obscuridad y la magia de lo desconocido, el
artista Creighton Hill plasmó en la portada de II una impactante imagen que jala la mirada de manera instantánea.
Tres hermosas mujeres que recuerdan a un grupo de brujas o de jóvenes poseídas
sirven de telón de fondo para un misterioso ritual de magia negra donde podemos
ver velas encendidas y una calavera barbada. Finalmente, en la base de la
portada observamos el nombre de la banda coronada por el símbolo del azufre:
una cruz doble sobre el símbolo matemático del infinito, imagen relacionada con
el demonio.
Tras los buenos
resultados de esta placa, la disquera Metal Blade Records los firma para
incluirlos en su catálogo de bandas, lo que los lleva a editar nuevamente en
agosto de 2014 el Brimstone Coven II
con un nuevo diseño de portada elaborada por el propio Creighton Hill y con la
inclusión remasterizada del primer EP de la banda como bonus tracks. Es en este
excelente momento cuando la banda recibe dos noticias: el regreso de Justin
Wood como baterista del grupo y la confirmación para ser abridores en la gira
de conciertos en Estados Unidos del último disco de Pentagram junto con
Electric Citizen.
El
concepto
Brimstone Coven II es un álbum redondo se encontramos la línea que lo guía. Si la música que contiene le permite una cohesión perfecta, el concepto que le da origen a sus líricas logra que la banda maneje una filosofía. Esta placa significa un gran avance para el grupo desde lo musical hacia lo conceptual, que en comparación con su EP debut, aquí podemos encontrar una variedad de sonidos sin escapar de su rock vintage y oculto que los conformó.
El disco se mueve a través de la satisfacción del morbo, de la necedad del hombre de tratar de entender aquello que se le escapa a su comprensión. La duda le quema en su interior e irremediablemente se lanza a crear respuestas y razones para lo que sale de lo establecido, de lo calculado, de lo razonable. El ser humano termina creando historias que logren otorgarle paz y confort ante lo sobrenatural y lo sorprendente.
Es así como podemos ver en cada una de las letras una batalla entre la realidad y la imaginación donde la interrogación, el temor y lo inverosímil surge ante la desazón humana. A través del II podemos escuchar relatos sobre el poder de los astros ("Cosmic communion"), la llegada del hombre a la tierra y el nacimiento de la fe en deidades sobrehumanas ("Behold, The Anunnaki"), la caída de la mente humana ante las tentaciones ("Blood on the wall" y "The folly of Faust"), la eterna lucha entre el bien y el maldad ("Vying"), el satanismo ("Lord & master" y "The black door") y la duda sobre lo que hay más allá de la muerte ("The grave" y "The seance").
Canción
por canción
Cosmic
communion: La noche astral ha caído sobre nosotros con su
misterio. Ante la mágica obscuridad del manto nocturno, la luna brilla mientras
el sol reflexiona y la Tierra suspira. Esta es la comunión cósmica, un llamado a
la unión eterna de los cuerpos… Golpes secos que recuerdan el “Iron man” de
Black Sabbath, pero comienza la melodía y sabes que estamos ante algo
diferente, quizá no nuevo, pero si algo que nos hace mover el alma. El ritmo se
agita como una danza tribal donde los cuerpos se unen por medio de las figuras
gemelas de la guitarra y el bajo. Juegos de sonido y silencio que permite jugar
con los momentos de la canción hasta dejar las voces en un canto “a capella”.
Un bajo reptante mantiene la alocada figura mientras la guitarra Gibson SG de
Corey entona un excelente solo que termina marcando las notas como un cuchillo.
La sucesión de notas del final de la rola realmente logran llevarnos al éxtasis
y el orgasmo anhelado en su letra.
Behold,
the Anunnaki: He aquí los descendientes de An, el dios
del cielo. Arcadia y Sumeria, las primeras civilizaciones humanas conocidas nos
hablan de los hijos del cielo que han bajado a la Tierra. Tras una revisión de
las antiquísimas tablillas de escritura cuneiformes de la vieja Babilonia,
David Icke y Zecharia Sitchin relaciona a las viejas deidades con unos seres
intergalácticos llegados desde el planeta Nibiru que controlan a los seres
humanos. ¿El hombre no es lo suficientemente capaz de alcanzar lo que ha hecho
hasta el día de hoy? Los dioses nos han dado las herramientas para crear
nuestro camino o unos seres llegados de alguna estrella experimenta con
nosotros? El cielo está cayendo sobre nosotros tras una larga espera, los
secretos serán revelados... Unos ligeros acordes de guitarra sirven de
introducción mientras la melodía cambia a una lenta pero contundente figura. El
bajo de D’Cagna nos envuelve en su manto como si se nos encontráramos en medio
de un antiquísimo ritual de algún dios antiguo o alguna ceremonia masónica de
conocimientos secretos y místicos. Tras el hipnótico ritmo, los instrumentos
entonan una salvaje y desbocada melodía como si se tratara de un segundo acto
dentro de una misma obra. Irremediablemente nos dejamos ir ante el cambio de la
canción donde perdemos el control de nuestros sentidos, nuestros pies dejan de
tocar el suelo y sólo podemos soltarnos de nuestras propias cadenas.
The
black door: La pregunta se quema dentro de cada uno de
nosotros, pero en nosotros mismos está la elección de cruzar el umbral. Tras la
puerta de la obscuridad encontraremos los secretos de Satán, llegaremos a sus
dominios y no habrá posibilidad de regreso… Una grabación con voces al revés
nos dan la bienvenida a este ritual satánico. Un hipnótico ritmo que no se
detiene jamás nos arrastra a un abismo sin salida mientras un coro tétrico de
monjes nos invita a cruzar la frontera; un recuerdo directo del Opus Eponymous de la banda sueca Ghost.
Sólo en la parte media de la canción escuchamos un corte dictado por la
guitarra donde podemos escuchar un ligero silencio marcado por eco de los
instrumentos, mismo que rápidamente es salvado por un serpenteante bajo. Esta
rola está inspirada en la película norteamericana “The Black Door” de 2001
dirigida por Kit Wong, la cual nos relata por medio de un falso documental la
historia de un joven que investiga a una secta satánica que ha abierto un
portal al infierno que sólo podrá ser cerrado con un sacrificio y que a través
de una vieja y tétrica película de 8mm. se encontrarán las respuestas a una
serie de fenómenos sobrenaturales.
Blood
on the wall: El encuentro de las respuestas a
nuestras preguntas será una búsqueda incesante, un amor hacia lo ignorado, un
dolor por el encuentro. La sangre en las paredes se convierte en denuncia, en
reclamo y en verdad… Una lenta melodía de paso cansado, semejante a una marcha
fúnebre que avanza sin velocidad hasta irnos hipnotizando en su ritmo fangoso y
lúgubre. Las cuerdas van marcando un arpegio de notas sencillas que sólo sirven
de apoyo a las voces que en sus líricas nos recuerdan los actos cometidos por
la familia Manson, aquellos sangrientos asesinatos que llamaban a una extraña
revolución contra la explotación, la falta de oportunidades y la pérdida del
sueño idealista de un cambio. Se habló de satanismo, de drogas, de guerra
racial… todo quedó reducido una serie de letreros escritos en las paredes con la
sangre de varios inocentes.
