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viernes, 29 de mayo de 2015

Kamchatka y su primer álbum: el blues del siglo XXI



Al leer Kamchatka en la portada del disco a uno le viene a la mente una remota península rusa ubicada en Siberia. Observamos el arte de la tapa y nos encontramos un trío de águilas sobrevolando una zona montañosa en unos vivos colores naranjas que sobresaltan las pupilas. Le damos play al reproductor y en los primeros segundos escuchamos guitarras en wah que sirven de base melódica para un cántico adolorido y fuerte. Sin embargo, todo cambia un minuto después… un hard blues se apodera de la escena para no dejarnos ni un solo instante.

El álbum debut de este power trío sueco, publicado el 1° de enero de 2005, llegó como agua fresca a la palestra musical que tenía en el revival su piedra de toque. Europa se rendía al resurgimiento del hard rock tal y como fue concebido a finales de los años sesenta y principios de los años 70. Mas toda esa pléyade de grupos estaba dejando a un lado las verdaderas raíces de esos sonidos: el blues.


Tras la grabación de esta placa, que a falta de un título se le conoció como Vol. 1, Kamchatka se hizo de un nombre en el ambiente musical de su natal Suecia, situación que aprovecharon para tocar en todos los festivales de Escandinavia y lograr así llamar la atención de bandas y productores en Europa y en Estados Unidos.

¿Pero quién carajos son estos tipos?

Varberg es una pequeña ciudad mercantil al suroeste de Suecia. A finales de los 90, poco a poco se había forjado un pequeña escena rockera, la cual no permitía el suficiente crecimiento musical a los chicos que forman parte de ella. Es por ello que en 2001 se convocó a las bandas del lugar a un festival en tributo a Jimi Hendrix, permitiendo que bandas de otras partes de Suecia participaran, con la condición de que entre sus miembros se encontrara alguien nacido en  el “lugar más feo de Suecia” (conocido así por encontrarse en una zona rocosa sin áreas verdes, en contraste al resto del país).

Fue en dicho festival donde se encontraron unos  jóvenes que eran conocidos entre sí desde la infancia y que habían coincidido en algunas bandas locales. Decidiendo presentarse,  montaron un “palomazo” con rolas de su ídolo y terminaron haciendo una improvisación sobre el escenario. Tal fue el éxito de la presentación que era irremediable unirse como una banda formal.


Al buscar un nombre para el grupo, el trío buscó el nombre de algún lugar que lograra captar la esencia de su música, encontrando en Kamchatka el concepto ideal: un lugar extraño, mágico y de fantasía natural gracias a sus volcanes, lagos sulfurosos y verdes montañas con cascadas; en otras palabras, un lugar muy distinto al paisaje rocoso de Varberg.

La guitarra está a cargo de Thomas “Juneor” Andersson, músico que tiene en el blues blanco su influencia más fuerte. Hombre de gran pasión que deja en las cuerdas todo el sentimiento. Su voz grave contrasta con la suavidad que utiliza para cantar y su ligera mano para llevar las riendas de la banda. El equipo con el que grabo Vol. 1 está conformado por un amplificador Fender Dual Showman Reverb, un pedal de multiefectos PUE5 Tube de Ibañez, un pedal wah y dos guitarras: una clásica SG de Gibson y una Stratocaster 70 de Fender. “Juneor” es de los pocos guitarristas escandinavos de tener su propio modelo de guitarra: Beard Bender de Ibañez, la cual utiliza desde 2011 cuando fue lanzada al mercado.


El bajista del grupo es Roger Öjersson, un espigado muchacho de lacio y largo cabello que imprime su fuerza y su magia. Sin embargo, Roger es un multi-instrumentista. Su primer instrumento fue la mandolina, que tras años de ensayo, cambió por una guitarra clásica. Al acercarse al rock, fue alternando la guitarra eléctrica y el bajo, quedándose en éste desde la formación de Kamchatka. Gracias a su amplio panorama musical, Öjersson escucha todo tipo de música, teniendo en Aston “Familiy Man” Barrett, bajista de The Wailers, la mítica banda de reggae de Bob Marley, su mayor influencia. Su equipo consta de un Ibañez BTB-670, un Squire Jazz y un viejo modelo Dean que amplificó con un equipo Hartke.


Cabe mencionar que fue en 2012 cuando Roger dejó la banda para incorporarse como guitarrista a la banda de metal Tiamat. Al quedar vacante el puesto, el resto de la banda decidió incorporar a Per Wiberg, quien había trabajado con Kamchatka en el diseño de todas las portadas de sus discos a través de su empresa de diseño Hippograffix y colaborado en los teclados de los discos Vol. 3 y Bury your roots. Por si fuera poco, Wiberg había sido tecladista de bandas como Opeth, Spiritual Beggars y Candlemass; siendo así que su trabajo no quedó reducido al bajo.

La batería corre a cargo de Tobias Strandivik, el único integrante de Kamchatka que toda su juventud tocó en el circuito de bandas de su natal Varberg. Su estilo de tocar deriva directamente por su gusto por el metal, el jazz y el rock progresivo, pasando desde la música de Frank Zappa hasta King Crimson.



El concepto

Cuando pensamos en blues, nuestra mente viaja a la música negra nacida en el delta del río Mississippi o a la mezcla hecha con el rock blanco, ácido y pesado que hicieron las bandas británicas a finales de los años 60. Sin embargo, con el paso de los años, este género musical quedó relegado a obscuros bares de mala muerte de los Estados Unidos o en bandas empecinadas en rescatarlo, ya sea por vieja añoranza o por el deseo de crear nuevas cosas a partir de sus estructuras, enseñándole a nuevas generaciones un sentimiento que engendró muchas variantes musicales durante el siglo XX.

Sin embargo, el blues no es sólo música, como género nació del sentimiento y cómo forma para acompañar las penas y el lamento las comunidades afroamericanas de Estados Unidos, emoción que fue rescatada por los jóvenes del mundo a finales de los años sesenta para expresar la incomprensión de los adultos de su época a sus deseos de libertad, de conocimiento  y de amor. Y de ello nos habla el Vol. 1.


La primera placa de Kamchatka no es una colección de canciones nacidas de los jam sessions, es una declaración al mundo de que aquellos sentimientos que crearon y dieron forma al blues siguen vigentes. El ser humano se siente confundido ante una realidad que no le es de su agrado. Busca escapar de ella, pero eso le puede crear una confusión en su mente.

La incomprensión aparece en escena y no piensa dejarla fácilmente. Se buscan alternativas, pero no otorgan las respuestas deseadas. La incertidumbre es sembrada en el interior y la mente comienza a desesperarse. Poco a poco el camino se va haciendo angosto hasta que al final del camino aparecen las drogas, la soledad y el escape como única salida. Las consecuencias son graves y, quizá, no exista escapatoria.