The
grave: Escuchas a los ancestros llamarte por tu nombre
haciendo que tu sangre se agite por las venas. Tu mente está congelada y tus
pensamientos encadenados. Los días están contados y ellos han llegado para
llevarte a la tumba. Frente a tus ojos ha pasado la muerte desde el “otro
lado”, aquel lugar negro como la noche. Tu corazón está roto porque sabes que
ha llegado el momento de partir… Un místico riff del bajo de Andrew D’Cagna nos
arranca la atención para que nuestra mente se congele con la suma del resto de
los instrumentos. El juego de voces de “Big John” nos habla desde el más allá
para recordarnos que somos “seres para la muerte”. Cuando llegamos al coro, los
tiempos cortados por los remates de batería y los redobles de guitarra en
“mute” nos hacen entender que estamos frente una banda que sabe manejar los
tiempos y los silencios para dotar de intensidad a sus composiciones. Comienza
el genial solo de guitarra de Corey Roth bajo las enseñanzas de Tony Iommi y
sorprendentemente la melodía cambia a un juego de escalas descendentes donde la
guitarra y el bajo se toman de la mano para arrancarnos de este mundo. Esta
rola sirvió de sencillo del disco en su re-edición de 2014 para Metal Blade
Records, la cual sirve de fondo musical para un loop visual donde se hace
promoción de la placa con la nueva portada.
Lord
& Master: Esta es la noche para rendir tributo y
sacrificio al señor y maestro de la obscuridad, de la maldad y del poder. Una
vida es entregada en búsqueda de eternidad y muestra de servidumbre… Esta es la
canción más lenta y enigmática de todo el II.
Siguiendo los cánones establecidos por rolas como “Black Sabbath” de la
homónima banda inglesa, la melodía repite sin fin su riff y sólo con la
intensidad se marcan los cambios de la canción. Un himno satánico en dos
movimientos, uno lento e hipnótico y otro salvaje y desenfrenado, donde la
guitarra llora hasta quebrar en una escala infinita de notas de sacrificio y
negro ritual.
Vying:
La apuesta ha sido pactada: si el demonio roba el alma inmortal de un humano,
el arcángel tendrá que entregar la Tierra. Esta es la disputa entre Mefisto y
el ser divino por demostrar que es más fuerte: el mal o el amor… Basada en los
cuentos tradicionales que llevaron a escribir “Faust” a Goethe, el director
alemán de cine expresionista, F. W. Murnau realizó en 1926 una superproducción
de la historia, convirtiéndose con el tiempo en un clásico del cine mudo que
influyó al género gracias a sus sorprendentes imágenes. Esta película impactó
mucho a Corey Roth, lo que lo llevó a escribir varias canciones con esta
historia. En el caso de “Vying”, se aborda la lucha entre el bien y el mal
donde el hombre queda en medio de dicha disputa.
The
seance: Es de noche y todos los presentes se reúnen
alrededor de la mesa. Las velas encendidas generan la atmósfera ideal para
abrir la puerta entre este mundo y lo desconocido. Todos se toman de las manos mientras
la médium tiende un puente de comunicación entre los hombres y los espíritus.
Alguien repta sobre el piso y se escucha un grito. Percepción extrasensorial
que establece un contacto al más allá… Un ligero remate de batería como golpes
bajo la mesa en una sesión espiritista da entrada a un riff de guitarra y bajo
de fuerza rítmica que intimida. A cada ciclo podemos escuchar otra guitarra que
con un solo golpe nos lleva a una fúnebre campanada. Dos frases de voz seca
relatan el mundo de los vivos, mientras otras dos frases de voces en coro
responden desde ultratumba. Una guitarra ahogada en pedal wah baja el ritmo
para dejarnos abandonados ante una lúgubre atmósfera, hasta que un sorprendente
bajo entrecortado nos sacude ante la imagen. El solo de guitarra se deja
escuchar para regresarnos al cuarto donde nos hemos reunido.
Hades
hymn:
La lluvia cae y un teclado entona una fatídica tonada. Este es el himno para
aquel lugar donde moran los muertos, un lugar de tormento y sufrimiento sin
fin. La tormenta no cesa y los truenos se escuchan en todo momento. Este es el
abismo de donde las almas sin perdón jamás saldrán.
The
folly of Faust: El hombre no puede resistirse a la
maldad. La tentación por alcanzar la vida eterna, obtener el conocimiento
ilimitado y tener a la mano cualquier placer mundano, puede hacer caer a
cualquier ser humano. Mefisto le ha ofrecido todo a Fausto, quien insatisfecho
con la vida, termina enloqueciendo ante el deseo sobrenatural de la
inmortalidad, el poder y la gloria… Segunda canción del II donde la banda utiliza la antigua película muda alemana “Faust” de
Murnau como fuente de inspiración, donde el tema de la tentación humana ante la
maldad es la idea central. Una lenta melodía heredada del primer Black Sabbath
y que asemeja lo escuchado en “Behold, the Anonnuki”. Como si fuera un penar,
cada golpe de la batería asemeja a una lenta marcha donde el hombre se acerca
un poco más a su final. Al término de cada estrofa se puede escuchar una
escalera de notas de guitarra acompañada de coros como si se trataran de monjes
entonando una tétrica oración. Los instrumentos construyen un auténtico muro
sonoro a través de la sencillez de su melodía, sonido que es difícil no hacer
referencia a lo que hacen bandas como Eectric Wizard o Uncle Acid & the
deadbeats. La guitarra va ganando
espacio hasta construir otro mágico canto que hipnotiza hasta la perdición.
Este es el Brimstone Coven II, un album de sabor místico, retro y denso que nos lleva a cuestionar cómo el hombre ha creado historias, mitos y leyendas alrededor de sus propios miedos y dudas, provocando que sus temores crezca aún más. Este es el disco... disfrútenlo.
Cae la noche y los recuerdos se agolpan en la mente. Los pasos se escuchan en el camino hasta acercarse al cementerio. La soledad se siente hasta el fondo pero a lo lejos se escuchan voces que salen desde las criptas. El vacío y el dolor busca encontrar calma, pero los murmullos llegan sin cesar y sólo queda pensar que la mente nos está jugando una broma, un macabro engaño. Un escalofrío recorre por todo el cuerpo. Hay a una sombra a la espalda y sabemos que ella, aquella que se adelantó y que en su desaparición física se llevó el amor y la esperanza. Su presencia acecha y nos agarra como si nos quisiera llevar hacia donde se encuentra para jamás dejarnos regresar.
Estas son algunas ideas que nos deja "Into her grave" de Vidunder, una rola pegajosa que desde su sonido vintage no toma y no nos permite soltarnos de ella. Una canción que se desprendió del álbum debut de la banda, que gracias a su video promocional, logró tener buena difusión para colocarlos dentro de los referentes del rock sueco.
Para hablar de Vidunder es remontarnos al año 2010 a la pequeña Växjö en Suecia. Este pequeño lugar sureño rodeado de lagos vio conformarse a una banda de rock hecha entre amigos llamada Abrakadabra, pero que su prometedora carrera se frenó a principios de 2011 cuando parte de la banda se mudó a la ciudad sueca de Malmö, muy cercana a la frontera con Dinamarca. Fue en ese momento que su guitarrista y vocal, Martin Prim, reformó a la banda con nuevos integrantes: Linus Larsson en el bajo y Jonas Sjöqvist en la batería.
Bajo el nombre de Vidunder comenzaron a componer nuevo material con la intención de aterrizar el concepto que Prim tenía en Abrakadabra, basándose en el repertorio de dicha banda. Fue así que en mayo de 2011 publicaron de manera independiente un single titulado Asmodeus con el cual empezaron a llamar la atención de los medios hasta que lograron firmar con Crusher Records al final de dicho año. Poco a poco la aceptación por la música de la banda fue creciendo que para dar el siguiente paso, era necesario mudar a Malmö.