Vol. 1 es una frenética espiral en descenso que nos lleva a momentos de locura, de melancolía, de dolor y de escape mental. En otras palabras, el blues se convierte para este disco en forma y fondo, un vehículo para hablar del propio viaje, un pretexto para tocarlo y seguir hablando de las emociones que de él emergen.


Canción por canción

Out of my way: ¿cómo debería de ser uno? ¿qué es lo correcto? ¿cuál es la mejor forma de vivir? La gente se cree muy inteligente y ante su mirada los demás son unos perdedores. Aun con esfuerzo y trabajo, la opinión no cambiará. Lo mejor será dejar a todos atrás, soltar las amarras y abrirse a los cambios que deparará el futuro… Guitarras que juegan con su ritmo cortante y efecto wah que lograr liberar la mente del cuerpo. Sin embargo, al llegar al término de cada estrofa los remates de los acordes nos dejan un dulce sabor a psicodelia pop. La parte media de la canción explota en una pequeña improvisación con un duelo entre la guitarra y el bajo en salvaje persecución entre sí. La voz “amarrada” de Thomas “Juneor” Andersson recuerda al Clapton de sus épocas en Creem

Seed: siempre hemos creído que al ver la mirada del otra persona podremos entrar en ella para saber lo que hay en su mente, para tratar de entender sus sentimientos. Al no lograrlo, una semilla de incertidumbre se siembra en nuestro interior y poco a poco crece la curiosidad. Es necesario que el otro nos de algo para saciar la duda, y quizá, para sorprendernos…Bluesecito donde se luce la suplicante voz de Roger Öjersson y el gran trabajo de estudio de ecos y reverberaciones sobre ella. El solo de guitarra muestra toda la técnica de “Juneor”, aunque es innegable la influencia de Jimi Hendrix.


No: el hombre da rienda suelta a sus preocupaciones en la soledad de cuarto: una vida llena de obligaciones, incertidumbres, frustraciones y expectativas que no se lograrán por falta sustento. El sueño no llega porque se busca la luz que nos muestre el camino para encontrar las grietas del muro y atravesarlo por ellas. Sin embargo, entre el letargo y la reflexión, la respuesta llega: se tiene que aprender a decir que no… Un riff de notas descendentes se repite insistentemente para dar paso a la voz de “Juneor” con líricas de Öjersson. Tras un tímido teclado, se deja escuchar un solo de guitarra de gran sentimiento. Mención aparte merece los remates de batería que demuestran el gran baterista que es Tobias Strandivik.

Mnemosyne waltz: fácilmente la mente se puede perder en el tiempo. ¿Qué fue pasado y que ocurre en estos momentos? Todo entra en duda hasta el grado de no saber qué es lo real. Mnemosine, la personificación de la memoria y madre de las musas, nos da las armas para luchar contra esta situación; pero el hombre, desconfiado y desesperado como siempre, opta por el camino errado… Blues de ritmo lento e instrumentos en sonido saturado que al acercarse al final se transforma en una cascada de notas descendentes que rematan en un sincronizado riff de la guitarra y el bajo digno de admirar. Rola nacida directamente de las jam session que dieron origen a la banda.


Mixed emotions: los pensamientos giran y giran sin permitir pensar claramente. A veces, uno desería no haber nacido. Hablamos con los demás para encontrar respuestas y salidas, pero nada logra orientarnos hacia la salida. Emociones encontradas que dejan la mente en confusión… Hard blues de acordes sueltos y melancólicos que nos remiten a Jimi Hendrix. El solo de guitarra es una larga cadena de bendings en tono agudo que hace sentir todo el poder de la Fender Stratocaster. Un bajo atasado de fuzz y un acompasado ritmo de batería terminan formando este verdadero power-trio.

Wrong end…: todo cambia. La consciencia nos quema por dentro y aun así nunca aprendemos las lecciones en su momento. Nos encontramos rodeados de muchas personas, y en lugar de encontrar consuelo y entendimiento con los demás, todo termina en un sinsentido, en falta de comunicación, en una colectividad solitaria. Todos opinamos al respecto, pero seguimos sin actuar… Melodía de guitarra wah insistente sobre redobles de batería que encuentran sosiego en cada coro. Trasmitiendo la sensibilidad del blues blanco, la improvisación de la parte media de la cacnción termina en un clásico duelo de riffs entre la guitarra y el bajo.


Eggshell: el mundo real se termina: lluvia radiactiva, químicos, microndas y un espacio disminuido. La corteza es tan delgada como un cascarón y fácilmente se puede romper. Estamos en la época de reflexión y de sensibilización. Este es el momento de drenar y no repetir las cosas… Rolita de acordes en seminotas de blues y juegos vocales que hacen recuerdar a Eric Clapton y Jack Bruce de Cream. El coro se escapa del tufo sesentero al encontrarse con un enganche sencillo de línea melódica ascendente que realmente atrapa. El teclado crea una atmósfera relajada que termina siendo rota por una frenética coda de plegaria desesperada y solos de guitarra acelerados e insistentes.

I love everybody: Cover al grandísmo bluesero albino Johnny Winter a una rola contenida en su Second Winter de 1969. Respetando el mágico sonido del slide sobre el brazo de la guitarra eléctrica, “Juneor” tributa a una de sus mayores influencias. La única diferencia de la versión de Kamchatka con la original es el aumento de ritmo transformando el blues hacia un poderoso southern rock que termina siendo muy cercano al sonido de Winter en sus discos posteriores.

Auto Mowdown - Spacegirl blues: Par de covers a la banda norteamericana de new wave Devo, ambas canciones originales de los demos de la banda hechos en 1974 y que fueron publicados hasta 1990 en el disco recopilatorio Hardcore Devo: Volume one. En este caso, Kamchatcka transforma el art punk de las versiones originales en hard blues que domina la banda. Auto mowdown es cantada por Roger, intentando respetar la melodía original. En cambio, Spacegirl blues, cantada por “Juneor” se convierte en un blues puro de solo de guitarra que nos vuelve a demostrar el poder del grupo con su jam session obligatoria.


Sing along song: ante una realidad que disgusta, uno se puede acercar al doctor y pedir una prescripción especial: píldoras. Comienza el escape y termina uno cantando en su soledad. Un frasco tras otro y las cosas no parecen mejorar del todo… Rock de riff acelerado que asemeja a alguien que cae por una escalera, donde se puede sentir escalón por escalón. La canción se transforma en un viaje ácido que mezcla psicodelia y blues a través de una guitarra llena de flanger, la cual logra hacernos despegar y escapar de la realidad.

Incognito: el viaje psicodélico no ha terminado. Colores e imágenes siguen danzando en nuestra mente a través de una travesía luminosa. Un escape de la realidad que logra ocultar la identidad de quien lo realiza… Divertimiento melódico con tarareo al más puro estilo del medio oriente que rompe en un rock de energía contenida.