Fue así que en mayo de 2012 Vidunder hace maletas, pero Jonas Sjöqvist decide abandonar el grupo. Malmö había provocado la desintegración de Abrakadabra, pero ahora Malmö volvía a juntar a los amigos. El antiguo baterista de Abrakadabra, Jens Rasmussen, se convertiría en el nuevo baterista de Vidunder y con él se darían a la tarea de afinar el sonido de la banda hasta construir lo que sería el Vidunder, disco grabado en los estudios Celsius y Kitteln, producido por la propia banda y publicado a través de Crusher Records en mayo de 2013. La mezcla de la placa fue hecha por el bajista del grupo y la masterización por Henryk Lipp en los emblemáticos Music-a-matic para obtener una ecualización "vintage" acuerdo a lo que busca Vidunder.
Por si fuera poco, el álbum debut cuenta como músico invitado al tecladista Johannes Cronquist, otro viejo integrante de Abrakadabra que terminaría convirtiéndose en un integrante oficial de Vidunder para la grabación de su último disco, titulado Oracles and prophets, publicado en mayo de 2015. Para la canción que nos interesa, "Into her grave", se cuenta como músico invitado a una leyenda del rock sueco: John Hoyles, guitarrista de bandas como Witchcraft, Greenleaf, Spiders y Troubled Horse.
Con las manos de Hoyles en el solo de guitarra de la canción, sumando además la influencia que tiene Vidunder de otras bandas como Graveyard, Horisont y Kadavar, podemos saber muy bien hacia donde orientan sus velas esta rola. Un ligero efecto de fade in nos otorga una pequeña atmósfera de misterio que es rota por un juego de arpegios descendentes hechos por la guitarra y el bajo. El ritmo cortante deja espacio para que entre la cruda voz de Martin Prim, muy al estilo de Joakim Nilsson de Graveyard. Mientras el bajo suelta su imaginación sobre la base marcada por la guitarra eléctrica, los remates de bateria nos muestran la habilidad de Jens Rasmussen en su instrumento.
Si la melodía de "Into her grave" es suficientemente infecciosa a la primera escucha, el coro es un gancho directo. Tres acordes sencillos logran encontrar el cierre al círculo para terminar con esta joya. Hacia el puente de la canción, los instrumentos bajan de volumen para darle espacio a la voz y su pausada historia, pero esta sensación de misterio es rota nuevamente por el gran solo de guitarra de Hoyles que por él solo hace que la rola valga la pena.
El video de la cnación fue hecho por la propia banda gracias a las tomas hechas por Janikke Fagell. Fue compartido en las redes sociales y canales de videos en abril de 2013 como primicia del álbum. En él podemos observar a Vidunder tocar rodeados de amplificadores y cervezas en una habitación muy retro bajo un toque visual de color sepia. Mientras tanto, en tomas blanco y negro podemos ver una historia: Martin Prim saca un viejo acetato de vinil de su funda para hacerlo escuchar en un tocadisco mientras el resto del grupo está sentado en una salita. Acompañados de cafe y lectura, las notas musicales los van inundando, hasta que deciden salir de dicho espacio. Vagando por las calles de Malmö, y tras la compra de algunas cervezas con la intención de seguir disfrutando la música en el departamento, Martin se separa del grupo para vagar en un solitario cementerio. El temor se va apoderando poco a poco del guitarrista hasta que la mano de un cadáver sale de su tumba para llevárselo. Jens y Linus llegan al departamento, preguntándose qué habrá pasado con su compañero. Unos golpes se escuchan en la puerta, pero ¿quién será el que los ha realizado?
Con un lírica que recuerda aquellos cuentos de Edgar Allan Poe como Berenice, Morella o Ligeia donde la muerte de la persona amada del protagonista da paso a una serie de hechos sobrenaturales que hacen entender que desde el más allá existen almas en pena que nos llaman para que nos unamos a ellas en una extraña mezcla de locura, morbo y necrofilia dentro de un ambiente lúgubre y de muerte. Con ese ligero sabor a las bandas de hard rock de finales de los sesentas y principios de los setentas como Blue Cheer, Pentagram, Black Sabbath y hasta The Zombies, Vidunder nos regala una música llena de atmósferas pasadas que se conjugan a la perfección con el estilo que ha marcado el rock sueco durante el siglo XXI.
Ya se escuchan los pasos del
verdugo hacia nuestra celda.
Irremediablemente se acerca la hora final y no hay lugar dónde
esconderse dentro de las paredes de nuestro calabazo. El martillo de la
justicia cayó y no se pude escapar de la sentencia dictada. La mente se
debilita hasta el punto de la locura. No hay nada más qué decir. Minuto a
minuto se acerca el instante en que nuestro cuello sienta la fuerza de la soga…
este el canto del ahorcado ante su inminente muerte.
Varias bandas en la historia del
rock han abordado en sus líricas el tema del sentenciado a muerte y las
fatídicas horas antes de que se cumpla la inapelable sentencia. La imaginación
del condenado repasa una y otra vez el momento en que su existencia sea
terminada, cuando la muerte cobre venganza por las fechorías realizadas en una
vida de pecados y sinsabores. Este es el intento de Crobot a través de su
“Nowhere to hide”.
Originarios de la pequeña Pottsville, en Pennsylvania, Estados Unidos, Crobot se conformó con Brandon Yaegley en la voz y Chris Bishop en la guitarra eléctrica, quien en la búsqueda de definir su sonido como banda, encontraron en los hermanos Paul y Jake Figueroa los compañeros musicales ideales. Trabajando a partir de la improvisacón y el jamming, Crobot empezó a componer hasta tener una excelente cantidad de rolas que comenzaron a tocar en cada lugar en donde podían.
Fue así que con la mano en la producción de Machine, quien ha trabajado con gente como Clutch o Lamb of God, Crobot entró a los estudios para grabar lo que sería su Crobot EP publicado en mayo de 2014 a través de Win-up Records. Gracias a este trabajo, Nuclear Blast se acerca a la banda para que a partir de la disquera se distribuyera el disco completo, el cual saldría en octubre de 2014 bajo el sugerente título de Something supernatural.
El disco fue acompañado por una fuerte campaña mediática en las plataformas de video, donde se empezó a compartir una serie de videos llamados "The super natural visuals", los cuales a través de animaciones se podía escuchar el disco completo y disfrutar del arte que acompañaba a la placa. Gracias a esto, Crobot ha tenido la oportunidad de compartir escenario con bandas como Clutch, Scorpion Child, The Sword, Truckfighters o Bloody Hammers.
El álbum debut de Crobot es un cocktail de sonidos donde se pueden escuchar las diferentes influencias del grupo: desde el hard blues al estilo de Led Zeppelin y Black Sabbath hasta el grunge muy cercano a los primeros discos de Soundgarden, pasando por el hard rock ochentero de Aerosmith, el pop de The Darkness, las energéticas presentaciones de Wolfmother o los efectos de guitarra y el sabor funk agresivo de Rage Against the Machine. Sin embargo, la propia banda autodenomina su sonido como "dirty groove rock".
La voz de Yeagley busca diferentes caminos, lo que nos lleva al recuerdo en momentos a los inicios de Chris Cornell, en otros al Myles Kennedy de los discos con Slash, aunque las líneas melódicas nos llevan directamente al recuerdo de Steven Tyler. Con su facha de roquero sureño de los setentas, Brandon Yaegley se impone en el escenario y nos toma de la mano para contarnos historias mágicas y misteriosas que juegan con la imaginación, el temor y las creencias; bien puede ser desde Lucifer hasta el Chupacabras, pasando por sacrificios rituales, brujos y magia negra.
"Nowhere to hide" es el segundo track del Something supernatural y fue la canción elegida como sencillo de promoción de la placa, la cual alcanzó el lugar 16 en el Billboard Mainstream Rock Song. Parte de su éxito se encuentra en el video que se hizo para ella y que fue publicado antes del disco, donde podemos observar una loca persecución entre muertos vivientes, atrapasueños, máscaras de Cthulhu, cazadores con sus rifles y a la propia banda en un accidentado bosque. ¿Quién persigue a quién? Sobre esta duda gira el video mientras vemos a Crobot tocando y haciendo lo que ellos saben hacer en el escenario. Al final de la imagenes, nos encontramos con una sorpresa que irremediablemente nos recordará el "No ones knows" de Queens of the Stone Age.
Musicalmente hablando, "Nowhere to hide" es una rola de riff entrecortado de guitarra que juega con un efecto de POG de Electro-Harmonix en una mezcla del sonido de Tom Morello de Rage Against the Machine y Audioslave con los característicos arreglos sonoros de Omar Rodríguez-López de The Mars Volta y Antemasque. Sin más, la voz de Yaegley cae como cuchilla de guillotina para advertirnos que la hora del cumplimiento de la sentencia a muerte a llegado. Con un tono que se queda a medio camino entre Robert Plant de Led Zeppelin y Andrew Stockdale de Wolfmother, cada línea de las estrofas queda remarcada con el alargamiento de sus sílabas finales, regalando una intensidad a la melodía. Un coro pegajoso nos llega con un juego de voces en coro y eco para abrirle paso a un espectacular solo de guitarra de Bishop, que con su efecto wah no puede negar la influencia de hard blues al estilo Jimi Hendrix. La fuerza rítmica de la batería de Paul Figueroa marca la fuerza y los cambios mientras el bajo EB-3 Gibson de Jake Figueroa hace mancuerna perfecta con lo dictado por la guitarra. Juegos de escalas pentatónicas que construyen una colección de ritmos que combinan perfectamente la idea de silencio y ruido.
Poco a poco hemos escuchado bandas las cuales tienen como voz principal la de una mujer. Tomando como referencia directa a los psicodélicos y obscuros Coven y a su rubia Jinx Dawson, muchas bandas han tomado el camino del rock que habla del terror, el ocultismo, la magia y el satanismo. Ahora sumándose a la larga lista donde encontramos a Blood Ceremony, Jex Thoth y Purson, hoy nos encontramos con Ruby the Hatchet.
Originarios de Pleasantville, New Jersey, esta banda se formó en el 2011 con la intención de crear rock con aquel sabor de las bandas de hard rock de principios de los setentas, donde la música fuera densa y el sonido fuera sucio. Con una pequeña pizca de doom al estilo sabbath y un poco de psicodelia ácida con recuerdo a Jefferson Airplane o Shocking Blue, Ruby the Hatchet comenzó a componer un puñado de canciones que fueron publicadas finalmente en su álbum debut de 2012 titulado Ouroboros.
Fue así que la prensa especializada enfocó sus miradas a esta propuesta, que dentro de la ola de bandas del llamado "occult rock", presentaba un concepto más definido y completo. Como referencia del grupo, encontramos a Jillian Taylor, quien a pesar de no tener una voz espectacular, su presencia, su energía y sus líricas llenan de magia y misticismo. La fuerza rítmica se encuentra en el excéntrico Owen Steward, quien con una imagen cercana a John Bonham de Led Zeppelin, imprime potencia con su batería y acompaña con sus coros a Taylor. Las líneas melódicas están a cargo de la imaginación en la guitarra eléctrica de John Scarperia, quien no puede negar una influencia de Tony Iommi de Black Sabbath en sus riffs. El cuerpo y la densidad sonora está en el bajo de Mike Parise, donde los tonos graves ayudan a recrear la atmósfera de las líricas del grupo. Finalmente, quien reviste las canciones es el órgano de Sean Huir, músico invitado y encargado de las grabaciones, imprime un sabor a psicodelia muy a la escuela de gente como Ray Manzarek de The Doors, Doug Ingle de Iron Butterfly e incluso Rod Argent de The Zombies.
Durante 2013 y 2014 grabaron varios canciones que formaron parte de singles y un EP titulado Eliminator, los cuales fueron recopilados por Tee Pee Records junto que el album debut del grupo para ser publicados bajo el título de Aurum en febrero de 2015. Esta compilación fue presentada para acompañar al segundo disco oficial de Ruby The Hatchet, Valley of the snake, el cual contiene seis canciones que hablan de demonios, horrores y magia negra. Una de las canciones que fueron grabadas cuando la banda se conformó, fue nuevamente tratada en el estudio con la producción de Joe Boldizar en sus Retro City Studios en Germantown, Pennsylvania y que finalmente fue escogida para que sirviera de sencillo de la placa: "Vast acid".
Fieles a su forma de componer, los integrantes del grupo se metieron a su cuarto de ensayos para presentar riffs, líneas melódicas y ritmos para comenzar a improvisar sobre ellos hasta construir una estructura sobre la cual ir colocando las líricas que previamente Jillian Taylor escribe. Para "Vast acid", la vocalista compuso varias líneas que versaran sobre la sangrienta y criticada película de 1981 "Evil dead" del director Sam Raimi y que en América Latina se conoció como "El despertar del diablo", protagonizada por Bruce Campbell.
Esta cinta trata sobre un grupo de jóvenes que decide pasar unos días en una cabaña abandonada en medio de una zona boscosa, pero su viaje comienza a convertirse en un horror debido al ataque de varios espíritus que rondan el lugar. Los chicos encuentran un extraño libro y una grabadora de carrete abierto en el lugar, en la cual escuchan al antiguo dueño de la casa relatar sobre el "Naturon Demonto", conocido como el "Libro de los muertos", el cual está encuadernado con piel humana y escrito con sangre. Al recitar algunas líneas del texto, se invocan ciertos conjuros con los cuales demonios y fuerzas que vagan en el bosque resucitan y cobran vida. Es así como en el resto de la película se observan posesiones demoníacas, muertos vivientes y un atemorizante bosque embrujado.
Según la propia Jillian Taylor, ella comenzó a escribir la letra de la canción a través del consumo de drogas ácidas luego de ver la película, de ahí el título de la misma. Sin embargo, las líricas dan voz a los espíritus que cobran vida animada en el bosque como si se tratara de musicalizar la famosa escena de la película donde el bosque intenta violar a Cherly, una de las inocentes jóvenes que es interpretada por Ellen Sandweiss: "Deseo penetrarte, quiero que caigas. En mi mente, tu tiempo está por terminar. Te voy a derribar y te quebrarás. La luna llena nos rodea en obscuridad y frío. El mal está adentro de todos nosotros y tomará todo lo que tienes para dejarte sin nada, sin nadie..."
"Vast acid" es una densa melodía de notas acompasadas donde los instrumentos están grabados de forma analógica y se escuchan unidos con la intención de crear un muro de sonido, la cual encuentra referencia directa a la música que hace Uncle Acid & the deadbeats (lo que los llevó a ser la banda abridora de ellos para la gira promocional de su último disco, The night creeper). El teclado toma un papel preponderante en la atmósfera ácida de la rola, al grado que Sean Hur se ha integrado como parte oficial de la banda y no como invitado.
Para la promoción del sencillo, Ruby the Hatchet contó con la colaboración de Dave Barbaree para la dirección de un video que reflejara la fuerza de la canción y el sonido de la banda. Fue así que "Vast acid" se convirtió en un tributo a "Evil dead", una colección de imágenes que transportara a la banda a su lúgubre y sangrienta historia. El director del video retoma varios de los elementos característicos de la película original: la cámara en primer plano que representa a los espíritus malignos, los muertos vivientes, la sangre, la clásica escena de la entrada a la cabaña con la cabeza de un venado disecado, el uso de las cintas a través de un viejo reproductor de carrete abierto y el libro de los muertos quemándose en la chimenea.