Daddy says: tras el viaje ácido, seguramente uno no se ve bien. La infección intravenosa fue severa. Se busca ayuda, una cura, pero quizá demasiado tarde. El monstruo es está adentro y dice que esta es la forma de hacerlo… Un blues de suave sabor funky que permite lucir las capacidades de “Juneor” Andersson en la guitarra. La voz de Öjersson desquebraja el ritmillo para crear un hard blues de sabor desesperado. Casi al final se puede escuchar una curiosa guitarra metálica y slide que deja un sabor pantanoso y el deseo de que hubiese estado en el resto de la rola.

Squirm: Melodía instrumental que busca hacer un digno final para el escape mental. La marca de la casa: un jamming que haga entender que el individuo no regresará a la realidad, que el individuo se perderá en un viaje retorcido. En la parte media de la rola, ésta se transforma en un rápido jazz que dejaría entrever que Kamchatka no sólo es blues y que, quizá, en discos posteriores, el camino sería mucho más amplio.

Como detalle curioso, este Vol. 1 tiene una pista escondida al termino de la última canción registrada en la tapa del disco. Esta rolita es un track de guitarras acústicas creada por “Juneor” y Roger en una de las noches de la grabación del disco, que durante un descanso agarraron los instrumentos y se fueron a una cochera tras el estudio para distraerse. Tal fue la intensidad del momento, que decidieron grabarlo y mantener el sonido que generaba el lugar.



Por cortesía de getmetal.org, les compartimos el link para descargar el disco:  http://getmetal.org/stoner/53621-kamchatka-kamchatka-2005.html

Aquí está el primer disco de Kamchatka, poco menos de 60 minutos de blues sincero que ha sido contextualizado para el momento que vivimos ahora.


miércoles, 27 de mayo de 2015

Hjortene y su "180,000 km/t": velocidad pura para cruzar el desierto


Dentro de la pequeña escena stoner que existe en Dinamarca, hay una banda que tiene todo para sobresalir y convertirse en su estandarte: Hjortene. De la mano con la publicación de su primer disco en abril de 2014, esta banda ha estado rodando en toda Escandinavia para buscar un espacio en el tan competido ambiente hard rock que existe en ese lugar de Europa.


Esta placa de presentación es un perfecto combo de rock desértico cantado en danés y que en momentos recuerda el sonido de Fu  Manchu mezclado con el hard rock revival de bandas nórdicas como Graveyard y Horisont. Sin embargo, con la intención de alcanzar una penetración en otros mercados, Hjortene presenta algunas canciones en inglés y la colaboración de gente como Lorenzo Woodrose (guitarrista y vocal de Baby Woodrose), President Fetch (la mejor banda de punk en Dinamarca) y Valient Himself (vocalista de Valient Thorr, banda de heavy metal y southern rock de Estados Unidos).


Y es precisamente de la participación de Valient Himself  con Hjortene lo que presentamos el día de hoy, una poderosa rola que abre la opera prima de la banda y que nos deja claro quienes son estos muchachos. Un tímido conteo en español es interrumpido para comenzarlo nuevamente, pero ahora en inglés y con voz potente. Un golpe de los instrumentos nos sacude y sabemos que estamos ante algo que vale la pena. Un riff de guitarra ahogada en fuzz y feedback nos agita y nos deja desnudos sobre la carretera. La velocidad se hace dueña de todo y sólo queda dejarnos ir con ella.


De hecho, las líricas de esta rola nos dice qué es Hjortene: una poderosa banda stoner de explosivas presentaciones en vivo. Rock para agitar la cabeza en una fiesta que dure toda la noche, un viaje sin regreso que sobrepase todas las expectativas, un grito a cientos de millas por hora.


Palle Hjort en la guitarra y vocales, Claus Doomhammer en el bajo y Kim of Death en la batería. Stoner desembarcado desde Copenhagen, energía que muchas bandas desearían tener...



lunes, 25 de mayo de 2015

En versión lunática: "Goin' out west" de Tom Waits


En 1992, Tom Waits publicó su fabuloso Bone machine, placa excéntrica que conjugó misteriosas percusiones, graves y rasposas voces llenas de ecos naturales y mágicos juegos de guitarras y bajos interpretados por grandes personalidades como David Hidalgo (Los Lobos), Les Claypool (Primus) y Keith Richards (The Rolling Stones). Uno de los sencillos de dicho disco se encuentra Goin' out west, rola de sonidos obscuros donde la característica voz de Waits se luce con su fuerza, la guitarra de Joe Gore recrea pasajes de áridos delays, un impresionante cuerpo de percusiones que retumban por todos lados y que son obra del propio Waits y un contrabajo que otorga un gran soporte a la melodía hecho por las manos de Larry Taylor (miembro de Canned Heat en los 70, miembro de la banda de John Mayal en los 70, músico de Waits desde los 80 y hermano de Mel Taylor, baterista de The Ventures). La canción se hizo más conocida gracias a su aparición en el soundtrack de la película Fight club (El club de la pelea, 1999), cinta de David Fincher y protagonizada por Edward Norton, Brad Pitt y Helena Bonham Carter.


Con líricas que versan sobre el chico malo del pueblo, Tom Waits detalla las características que debe tener el hombre para ser visto como un maldito: cicatrices reales, un viejo auto clásico, un rostro duro y con el diablo en una correa. El video de esta rola fue hecho bajo la estética de la portada del disco, la cual fue realizada por Jesse Dylan, hijo del gran Bob Dylan: Tom Waits ataviado con gafas protectoras al estilo aviador, cazadora de cuero y una gorra con cuernos. En las imágenes aparece Tom Waits a blanco negro tocando una guitarra eléctrica de juguete, lo que le otorga un sabor irónico en contraste a la letra de la rola.


Para su disco Era Vulgaris (2007), Queens of the Stone Age grabó durante más de 10 meses una gran cantidad de canciones, siendo publicadas sólo 11. Al tener tanto material enlatado, Josh Homme, líder de QOTSA decidió acompañar el lanzamiento de los singles del disco con varios "lados b". Así es como se publica Goin' out west como parte del sencillo Sick, sick, sick, además de ser incluída en el compilado de rarezas de la banda de 2007, el The definitive collection of B-sides & rarities.


La versión que hace Queens a la rola de Tom Waits es una copia exacta de la original, donde la diferencia radica en el cambio de las percusiones por la poderosa batería interpretada por Joey Castillo; además de incluir un juego de efectos en las guitarras del propio Homme y Troy Van Leeuwen las cuales le dan a la rola un toque mucho más roquero.


De entre otras versiones a las que se le han hecho a Goin' out west, podemos destacar a la que hicieron el dúo australiano Jackson Firebird para su Cock rockin' de 2014, banda de rock n' roll y blues de sabor sureño formado por Dale Hudak en las percusiones y Brendan Harvey en la guitarra y voz. 

El video de Jackson Firebird está grabado a dos tomas: en una se encuentra Harvey y en otra Hudak, ambos dentro de una casa ambientada con muebles de los años 60. Harvey toca una Gibson Les Paul conectada a un pequeño amplificador Vox que hace llorar a través de un slide de vidrio, además de tres megáfonos donde se filtra su voz. Hudak no toca la batería en esta canción, tributando las percusiones de la canción original, se arma de cajas, mesas de plástico, tapas de hieleras y botes metálicos para basura repartidos en diferentes lugares de la casa para acompañar el salvaje ritmo de la guitarra. Gran versión que le da un giro de 180 grados a la versión de Tom Waits para convertirla en un rápido blues de excelentes riffs de guitarra.



viernes, 22 de mayo de 2015

“Blood lust” de Uncle Acid & the Deadbeats: entre la psicodelia maldita y el doom ácido


La ilustración de un rostro desencajado bajo una estética psicodélica y manchones que semejan sangre embarrada, sirven de portada para un peculiar disco. Un fantasma, un alma en pena, un muerto viviente. Esta no es la portada de alguna banda desconocida de los 60 y olvidada por el tiempo. Estamos frente la segunda placa de un grupo que logró guardar su identidad bajo un manto de misticismo, obscuridad y densidad, pero que su propia calidad los arrojó a las luces de los escenarios; al grado de ser abridores de los conciertos de Black Sabbath: éste es el Blood lust de Uncle Acid & the Deathbeats.

Recomendados por Leif Edling (bajista de la banda sueca de doom metal Candlemass), llegaron a la disquera Rise Above Records, empresa de Lee Dorrian (vocalista de Cathedral), donde consiguieron un contrato para grabar su segundo disco tras el reconocimiento alcanzado con Vol. 1 en el underground europeo. De esta manera, en 2011 publican sólo 100 copias de esta joya sonora, mismas que fueron numeradas a mano. Tal fue el éxito que, obviamente, se ha reeditado en varias ocasiones y en varios formatos.

Con las recomendaciones arriba mencionadas, esta banda no podía defraudar: un power trío nacido en Cambridge, Inglaterra que bebe directamente del rock más denso de principio de los años setentas, una psicodelia dura bajo un sabor terrorífico que busca sacudir totalmente al oyente. Por si no quedara claro, la propia Rise Above Records nos explica el sonido de la banda: una mezcla entre la original banda de Alice Cooper, el primer sonido de Black Sabbath y la agresividad sonora de The Stooges.

¿Pero quién carajos son estos tipos?

El misterio y el anonimato fue el manto que cubrió a los integrantes de Uncle Acid & the Deadbeats hasta que Blood lust se convirtió en un suceso en el mundo del doom y el hard rock. Con la poca información que se obtenía de los discos editados, pudimos saber que tres personas estaban involucradas en este proyecto, tres pseudónimos que nos daban una pequeña luz sobre la banda: Uncle Acid, Kat y Red.

Tras el éxito del disco y el deseo de los organizadores de eventos por contratar al grupo para interpretar en vivo las canciones, Uncle Acid salió del anonimato para contestar entrevistas y explicar quiénes o qué era Uncle Acid & Deadbeats. El productor de los discos, K.R. Starrs, era en realidad Uncle Acid: el vocalista, el guitarrista, el tecladista, el autor de las canciones…en pocas palabras, la cabeza del proyecto.

Tomando como base los riffs de guitarras al estilo Tony Iommi, Uncle Acid crearía atmósferas tétricas y contagiosas a la vez, a las cuales les sumaría otros instrumentos para crear un muro de sonido demasiado denso, infranqueable, pesado. Recordando el estilo de Phil Spector, K.R. Starrs utilizó amplificadores viejos para los instrumentos y equipos lo-fi para la grabación, superponiendo pistas sobre otras hasta crear el avasallante sonido de la banda. Por si fuera poco, el estudio de grabación está colocado dentro de una casa abandonada en los bosques ingleses conocida como The Barn, provocando una sensación más misteriosa a las sesiones.


K.R. Starrs había ideado el nombre de la banda a partir de la historia que alguna vez contó Rusty Day, vocalista de Cactus, aquella banda de hard rock de los 70, quien intentó realizar un proyecto alterno con el nombre de Uncle Acid and the Permanent Damage Band y que jamás fructificó en algo formal. La acidez delimitada con el nombre del grupo sirvió para explicar el sonido que se buscaba con este proyecto: el viaje psicodélico más fuerte posible de la mano de instrumentaciones de los primeros momentos doom. Es por eso que los músicos que acompañan al productor inglés tomarían el nombre de The Deadbeats.

Las voces son otro elemento primordial del sonido del grupo: juegos corales de tono agudo, rasposo, decaído y doloso que encuentran influencia en gente como John Lennon, Robert Plant, Neil Young y Ozzy Osbourne. Brujas en penosos lamentos que dejan caer sus maldiciones sobre los inquisidores… Para Blood lust, Uncle Acid grabó todas las vocales y las mezcló en doble track para lograr el efecto tenebroso que él deseaba; aunque en entrevistas posteriores ha aceptado sus limitaciones como cantante.

Sin ser descubiertos hasta el momento las personalidades detrás de Kat y Red, Uncle Acid sólo nos ha dejado saber que fueron músicos de sesión que ayudaron con sus capacidades interpretativas para alcanzar la atmósfera obscura que traía en mente el productor; pero que no tenían las cualidades ni los deseos para llevar el disco a los escenarios, por lo que al término de las grabaciones de Blood lust, fueron contratados Yotam Rubinger (segunda guitarra y voces), Dean Miller (bajo) y Itamar Rubinger (batería), convirtiéndose en la imagen de los Deadbeats.


El concepto

Comienzan los primeros segundos del Blood lust y un tétrico teclado da fondo a una televisión que cambia de canales, pero en ellos sólo se pueden escuchar una sola cosa: diálogos de antiguas películas de terror y suspenso.

 Tras un largo tiempo viendo películas de horror y serie b de los años 70, K. R. Starrs decidió crear un disco que se convirtiera en un recorrido por esas cintas, un guión que imaginara escenas y diálogos. Con esta idea, se refugió en The Barn, un estudio de grabación instalado en una granja abandonada en la neblina de los bosques ingleses, con la intención que el ambiente ayudara en el proceso de composición.

De esta manera, las liricas de Blood lust  describen misas negras, ritos satánicos, brujería, asesinatos y actos de tortura a través de un un hilo conductor: la sed por la sangre. Pequeñas historias de horror y obscuridad que tienen en el culto satánico su mayor inspiración. El sacrificio de una joven vírgen desata la imaginación de Uncle Acid hacia imágenes saturadas de hechicería, sangre y dolor.