De esta manera, los chicos de Ruby the Hatchet se convierten en aquellos jóvenes que viajan en camioneta para internarse en un mágico bosque y que deciden pasar la noche en una vieja cabaña abandonada. La rola se deja escuchar hasta que se le da play a una vieja grabadora de cassetes mientras la vagoneta se interna en los árboles. Poco a poco ocurren cosas sobrenaturales como extrañas sensaciones, una neblina misteriosa, ruidos extraños y posesiones demoniacas. Con un cierto toque de humor, observamos escenas de "Evil Dead" representadas por el grupo: la violación de la joven por los espíritus del bosques representada por el guitarrista, donde las ramas le entregan un extraño cigarro en lugar de atacarlo; el tecladista entra en la cabaña donde lo observa el venado disecado, Jillian comienza a tener una posesión mientras dibuja un reloj; la banda entra al sótano escondido debajo de la cabaña, encienden la reproductora de cintas de 4 tracks y cada uno de los integrantes se observa a sí mismos como muertos vivientes; la vocalista es caracterizada como el personaje de "Cherly" y comienza a perseguir la camioneta con los jóvenes hasta que es asesinada por el baterista con una pala, muy semejante al final de la cinta del 81.
Melodía hipnótica que poco nos va envolviendo con su penetrante teclado y el juego de voces de Jillian Taylor, tal y como si hubiera recibido en su cuerpo los espíritus malignos. Y de repente, un solo de guitarra reptante de John Scarperia hace acto de aparición sigilosamente hasta que toma el control de la canción. La batería no para de hacer cortes y remates mientras un insistente golpe de platillos nos sumerge dentro de la mística de la canción.
Ya en la grabación de este video podemos ver a Lake Muir, el nuevo bajista de Ruby the Hatchet, el cual sustituyó a Mike Parise tras cuatro años con la banda y la grabación de todo lo que les conocemos. Esto traerá cambios en el sonido de la banda, la cual regresará a los estudios una vez terminada la promoción del Valley of the snake junto con Uncle Acid, de quienes aprenderán mucho (como si no lo hubieran hecho ya...)
Desde que el hombre
comenzó a tener consciencia, las preguntas surgieron en su interior. Al
encontrarse rodeado de otros seres iguales a él, su curiosidad se enfocó en
querer saber qué es lo que piensan los demás y cómo es que llegan a ello. Con
el paso de los siglos, la intriga por el deseo de conocimiento por el otro se
convirtió en morbo en aquellos momentos en que la maldad se postraba dentro de
la mente de las personas, llevándolos a
realizar actos fuera de lo establecido. Los retorcidos y enfermos pensamientos de aquellos que
trasgredieron el límite de lo permitido se convirtieron en objeto de estudio y
análisis, aunque también en una fuente de inspiración para narraciones,
pinturas y otras obras artísticas… y la música no fue la excepción.
El rock siempre ha sido
un género que ha buscado cruzar la frontera entre lo permitido y lo prohibido,
y con el paso de los años, han surgido diversos movimientos que la han
alimentado en búsqueda de libertad y rompimiento. A principios de los años 70
surgieron diversas bandas que utilizaron el hard rock, el bues y la psicodelia
para crear música más pesada y densa que lograra despertar en su audiencia
temor, zozobra, angustia y desesperación con los ritmos lentos y las líricas
tétricas. La muerte se convirtió así en su tema recurrente y poco a poco se
construyó un subgénero que se conoció como doom, palabra que engloba condena,
perdición y amargo destino.
Con el resurgimiento de
este tipo de música desde los años 90, muchas bandas en diversas latitudes del
planeta comenzaron a componer nuevas canciones bajo la estética obscura del
doom. Fue así que surgió en Japón el grupo Church of Misery, una banda que tomó
como estandarte las lúgubres atmósferas musicales de bandas como Black Sabbath,
Pentagram y Saint Vitus para hablar sobre lo que ocurre en el interior del ser
humano cuando se habla de la muerte; pero en lugar de ponerse en el lugar del
que muere, la banda nos pone frente a frente con los pensamientos del que mata.
Doom más asesinatos en serie son la fórmula de Church of Misery, combinación
que desata las más aterradoras imágenes de tortura, violación y sadismo a
través de desbocadas melodías que pueden sacudir a cualquiera.
¿Pero
quién carajos son estos tipos?
A mediados de la década
de los noventas se dio el fin de la banda nipona Salem, un grupo que se movía
dentro del trash metal. Con la intención de seguir en el mundo de la música y
aprovechar el eco que había hecho la banda en Inglaterra, el bajista del grupo,
Tatsu Mikami decidió crear un nuevo proyecto en 1995. La idea de esta nueva
agrupación era fusionar la fuerza del metal que tenía Salem con su gusto por
las bandas doom de los años 70, recuperando también así un poco del gusto que
existe en Japón por las bandas hard rock (recordemos las épicas presentaciones
de Deep Purple que quedaron registradas en su Made in Japan o el gran fenómeno
que fue en Tokio la banda de covers Flower Traveling Band creada por Yuya
Uchida).
En un primer momento,
Mikami reclutó a Hideki Shimizu en la batería, Kazuhiro Asaeda en las vocales y
al guitarrista Tomohiro Nishimura. Con esta formación, la banda se metió a los
estudios y grabaron un demo bajo el título ADV.1996
con la intención de hacerse conocer y lograr así espacios para realizar
presentaciones. Sin embargo, la disquera Doom Records de Estados Unidos publicó
las cintas sin permiso de la banda, metiéndolos en una disputa legal por los
derechos y las regalías. Irónicamente, la difusión de este disco pirata logró
llamar la atención de los nuevos fanáticos del doom que buscaban ávidamente
propuestas frescas alrededor de este subgénero. Fue así que en 1997 lograron
ser incluidos en una recopilación hecha por Cornucopia Records bajo el título
de Doomsdays recitation junto con
otras bandas niponas como Millarca, Berenice y Eternal Elysium.
Como proyecto personal
de Mikami, Church of Misery ha sufrido muchos cambios de alineación, siendo
diversos los motivos de la salida de sus integrantes. En este momento en que
lograban contratos para presentaciones en vivo, Asaeda deja la banda y se
incorpora como nuevo vocalista Nobukazu Chow con quien grabaron el EP Taste the pain y un disco compartido con
la banda canadiense Shevy, logrando así una reputación en la escena underground
de su país natal.
Sin embargo, Mikami no
estaba contento con el sonido de la banda y decide despedir a Chow y a Shimizu
con la intención de reformar a Church of Misery y darle así más fuerza y presencia
en los escenarios. Fue así que en el año 2000 entra al grupo Junji Narita en la
batería, quien se convertiría por casi quince años en el compañero de Mikami en
la base rítmica de la banda gracias a su potencia e ingenio en los tambores.
Asimismo, en ese mismo
año año se incorpora como vocalista Yashiaki Negishi, quien terminó tocando
también algunos teclados con la intención de darle más presencia y atmósfera a la música del grupo. Por si
fuera poco, la experiencia de Negishi en bandas de death metal y hardcore punk
le otorgó mayor agresividad al sonido de Church of Misery, elemento necesario
para las líricas sobre asesinos en serie hechas por el propio Tatsu Mikami.
Con esta alineación,
Church of Misery se metió a Los Angeles Club Studio de Tokio de la mano del
productor O-MI para grabar lo que sería su primer álbum oficial bajo el título Master of Brutality y distribuido por la
marca Southern Lord Recordings de Estados Unidos. La publicación de la placa se
realizó en 2001 y llegó inmediatamente al gusto de los seguidores del doom
metal de todo el mundo, ganándose el apodo de “la banda más pesada del Japón”.