Para lograr este objetivo, la banda hace de la música su mayor aliado. Al construir un muro sonoro cimentado en doom de principios de los 70 (Black Sabbath, Pentagram), la psicodelia más ácida de finales de los 60 (Iron Butterfly) y la fuerza bruta y de baja fidelidad de las bandas proto-punk (The Stooges). ES por ello que ell sonido del Blood lust conjuga los 5 discos favoritos de Uncle Acid: el hard rock y la obscuridad del Black Sabbath de Black Sabbath (1970); los primeros juegos del pop con la psicodelia y los juegos vocales del Revolver de The Beatles (1966); las voces y la melancolía de las irónicas letras del Tonight’s the night de Neil Young (1975), el denso stoner del Dopesmoker de Sleep (2003) y la psicodelia total de juegos líricos contenidos en el Are you experience? de The Jimi Hendrix Experience (1967).


Canción por canción

I’ll cut you down: aquí está el hombre lleno de maldad, sin esperanzas y sin ilusiones. El engaño es su arma principal, ha cambiado lo dicho por los textos santos para su beneficio. Drogas, riquezas, poder: todo lo puede ofrecer. Sólo se necesita hacer un sacrificio, se requiere la sangre de una joven mujer. Ella no lo sabrá, no está en sí misma, no del todo… Los primeros segundos de esta canción es un tributo directo a Grand Funk Railroad: los oscuros diálogos tomados de una televisión de cambia de canal recuerdan el inicio de Paranoid y el primer riff es un juego de acordes descendentes muy al estilo de Into the sun, Sin embargo, cuando comienza propiamente la melodía, la rola explota con todos los instrumentos en un salvaje ritmo digno de un aquelarre: brujas bailando ante el fuego dedicado al macho cabrío, hombres encapuchados alrededor de la bella joven que será sacrificada. El video promocional muestra un baile sobre una pista hacia finales de los 60 dentro de atascado juego de filtros psicodélicos.


Death’s door: la mano del maldito se ha levantado para torturar, para subyugar, para sacrificar. Tras un sádico rito, queda el cuerpo de la mujer ofrecida moribundo frente a la puerta de la muerte. Ahora se postra sobre él la fuerza para dominar ciudades y atormentar a toda la gente que habita en esa tierra, sin importar clases ni razas. El deseo de sangre nunca terminará… Un riff de guitarra al estilo de las figuras melódicas de Black Sabbath marca el inicio de la rola, a la cual se suman otra guitarra repitiendo lo de la primera pero en un tono agudo. El bajo sólo da unos toques y los platillos de la batería marcan el acompasado ritmo. Tras la introducción, el cambio melódico nos lleva como una negra procesión hacia un aletargado camino de pesadez y dolor. El solo de guitarra rompe con el monótono sonido de marcha fúnebre en un juego psicodélico de notas que se escapan entre las manos.

Over and over again: La bruja se encuentra ardiendo sobre la pira funeraria que se ha colocado al centro del pueblo. Todos la escuchan gritar una y otra vez, pero las desgracias no terminarán cuando su cuerpo se consuma. A través de sus ojos se observan cielos obscurecidos, una maldición ha lanzado sobre todos para vengar su dolor, y ahora lo único que se escucharán son los gemidos de la gente una y otra vez… El ritmo sube en esta tercer canción del disco gracias a un riff de guitarra en doble track que gira sobre sí mismo una y otra vez, tal como sugiere el título de la canción. Un solo de guitarra quiebra el repetitivo ritmo, figuras que recuerdan las guitarras siamesas de Tony Iommi, pero que quedan atrapadas en el muro de sonido que crea el grupo con el resto de los instrumentos tocando al unísono.

Curse in the trees: el antiquísimo miedo al bosque del hombre. En su atemorizante obscuridad, un acto de tortura ocurre. Entre los árboles se  puede ver el cuerpo carbonizado de la bruja quemada que ha logrado su revancha a través de quien osó pernoctar en el bosque maldito. No hay arrepentimiento ante el dolor, el sufrimiento y los gritos de horror, sólo hay muerte y venganza…. El recuerdo a Black Sabbath y su rola homónima es inegable: ritmo lento de notas arrastradas que dejan atrapado al oyente en una lúgubre melodía. Tras la lenta introducción el ritmo se acelera hacia un rock pesado que aplasta con su paso fuerte. El segundo solo de guitarra, cerca del final de canción, nos regala una cascada de notas  cortadas tal como si se lo hiciera un cuchillo.

I’m here to kill you: el asesino solitario hace su declaración antes de cometer su crímen: “estoy aquí para matarte”. Las estrellas le han dicho qué hacer y él hasta ha visto el futuro: debe cumplir el destino trazado. Estas son las semillas de lo sembrado: la sed de sangre, la maldad, las ideas. Sirven de justificación y no hay marcha atrás… Ritmos agitados, cortantes para una extraña melodía enferma que recrean la atmósfera de una persecución a muerte. El solo de guitarra flota sobre la estructura sonora, pero su explosión termina en acordes muy al estilo de los primeros discos de Iron Maiden. La mención honorífica se la lleva la interpretación de la batería, que con juegos de redobles y contratiempos de platillos ride logran crear el ritmo necesario.


13 candles: ha comenzado el ritual del pecado. 13 velas negras de rojo y ardiente brillo iluminan la obscura noche. Magia negra, demonios invocados, sombras reptantes, el macho cabrío, un sacrificio y la muerte en un mismo lugar. Una misa negra ha sido realizada… Los ritmos regresan al sombrío sonido heredado del Black Sabbath de sus primeros discos, pero alcanza un despegue al encontrar las armonías vocales un juego de contrapeso. De un solo golpe, la melodía nos lleva a una macabra danza de muerte y pecado. Hacia el final de la guitarra se escuchan dos solos de guitarra haciendo un duelo entre sí con figuras en tonos armónicos que terminan juntándose para la misma figura, recordando el estilo sonoro de Thin Lizzy o Iron Maiden.

Ritual knife: el sacrificio de una mujer joven y virgen para ser ofrecido a una obscura deidad es el referente inmediato cuando nos referimos a un rito satánico, de magia negra o brujería. El símbolo de pureza es entregado al espíritu maligno para entregarle su energía, su fuerza y su inocencia. Resistencia, sangre y dolor son los símbolos del ritual que encuentra su cenit en la entrada del cuchillo en el cuerpo ofrendado. Pero todo puede ser una metáfora, porque en esta ocasión no habrá muerte, sólo habrá sexo, violación, la pérdida de la virginidad; la historia puede ser otra… Los instrumentos entonan una marcha tétrica de tambores rituales que quiebran en un ritmo pop de la frase final de cada estrofa. El solo de guitarra logra hacernos volar hacia un viaje muy ácido hasta la perdición, y si no, escuchen las notas como se caen idénticas a pedazos de cristal sobre el piso. El video de la canción está hecho precisamente con extractos de la serie de películas que vió K. R. Starrs al componer el disco.


Withered hand of evil: luego de rituales a su honor, de misas negras que invocaron su nombre y de sacrificios hechos en búsqueda de su poder y su gloria, el demonio se hace presente. Es un ángel que hierve por dentro, una bestia sin jaula cegada por la ira. El mundo será atormentado y aplastado por el maldito. Aquí está y te tiende su marchita mano… El juego de guitarras distorsionadas sobre el efecto de cuerdas logrado por el mellotrón crea una misteriosa sensación de temor al iniciar la rola. Poco a poco la melodía se queda en un sabor doom de pesadez, de guitarras densas y percusiones que asemejan pies que se arrastran sobre el suelo. Sin embargo, al final la melodía se convierte en un melancólico vals que envuelve al escucha lentamente en un baile tomado de la mano con el propio demonio.

Down to the fire: el bosque se deja escuchar en su tranquilidad. Ahí está la joven de ojos hundidos y rostro gris, de larga capa negra que le cubre su cabello. Su helada mirada se ha fijado sobre el aventurero y ha quedado atrapado en su embrujo. Ha buscado solución a su problema en Dios, y él le ha mandado al sacerdote quien sólo le ha dicho la verdad: esa bella joven practica hechicería y ha quedado bajo su fuego… Track acústico de regalo en la reedición de la placa en versión CD, el cual nos deja un agradable sabor a medievo, a gitano y a folk cercano al Battle of evermore de Led Zeppelin. Hermosa magia que embruja al oyente  irremediablemente.



Aquí está el segundo disco de Uncle Acid & the Deadbeats: Blood lust. 45 minutos de satánica psicodelia contenida en una joya que tiene todo para convertirse en un clásico.



miércoles, 20 de mayo de 2015

Killer Moon: psicodelia pesada para liberar la mente


Dentro de la escena heavy psych en los Estados Unidos, surge un trío de origen latino radicado en Chicago, Illinoins que ha ido logrando colocar su nombre a base de energéticas presentaciones y viajes musicales como abridores de gente como Buffalo Killers o The Sword. Con una influencia innegable de Jimi Hendrix, Pink Floyd, Can, King Crimson, Black Sabbath y hasta en bandas más actuales como Comets on fire, Killer Moon es referencia para la nueva ola psicodélica que ha inundado la escena musical alternativa.

Su concepto a sido definido como una "viajada fusión de atmósferas y pesados riffs que buscan expandir la conciencia a través de la experiencia". Al escuchar su Tunnel vission publicado en Junio de 2013, Killer Moon nos sumerge en un jam psicodélico que busca refugio en el rock clásico, pero que su vez logra insertarse en el actual movimiento alternativo de rock saturado, stoner y de explosión sónica. 


El trío está formado por las sorprendentes melodías de Jesse Garza en las armonías vocales y en la guitarra Gibson Les Paul, la belleza melancólica de Amaris Avilés en el bajo y la fuerza apasionada de Anthony Macías en la batería. Un combo que logra liberar la mente del cuerpo en un ácido viaje de sonidos  y campos perceptivos distorsionados.


Set you free es la carta de presentación de su segundo disco, una densa ensoñación sónica empapada en una lluvia ácida. Una guitarra llena de wah, delay, chorus y efectos sonoros que nos introducen a un túnel, un pasadizo, una puerta hacia otro nivel de percepción. Un conjunto de percusiones con sabor oriental se unen al místico panorama que es coronado por un denso bajo ahogado en fuzz y que logra introducirnos en la atmósfera gracias a su expulsión por medio de un enorme amplificador Ampeg. 


Una tétrica voz surge desde la profundidad de la marea sónica para implorar una sola cosa: la liberación hacia un océano de ensoñaciones. Se tiende la mano y la invitación está hecha: si el mundo está llegando ha su fin, ahora debemos encontrar en la mirada del cielo todos las formas de amor posible, y por qué no, hasta el eterno. 

Compartimos el video promocional de esta rola. el cual fue grabado en una sesión en vivo realizada en la sala de conciertos Double Door de la ciudad de Chicago; en un juego de caleidoscópicas imágenes y atmósferas de colores. Más de siete minutos de escape cósmico, mágicos sonidos y liberación.




lunes, 18 de mayo de 2015

En versión lunática: "Born to be wild"


Los Natas son toda una institución de rock stoner hecho en Argentina, país con un fuerte arraigo a dicho movimiento sonoro. Formados desde 1994, poco a poco han forjado su estilo hasta convertirse en los mayores exponentes del rock desértico y la psicodelia pesada en América Latina, teniendo un reconocimiento en cualquier parte del globo terráqueo.

Gracias a su proyección internacional, la compañía norteamericana Small Stone Records, radicada en Detroit, Michigan los llamó en 2006 para que formaran parte de las bandas stoner que grabarían la segunda parte de una serie de tributos a bandas rockeras llamados Sucking the 70's, con el título Back in the saddle again; donde participarían bandas como Sasquatch, Puny Human, Clutch, Colour Haze, Orange Goblin, Mos Generator, entre otros.


Los Natas versionaron la conocidísima Born to be wild de Steppenwolf, rola original del primer grupo de la banda y publicada en 1968. Dicha canción fue escrita por Mars Bonfire, hermano del baterista de la banda. Esta canción de lírica psicodélica siempre ha sido relacionada con el concepto de vida y libertad de los grupos de motociclistas muy comunes en los 60: motores, velocidad, carreteras y aventuras. 

El sonido que imprimió Steppenwolf a la canción se convertiría en un punto de inicio para el rock pesado de influencia psicodélica, que con contratiempos de guitarra rasposa y órgano alucinante dictaría el rock para los años venideros. La leyenda cuenta de la segunda frase de su segunda estrofa dió origen al nombre de un género naciente en esos momentos: el heavy metal. Derivado de la fértil imaginación de William Burroughs, Born to be wild reza unas palabras que se convertirían en un salmo para las siguientes generaciones: "heavy metal thunder".


Para su versión, Los Natas llenan de fuzz y distorsiones las bocinas para crear la conocida mística stoner. La fuerza es mucho mayor que en la versión original, aunque la melodía se mantiene intacta. El solo de teclado es eliminado y sólo queda la fuerza de los instrumentos en su salvaje ritmo que es sostenido durante los cuatro minutos y cuarenta y siete segundos de interpretación. 



Incluida posteriormente en la doble recopilación titulada El universo perdido de Los Natas de 2007, Born to be wild se ha convertido en manos de los argentinos en un nuevo clásico y elemento de referencia para el stoner hecho en Argentina.



"Si vivís para ser libre,
si naciste para ser libre
llegarás muy alto
para no bajar...
Libre y salvaje"


miércoles, 13 de mayo de 2015

"The great white dope", lo nuevo de Sun & Sail Club


El día de ayer, 12 de mayo, salió a la venta el nuevo disco del supergrupo de stoner Sun & Sail Club, titulado The great white dope. El guitarrista de Fu Manchu, Bob Balch se juntó con Scott Thomas Reeder, quien ha sido bajista de Kyuss, The Obsessed y Fireball Ministry para hacer una banda que sumara el sonido de los proyectos en los que han participado.