Tal fue el impacto de
este disco, que en 2011 fue relanzado por medio de las reconocida disquera
norteamericana Metal Blade Records de la mano de la británica Rise Above
Records, bajo una nueva portada que tributaba la original de Black Sabbath para
su Master of reality que inspiró el
nombre a la placa de Church of Misery. En esta edición se pueden escuchar tres
rolas como bonus track, dos incluídas en el single Boston Strangler publicada por una disquera finlandesa en 2002 y
una en vivo que formó parte de un compilado llamado Blood curdling nightmare. Estas tres canciones ya no cuentan con
Tomohiro Nishimura en la guitarra, quien por motivos personales y de búsqueda
de nuevos horizontes musicales dejó la banda a unas cuantas semanas de
publicado originalmente el Master of
brutality. Para cubrir su vacante, Makami recluta a Takenori Hoshi para
cubrir las fechas comprometidas para la promoción del disco y quien entiende
perfectamente el concepto musical que buscaba la banda y que al final de cinco
años de arduo trabajo del bajista líder estaba reflejado en el ansiado álbum
debut.
El
concepto
Tratar de entrar en la
mente de una persona para conocer sus pensamientos siempre será una anhelo del
hombre, pero cuando esa mente corresponde a la de un asesino, el interés crece
hasta crear un morbo alrededor de querer saber cuáles fueron los motivos que
orillaron a un ser humano a convertirse en un monstruo.
Esto es precisamente lo
que intenta realizar Tatsu Mikami al conformar su Church of Misery. Al poner a
los asesinos seriales en primera persona para que expongan sus ideas, sus actos
y sus reflexiones, el escucha lo único que podrá es estremecerse con las
mórbidas narraciones. Poco a poco las líricas se construyeron alrededor de las
notas periodísticas, las viejas grabaciones y transmisiones radiales, los
libros y las películas que han tratado sobre aquellos asesinatos que
conmovieron y aterrorizaron a las sociedades en distintos momentos.
Al escoger cinco de las
seis canciones que conformaron la primera edición del Master of brutality, se escogieron aquellas en que los ataques
narrados fueran contemporáneos entre sí, aunque no fue elegido al azar cualquier
momento de la historia. Mikami y su inseparable bajo Rickenbacker decidió tomar como ventana del tiempo para su
disco debut exactamente cuando se estableció el metal y el doom como géneros
musicales, esa época de explosión del hard rock que sembró la semilla que
muchas bandas han cosechado: finales de los años sesentas y toda la década de
los setentas. El nudo que ata a dichas rolas es un cover a una de las bandas
que formaron parte de este movimiento musical (Blue Öyster Cult), la cual
denotara la importancia del rock como forma de expresión y rebeldía.
Para la reedición que
hicieron Metal Blade y Rise Above en 2011 del Master of brutality, se añadieron como bonus tracks dos rolas que
fueron publicadas en un EP que vió la luz inmediatamente después del álbum
debut del grupo y que precisamente entraban en el concepto de asesinos en serie
que realizaron sus fechorías en el momento que buscaba Mikami como hilo
conductor para su disco. Así mismo, se sumó una rola en vivo de difícil
adquisición y que formaba parte de la época de difusión de la placa, y que
dentro de la obsesiva idea del bajista líder de Church of Misery, unificaba
varias líneas conceptuales del disco: asesinos seriales y la música como medio
de expresión que puede hablar de cualquier cosa.
Canción
por canción
Killfornia
(Ed Kemper): Un coche a toda velocidad por los
caminos del norte de California sintoniza la radio para buscar alguna nota que
hable sobre el brutal asesinato de una señora de edad mediana a martillazos en
la cabeza. Giro y giro en el dial y nada aparece. Un joven de más de 2 metros
de altura y 130 kilos se aparece en la comisaría y confiesa su crimen: Ed
Kemper había matado a su madre, una señora violenta a la cual le tenía
resentimiento por los castigos severos y los encierros en su niñez. Pero este
crimen no era el único: había matado a sus abuelos con una escopeta por “sólo
saber qué se sentiría”, asesinó a seis jóvenes universitarias porque “siempre
quiso que las personas lo admiraran”. Necrofilia y canibalismo fueron los
cargos en su contra. Los cuerpos fueron decapitados y sus restos yacían en la
cajuela trasera de su camioneta hasta que eran regados en barrancos o
sepultados en campos alejados. Un tipo con coeficiente intelectual muy elevado
que deseaba saborear su triunfo sobre la muerte de los demás. Un hombre
quedaría tras las rejas cumpliendo una cadena perpetua luego de sembrar la
pesadilla en la que sería conocida como la capital mundial del asesinato.
Unos extraños sonidos
de cintas al revés se dejan escuchar, las cuales terminan sirviendo de fondo a
una vieja grabación donde se escucha una entrevista a Ed Kempler, aquel asesino
con nivel 145 de IQ y que atemorizó California por el sadismo con el cual
cometió sus crímenes. Un bajo ahogado de fuzz y wah nos va marcando el riff de
la melodía hasta que el resto de los instrumentos termina acompañando la
fúnebre marcha. La desgarrada voz de
Yashiaki Negishi toma el papel del asesino y poco a poco nos lleva a los
momentos en que montado en su camioneta Kempler busca desesperadamente
sintonizar en su radio la noticia que anuncie que él asesino a su propia madre.
El solo de guitarra de Tomohiro Nishimura es grabado en un doble track, lo que
termina igualando el sonido de Tony Iommi de Black Sabbath. Hacia el final de
la rola, el bajo se queda solo en una figura tétrica mientras se escuchan
suspiros que brindan un suspiro hasta que un desgarrado grito de dolor rompe
con todo y nos hace caer en un muy profundo abismo.
Ripping
into pieces (Peter Sutcliffe): Un joven trabaja
excavando tumbas para ganarse algunos centavos, hasta que la calma desaparece y
una voz se deja escuchar en su mente: “mata a las prostitutas”. El chico
introvertido y apasionado por la mecánica automotriz y el fisicoculturismo se
transformaría en quien la prensa inglesa conocería como el “destripador de
Yorkshire”. El rencor contra su padre infiel y su incapacidad de tener hijos
con su esposa terminaron por destruir la agitada mente de Peter Sutcliffe para
convertirlo en un asesino de más de 20 mujeres. La prensa amarillista, cartas
de falsos asesinos y la torpeza de la policía alargaron por cinco años el
terror creado por el destripador, hasta que por un golpe de suerte hizo que un
investigador encontrara un martillo ensangrentado y tras días de
interrogatorios, la frágil y esquizofrénica mente de Sutcliffe aceptó todos sus
crímenes.
Dos golpes marcan la
entrada para un riff de guitarra obscuro como si se trataran de golpes de
martillo. Acompañado un bajo con efecto wah va dejando su propio rastro sobre
aquel cementerio donde escuchó sus primeras voces internas Peter Sutcliffe. A
pesar de la marcada melodía, Tatsu Mikami termina improvisando sobre la línea
musical muy al estilo de Geezer Buttler, dejando a la guitarra como simple
instrumento de acompañamiento. El puente instrumental de la rola termina siendo
una competencia entre la guitarra y el bajo, hasta que final se escucha
victoriosa una guitarra aguda que demuestra la gran calidad de Nishimura en su
instrumento.
Megalomania
(Herbert Mullin): su fecha de nacimiento selló su
destino: 18 de abril, aniversario del gran terremoto que destruyó San Francisco
a principios del siglo XX. Las voces que Herbert Mullin escuchaba en su mente
le decían que tenía que matar a seres humanos para lograr un equilibrio con la
naturaleza, evitando así que un nuevo terremoto borrara del mapa a California.
Su esquizofrenia lo llevó a tener una crisis de identidad, saltando de hippie a
militar, pasando a un ferviente seguidor católico. Muchas muertes habían
sucedido en Vietnam, pero el término de la guerra en 1972 rompía el
“equilibrio” del que hablaba Mullin. Finalmente, el pasaje bíblico de Jonás y
el gran pez desató la carnicería: “mátenme para que otros puedan salvarse”. 13
sacrificios para salvar la tierra, cuchillos y pistolas las herramientas
rituales. Una vez detenido y sentenciado, fue encarcelado a un lado de la celda
de Ed Kempler, quien nunca dejó de culparlo por “robarle” los sitios donde
dejaba sus cadáveres.
Golpes de tres tiempos
con precisos slides de guitarra anuncian una acelerada melodía que al llegar a
su estrofa baja la velocidad para darle paso a la cruda voz de Yashiaki
Negishi. El riff de las guitarras Nishimura es simplemente un gancho al que
irremediablemente quedamos prendidos en él, además de su solo de guitarra bajo
la escuela de Tony Iommi. Hacia el puente de la rola, el bajo y la guitarra
entonan en conjunto la melodía en un loco juego de wah y fuzz que convierte la
rola en una delicia, lo que termina creando una contradicción con la lírica de
la canción, una ironía que refleja las diferentes identidades que un
esquizofrénico puede presentar.
Green
river (Gary Ridgway): ¿Quién podría imaginar que un ferviente
devoto que la iglesia pentecostal que toca de puerta en puerta realmente fuera
un asesino en serie? ¿Quién podría saber que detrás del hombre amable que
presume a su hijo en una fotografía realmente es aquel que recoge prostitutas
en su pick up y tirar sus cuerpos sin vida de en el río Green? Gary Ridgway mató
a más de cincuenta mujeres del condado de King, en el estado de Washington, un
misógino que le gustaba estrangular a las mujeres mientras las penetraba.
Intentando saber qué tenía en su mente, sólo podíamos descubrir el odio que le
tenía su madre por el maltrato que recibió en su niñez, asociando la
provocativa forma de vestir de ella con la de las mujeres de la calle. Tener
relaciones con los cadáveres de sus víctimas representaba para el sexo gratis.
Asesino cuidadoso que siempre cuidó la escena de sus crímenes para no dejar
huellas, hasta que una serie de circunstancias
y el desarrollo de las técnicas de identificación de ADN lo llevaron a juicio.
Como curiosidad, dentro de los tantos años de duró la investigación del caso,
se contó en un momento con la colaboración de otro asesino serial (Ted Bundy),
para que se pudiera comprender la mente criminal de Ridgway. En el juicio que
se llevó en su contra, se puede rescatar esta declaración suya: He asesinado
tantas mujeres que me cuesta acordarme de todas ellas… Elegí a las prostitutas
porque creí que podría matar cuantas quisiera sin ser atrapado”.
Melodía instrumental
compuesta por el guitarrista de la banda, Tomohiro Nishimura con la intención
de hacer un conjunto de notas tétricas y fúnebres que nos llevaran a imaginar
la espantosa imagen de los cuerpos asesinados por Ridgway flotando en las
márgenes del río Green. Siguiendo la idea de Black Sabbath de meter puentes
instrumentales en sus discos, Church of Misery presenta esta mórbida marcha
llena de ecos y efectos whammy que logra sumergirnos en las tétricas aguas para
dejarnos ahogados en ellas.
Cities
on flame: Para tocar rock se requiere tener un corazón
obscuro y unos labios fríos. Trescientas guitarras nos ven llorar mientras
nuestros oídos se derriten. Y mientras nos debatimos en una guerra de
amplificadores Marshall y Fender, la ciudad se quema bajo las llamas del rock
n’ roll… Esta es una declaración de intenciones por parte de Church of Misery,
quienes no dejaría de interpretar un cover en cada uno de sus álbumes. Esta es
su versión a la rola original de los neoyorkinos Blue Öyster Cult incluída en
su disco homónimo y debut publicado en 1972, la cual fue escrita por su
productor Sandy Pearlman, el guitarrista Buck Dharma y el baterista Albert
Bouchard. A diferencia de la versión original, los japonés les suben a la
velocidad y convierten el rockcito en una rola pesada de sabor blusero donde
llevan a la realidad la idea de unas guitarras que se derriten en nuestros
oídos. El solo de guitarra de Tomohiro Nishimura se lleva los aplausos gracias
a su genialidad que supera por mucho lo que hizo Buck Dharma en el 72. La voz
de tragavidrios de Yashiaki Negishi no le envidia nada a la de gente de la
talla de Lemmy Kilmister o Tom Waits.
Master
of brutality (John Wayne Gacy): Varios jóvenes se han
perdido en la vecindad y nadie sabe de ellos. Tras varios años, 33
desapariciones se sumaban hasta que se encontró un cabo en la investigación. Un
muchacho había ido a pedir trabajo con John Wayne Gacy, aquel vecino que todos
respetaban por ser el “ciudadano ejemplar”: hombre de negocios exitosos que
tuvo un gran esfuerzo para titularse y que los fines de semana se disfrazaba de
payaso para alegrar a los niños recién ingresados al hospital de la localidad.
Tras registrar su casa se encontró una sala de tortura repleta de objetos
sexuales. Al confesar sus asesinatos, se descubrieron algunos de los motivos
que pudieron convertir al ciudadano
modelo en un depravado sexual: de niño fue abusado, su padre lo golpeaba y
dudaba de su orientación sexual, además de sufrir un golpe en la cabeza que le
provocó un coágulo en el cerebro. Un paño lleno de cloroformo para hacer perder
la conciencia de los jóvenes raptados, un terrible encierro para convertirlos
en esclavos sexuales, una larga serie de asesinatos como forma de sacar el odio
a sí mismo por su homosexualidad y un sótano lleno de cadáveres. Un largo
encierro es resistido con pinturas al óleo, pero al final del juicio se dicta
el veredicto: el payaso Pogo deberá morir por inyección letal, a lo que el
asesino responde: “Bésenme el trasero!”.
Se escuchan una vieja
nota sobre el juicio que se lleva contra John Wayne Gacy, mientras que un bajo
eléctrico en wah se deshace en nuestros oídos para dar entrada a una melodía
aletargada y densa en un intento en sentir el peso del payaso asesino y el
largo sufrimiento que sintieron sus víctimas durante las torturas sexuales que
les realizó. Los instrumentos se vuelven viscosos como si trataran de escapar
de alguna trampa pegajosa. A la mitad de la rola, el ritmo cambia a un riff
marcado con la intención de hacernos ver la otra cara de Gacy, la de Pogo
y su transformación en un asesino
confeso, retador y sin miramientos. El solo de guitarra de Nishimura es una
espiral de notas que trata de salir de la melcocha y se retuerce sobre sí mismo
hasta que nuevamente cambia la melodía para bajar a un ritmo lento como si nos
hubieran colocado un pañuelo con cloroformo y empezáramos a perder la razón.
Boston
stangler (Albert DeSalvo): Se oye un golpe en la puerta y al
ser abierta comenzaba la pesadilla. Mujeres de todas de las edades comenzaban a
aparecer muertas en sus propias casas. La ciudad de Boston estaba aterrorizada
por la serie de ataques sexuales que mantenían un mismo sello: mujeres
estranguladas con sus propias prendas y la alteración de la escena del crimen
para aparentar asalto. La búsqueda del “Estrangulador de Boston” fue tan larga
y difícil, que hasta en un momento participó en ella Peter Hurkos, un detective
psíquico. Un golpe de suerte y un esposo atento logró detener a Albert DeSalvo,
un militar con un pasado lleno de violencia familiar y una líbido desmesurada.
La publicación de su foto llevó a su reconocimiento por varias de sus víctimas,
pero su confesión se llevó a cabo bajo a un proceso de hipnosis. A pesar de que
se le dictaminó tener esquizofrenia y una “ruptura de personalidad” por no
recordar de manera consciente sus actos
criminales, fue sentenciado a cadena perpetua. Unos cuantos meses después,
DeSalvo escapó de la cárcel, pero al cabo de unos días se entregó solicitando
una mejora en la condición del hospital de la carcal donde estaba recluido. Fue
trasladado a una cárcel de máxima seguridad donde, irónicamente, fue encontrado
asesinado a puñaladas en la clínica del lugar.