Un poco en broma, un poco en serio, Bob Balch llamó a su compañero en  Fu Manchu, el baterista Scott Reeder para que se uniera al grupo. Aprovechando que el baterista y el bajista tienen el mismo nombre, Balch jugó con la confusión sobre Scott Reeder: dos personas distintas en el ambiente stoner de California formando parte de una misma banda.

Luego de grabar Mannequin con la voz de Balch a través de su guitarra conectada a un vocoder, decidieron reclutar a un viejo conocido de la escena punk y hardcore californiana: Tony Cadena, cantante de Adolescents, además de grabar disco en conjunto con Black Flag.


Esta es una placa llena de velocidad, sucios riffs de guitarra acompañados de un bajo atascado de fuzz, además de líricas llenas de alusiones a drogas y elementos cósmicos. Stoner de alto octanaje y voz directa que acusa la herencia directa de Scott Hill y Fu Manchu. 


Aquí está el primer sencillo, Desdren Fireball Freakout Flight, el cual llega acompañado de un video promocional donde se observa a Scott Reeder tocando la batería sobre la pista base de la rola. Escuchen y escriban qué opinión les merece...

Les dejo el link para descargar el disco, el cual corre a cuenta de getmetal.org:  http://getmetal.org/stoner/82636-sun-sail-club-the-great-white-dope-2015.html




lunes, 11 de mayo de 2015

All Them Witches: vendiendo el alma en el cruce de caminos del blues eléctrico



Una portada llama la atención sobre las propuestas musicales de los últimos días del 2012. Una imagen inspirada en la vieja iconografía del art nouveau nos muestra a una mujer con una antigua túnica sobre su cuerpo colocando un foco sobre una especie de socket. Sin embargo, este dibujo nos trae a la mente la historia bíblica de Eva al tomar el fruto del árbol de conocimiento del bien y del mal. Una serpiente lleva la mano de la mujer a conectar a una toma de corriente aquel ícono de la era de la electricidad. La iluminación artificial se convirtió en el parteaguas para que alcanzáramos esta edad moderna, y para la música no le fue ajena.

Comienzan los primeros segundos del disco y unos sorprendentes coros a capella llenan el espectro auditivo, los cuales recuerdan aquellos místicos cánticos negros del sur de los Estados Unidos o aquel sabor campirano de extremo fervor religioso norteamericano. Una vez sacudidos, una guitarra stoner crea un hipnótico riff que choca directamente contra un muro sonoro de sabor árido al estilo Palm Desert mezclado con un ambiente lúgubre y denso al estilo de los pantanos del Bayou.



Y eso es All The Witches, una contradicción sonora que explora diferentes caminos hasta construir un combo auditivo muy compacto, muy fuerte y de gran calidad. Ellos se encontraron en Nashville, Tennessee y se nota en su mezcla de blues negro, stoner de gusto desértico, rock sureño de sabor fuerte, además de ambientes nacidos de la densidad ácida de la psicodelia y hard rock de finales de los 60. A este collage lo han nombrado Psychedelta Rock. Pero eso no es todo, ya que todavía podemos encontrar un sabor a noise y shoegaze gracias a los efectos de las guitarras como flanger, chorus o reverb. En otras palabras, y como ellos mismos se califican, “unas adorables bestias que tocan drogados riffs”.

Por si fuera poco, esta banda es el primer grupo no alemán de publicar en la disquera Elektrohasch, de la cual es dueño Stefan Kogle, vocalista y guitarrista de Colour Haze. Esto otorga un grado más de confianza en All Them Witches por lo que realizaron en el estudio.

¿Pero quién carajos son estos tipos?

All The Witches es un collage, una mística mezcla de culturas. Ellos se conformaron como grupo en Nashville, Tennessee durante el 2012, y en menos de un año publicaron su Our mother electricity. Sin embargo, no todos los integrantes de la banda son de la llamada “Ciudad de la música”:

La batería está a cargo de Robby Staebler, un chico que nació en The Shereveport, Louisiana. Músico que trabaja a partir del jam y de la improvisación donde ha plasmado su sensibilidad y su calidad como músico. Como baterista, admira la forma de tocar de John Bonham de Led Zeppelin y la música en conjunto de Pink Floyd.


La banda se formó precisamente a través de la unión de Robby con Ben McLeod, un guitarrista que tiene el gusto por los sonidos acústicos y por las pesadas distorsiones eléctricas  a la vez, además de una excelente capacidad de emplear el slide sobre el mástil de su guitarra. La semilla de All Them Witches está en sus sesiones de jamming.


A ellos se les unió un chico que vivió toda su niñez y adolescencia en Nuevo México: Michaels Parks, Jr. Él tiene un gusto variado por la música, pero tiene su mayor admiración en las bandas de blues del delta de Mississippi y en la música de ZZ Top. Además de completar los sonidos graves que se requerían en la banda con su bajo, aportó con su fértil imaginación para las líricas de la música que estaban creado y su voz para interpretarlas; que al conjuntarla con la de Ben, han dotado de una identidad propia al grupo.


Finalmente, Robby llevó a los ensayos a su amigo Allan Van Cleave para que hiciera cargo de los teclados, unos Fender Rhodes. Siendo sólo un  músico invitado, poco a poco se volvió en parte fundamental de la banda hasta ser ahora un miembro más. Su gusto musical está orientado hacia la música clásica, al contrario de lo que se pudiera pensar.


El concepto

Our mother electricity es el álbum debut de All Them Witches, una placa busca reflejar sus mezcla musical en el propio concepto de sus líricas y del arte del disco. El blues hecho en el delta del Mississippi es la base, pero logra la transformación al vender su alma en un cruce de caminos: por un lado el stoner al estilo desértico de Palm Desert, California y por el otro el hard rock y la psicodelia de finales de los 60. El sonido rural, campirano y acústico del blues negro se encuentra con el sonido urbano, citadino y eléctrico del hard rock blanco.

Nashville es su verdadero cruce de caminos: Parks es originario del desierto de New Mexico, Staebler nació en la delta bluesera de Louisiana. Tennessee es la tierra del country y límite del rock sureño, sin olvidar que el origen del rock n’ roll está en este lugar.

All Them Witches es una banda que juega con los contrastes, encontrando en la brujería un punto de referencia, además de entender que la música es algo sobrenatural. Todo los fenómenos inexplicables son atribuidos a la magia, y la música es uno de esos fenómenos. Y esta idea se refleja en las letras, mismas que versan sobre la mística y el encuentro entre el bien y el mal, sobre cosas incomprensibles, sobre amuletos y objetos que permitan atravesar otros planos de la realidad, otras dimensiones.


Estas líricas no son de extrañar para una banda que bebe directamente de tantas culturas, ideas que crecen sobre los ambientes creados sobre los viajes musicales. Voodoo de la gente negra del Delta y el chamanismo de los indios de los desiertos del Oeste enfrentados a la visión de progreso, ciencia y conocimiento del hombre blanco.

Claramente escuchamos el disco dividido en dos partes: una primera con un sonido sucio y pesado donde los instrumentos eléctricos toman el control, y una segunda sección de sonidos más pausados y acústicos. La electricidad está entre nosotros, pero no hay que olvidar que hubo un pasado de obscuridad y de magia.

Canción por canción

Heavy like a witch: Una petición que se convierte en una clemencia. El hombre que busca la sanación, el perdón, la liberación encuentra en la brujería la posibilidad de solución. Un aquelarre a la luz de las velas…Unas voces se entonan y se escuchan en un esplendor de eco y densidad, ubicándonos en un tiempo pasado de misticismo y  obscuridad. La luz se hace y un riff de guitarra blusera y heavy explota para hacer juego con una sucia batería y un bajo lleno de fuzz. Blues pesado con momentos stoner y de maravilloso sólo de órgano que hace volar la cabeza.

The urn: Lo único que tenemos seguro es la muerte y sobre ella es en lo único que podemos hacer promesas. Sol, botas y arenas son los elementos que enmarcan el paisaje donde se puede vender el alma. Las cosas terminarán y sólo quedarán cenizas dentro de una urna... Árido y pesado blues de tintes sureños y guitarra slide al estilo Johnny Winter. El final de rola rompe el ritmo con un bajo atascado de fuzz y guitarras distorsionadas para regresar al riff de la guitarra con remate ahogado en su feedback.

Bloodhounds: Una oda a la obscuridad, a la noche, al miedo por lo desconocido. Todo queda sumergido en el color de la medianoche. Nadie puede vivir en este pueblo sin luz… El inicio de la rola lo da una batería que no para y juega con su efecto de grabación lo-fi, que en su ritmo recuerda a The Black Keys. Un cortante riff de guitarra entra y el recuerdo llega directamente al sonido de Jack White. Tras energéticas y rítmicas estrofas, el puente hace bajar la rola hacia una pesada sensación de soledad. El segundo solo de guitarra simplemente es genial, sentido y explosivo.  


Guns: no existe otra palabra más que la que expresa la bala. El reto está lanzado y ahora ambos hombres están sobre la caliente arena del desierto esperando quién de los dos será el primero en acertar el disparo. La sangre se va, el cuerpo se va, el alma se va. Esto es un duelo a muerte... Una lenta figura de guitarra se arrastra como un hombre agonizando que se desangra en la arena. Melodía clavada en el heavy blues eléctrico pero que guarda un sonido sucio cercano a Black Rebel Motorcycle Club. La guitarra de McLeod realmente se escapa de sí misma gracias al sentidísimo solo, pero cerca del final, la rola se convierte en una explosión stoner que logra dar mayor dramatismo, un balazo que hace explotar lo que uno tiene guardado.

Elk blood heart: existen cosas que creemos que tienen poderes sobrenaturales, objetos mágicos que nos ayudarán a alcanzar nuestros deseos, a encontrar las respuestas a nuestras dudas, a escapar de los sufrimientos. Mientras más extraños, más exóticos y más difíciles de conseguir, mayor será su poder y su efectividad. ¿Y cuál sería el mayor motivo por el que buscaríamos un elemento mágico como este? El amor no correspondido. Con él, lograríamos todo; sería tener en las manos las llaves para abrir cualquier puerta… Esta rola fue escrita por Michael Parks Jr., el bajista de la banda. Un blues en toda la extensión de la palabra, pero que en él se siente una ligera bruma psicodélica gracias a la etérea guitarra de acompañamiento. Gracias a la voz del propio Parks y la propia melodía de la rola, es inminente el recuerdo de lo que ha hecho por The Black Keys en aquel Big come up del 2002.


Until it unwinds: El cuerpo se queda flotando en un letargo, un viaje mental hasta las profundidades del ser, un sueño total como la muerte. El alma se pierde poco a poco en un arrullo pero algo está mal: el cuerpo ya no ve, no se puede liberar, ya no puede vivir. Atrapado en una ensoñación, el ser se ha perdido… Se escuchan sirenas sobre unos tambores tribales, pero todo queda sepultado en una batería muy Bonham (When the leeve breaks, Led Zeppelin IV) y un bajo de gran distorsión y densidad profunda que tendrían muy orgulloso a Robert Levon Been de Black Rebel Motorcycle Club. Melodía obscura que poco se va desencadenando un jamming explosivo, desenfrenado y orgásmico, digno de ser la pieza central del disco. La voz pasa del arrullo a gritos de desesperación, pero en  la ensoñación hasta se escuchan voces al revés. Son de llamar la atención los juegos de slide en la guitarra en contraposición de los teclados de Van Cleave muy al estilo de Ray Manzarek de The Doors. Hacia el final los ecos de las guitarras no se dejarán de escuchar, en un vago recuerdo de los efectos sonoros logrados por Jimmy Page al pasar un arco de violín sobre su Gibson Les Paul. Quizá sea esta rola la que desarrolle más el concepto de blues eléctrico derivado por un viaje lisérgico.

Easy: existen personas que pueden sacudir nuestras vidas, que pueden cambiar lo que somos o lo que hacemos. Pero es no es lo sorprendente, sino que lo hagan con suma facilidad. Sin embargo, esta sensación no es compartida, no es mutua y se convierte en plegaria, en un ruego… Aquí comienza el descenso de la saturación sonora del disco hacia  suaves ritmos donde un ligero efecto de slide de la guitarra se lleva la canción, dejándonos un pequeño sabor a balada folk. Una ensoñación que hace olvidar todo.


Family song for the leaving: bajo la mentalidad del hombre de campo y de pueblo, la visión religiosa orienta sus acciones y su forma de vida. Gracias a esta forma de ver la vida, los problemas no son provocados por las personas, sino son elementos ajenos al hombre que llegan y se postran sobre él. ¿Qué tan alejado es el pensamiento místico y mágico del religioso y cristiano de Estados Unidos?... Balada acústica que desea recorrer el camino trazado por Going to California de Led Zeppelin y que termina con un sabor folk muy al estilo de James Jim y su My Morning Jacket. Los aplausos se los lleva la guitarra con sonido a pedal steel y los etéreos teclados del final que dotan de mayor atmósfera campirana.

Righ hand: ¿cómo se puede tener confianza en el otro, si al mirarse uno mismo al espejo se observa el engaño? Una plegaria para encontrar la fuerza en los demás para convertirse en un hombre mejor… Acompasado blues sureño de sabor a Lynyrd Skynyrd que poco a poco sube de intensidad y fuerza en los instrumentos. El círculo del disco se cierra con unos juegos vocales de estilo góspel y que tienen la misma melodía de los del inicio de la placa. Gran solo de guitarra cercano al sonido psicodélico de Hendrix y un feedback final que marca el triunfo de la electricidad sobre los sonidos acústicos.


Aquí tienen el primer disco de All Them Witches: Our mother electricity. 45 minutos y 48 segundos de blues que en su reedición le fue agregado I can´t even see myself , una rolita de guitarras slide muy al estilo de The Black Keys como bonus track.