Sigilosamente se
escucha un juego de bajo de Mikami mientras un locutor de radio relata sobre
los horrores cometidos por el estrangulador de Boston. De la tranquilidad que
el manto de la noche recrea, una sombra misteriosa acecha con seguridad, al
igual que las guitarras de Takenori Hoshi, las cuales se inundan en efecto wah
muy parecido a lo que hace Mikami en su bajo en rolas como “Master of
brutality” o “Megalomania”. El ritmo cambia y asesta un fuerte golpe con su
marcada melodía que nos toca a la puerta para que irremediablemente lo dejemos
entrar confiadamente. Quizá esta rola de Church of Misery se la que siga más
fielmente las enseñanzas de Black Sabbath gracias al estilo de su nuevo
guitarrista y su intención de encontrar un sonido muy cercano al doom
setentero. Hacia el final, la rola se sumerge nuevamente en las profundidades
de la noche como si buscara escapar de la escena del crimen, pero al voltear se
puede el cuerpo derrotado con una prenda colgando de su cuello.
Candy
man (Dean Corll): Varios chicos de Houton , Texas
comenzaron a desaparecer con una sola pista en común: los testigos hacían
referencia a una furgoneta blanca. Nadie sabía el paradero de los muchachos
hasta que un enfrentamiento entre dos personas puso todo al descubierto. Elmer
Wayne Henley raptaba jovencitos para entregárselos a Dean Corrl por la ridícula
cantidad de 200 dólares cada uno, quien lo hacía en una furgoneta blanca que el
propio Corrl le había regalado tras haber cometido varios secuestros en el
mismo vehículo. Una vez en casa Corrl, los jóvenes eran encerrados en un cuarto
de torturas donde eran violados y sodomizados hasta que encontraban su muerte
cuando eran estrangulados o asesinados con un disparo en la cabeza. Los cuerpos
fueron enterrados en un cobertizo de la casa de Corrl o en las cercanías de los
lagos de la ciudad. Henley terminó en una discusión con Corrl que terminó con
seis disparos en el cuerpo del torturador. Una vez detenido Henley confesó
dónde estaban los cuerpos. Al hallar las fosas clandestinas, algo sorprendió
aún más que las propias muertes: los cuerpos habían sido enrollados en
plásticos cual si fueran caramelos. Dean Corrl había trabajado por muchos años
en un negocio familiar de dulces con su madre, donde tenía la costumbre de
regalar dulces a los niños. A pesar de levantar sospechas, nadie imaginó que el
“hombre de los dulces” era un asesino en serie que para generar confianza en
los jovencitos, les regalaba caramelos para convercerlos y subirlos a su camioneta
mientras ellos buscaban un “aventón”. Tras esta historia nació la frase “no
aceptes dulces de extraños”.
Una sucesión de notas
descendentes nos dan la bienvenida y sin alternativa nos dejamos llevar por un
ritmo adictivo de fuerza y energía que sólo Church of Misery puede lograr con
su música. Escuchamos las primeras palabras de Elmer Henley cuando es detenido
por el asesinato en defensa propia contra Dean Corrl, pero donde termina confesando
cuánto cobraba por cada jovencillo que dejaba en las garras del hombre de los
caramelos. Nuevamente sentimos en las venas de esta canción correr la sangre
heredada de Black Sabbath donde los duelos entre el bajo y la guitarra mientras
la batería no cesa de golpear son innegables señas particulares y que a la vez
nos hace imaginar el duelo a muerte entre Henley y Corll. Rola pesada con sabor
ácido surgido de un pasado que se busca recuperar pero que con la adolorida voz
de Yashiaki Negishi nos regresa a un crudo presente que nos lleva a desenterrar
mortajas como si de dulces se trataran. Gracias a esta rola, Takenori Hoshi se
gana su lugar en Church of Misery.
Lucifer
rising: Esta es la llegada de la era de Horus, la nueva
época que había anunciado Aleister Crowley. Según la religión que el propio
ocultista inglés fundó alrededor de la filosofía de Thelema, un pensamiento del
siglo XVI que tiene su base en la máxima “haz tu voluntad: será la única ley” y
que sirvió de lema en el siglo XVIII para el Club del Fuego Infernal de Francis
Dashwood. Según esta ideología, la
historia de la humanidad puede ser dividida en tres eones o espacio en el
tiempo: la era de Isis (la deidad femenina), la era de Osiris (la deidad
masculina) y la era de Horus (la deidad infante). Este es el momento en que la
humanidad podría autorealizarse gracias a su fórmula mágica y el gran interés
por las cosas espirituales. Esta es la oportunidad del ángel expulsado del
paraíso de tomar venganza contra el padre creador.
Esta rola es un
“jamming” en vivo inspirado en la película “Lucifer rising” del controvertido
director alemán Kenneth Anger, la cual cuenta con la participación de Marianne
Faithfull y el hermano de Mick Jagger en la actuación. La película es un
proyecto fílmico que busca incidir al espectador a construir un sentido a las
imágenes para que él mismo genere una interpretación de lo mostrado en la
pantalla: imágenes de viejas deidades egipcias, ovnis, magia y demonios.
“Lucifer rising” es un conjunto de simbolismos que sin el conocimiento previo
de la Thelema y Crowley se vuelve muy compleja para quien la ve. Originalmente
la música de la película sería realizada por Jimmy Page, quien fue convencido
de entrar al proyecto por su gusto por el ocultismo y la figura de Crowley,
pero sus composiciones instrumentales de guitarras de 12 cuerdas y theremin no
fueron del gusto del director. Fue así que solicitó a uno de los recurrentes
actores de las películas de Anger que realizara la musicalización: Bobby
Beausoleil.
Lo macabro que sirvió de inspiración para los largos y desgarradores 17 minutos y 40 segundos
de rola de Church of Misery es la historia de Beausoleil. El actor y compositor
se encontraba en prisión en los momentos que realizó y grabó la música de la película, pues estaba cumpliendo una condena por el asesinato de Gary Hinman, un músico y traficante
de mezcalina que surtía a la “familia” de Charles Manson. Al negarse Hinman de
entregar dinero y mercancía, Manson le cortó su oreja y les dijo a sus
seguidores que hacieran lo que quieran con él. Al día siguiente aparece el cuerpo
de Hinman totalmente tasajeado mientras que en una de las paredes se podía leer la frase
“political piggy” hecha con la sangre del asesinado. Tras una búsqueda
intensiva en los días subsecuentes, encontraron a Beausoleil circulando en el
coche de Hinman y con el arma homicida dentro del vehículo.
Por si fuera poco, existen coincidencias y vínculos entre Anger, Beausoleil y Manson que podrían desarrollar la mente de cualquiera. Uno de los
motivos que se especularon sobre el asesinato de Sharon Tate (una de
las muertes más conocidas realizadas por la Familia Manson) fue que su esposo,
Roman Polanski, dirigió la película de “Rosemary’s
baby”, la cual trata de la llegada del hijo del demonio a la Tierra al igual
como había ocurrido con Jesús. El director de cine recibió muchas amenazas
debido a tratar el satanismo como un tema para el espectáculo al estilo de
Hollywood. Irónicamente, uno de los símbolos que utiliza Anger en su película
conceptual es advenimiento de Lucifer como señal de una nueva época. Sin embargo, nunca se esclareció el terrible asesinato de la actriz y bella esposa de Polanski.
Este es el album debut de Church of Misery en su versión reeditada de 2011, la cual incluye sus tres bonus track descritos. Doom en su máxima expresión, terror implícito en sus líricas y una de las mejores bandas de música pesada del Japón...